/ martes 22 de diciembre de 2020

Es tiempo de la verdad

“La mejor manera de cumplir con la palabra empeñada es no darla jamás”, Napoleón


Todos queremos abrevar en un mundo de verdades, nos acercaría cotidianamente a la felicidad y al sosiego. Esta temporada nos invita a evaluar los propósitos que hace un año hicimos, empero más que nada, a reflexionar sobre los que no cumplimos a cabalidad o bien, los que dejamos inconclusos. La construcción del valor verdad ha transformado al ser humano a crear la ciencia y ésta ha convertirlo en amante del humanismo y de la paz. Ciertamente, grandes fracasos se han generado a quienes transitan por los senderos contra estos principios de fraternidad.

Esta época nos permite medir los niveles de bondad, de franqueza y de amor con los que actuamos durante el año, que está por terminar, pero también, los alejamientos que hicimos de ellos. Los romanos le denominaban a la celebración: “El nacimiento del sol invicto”, que se iniciaba en el solsticio de invierno y concluía el 25 de diciembre. Traducido como el festejo al sol invencible, con la participación de los humanos, en el camino de la verdad, del amor y del respeto irrestricto a sus semejantes y a sus leyes.

Los mejores regalos que podemos entregar al prójimo (próximo) son los esfuerzos que hicimos para salir adelante, no obstante los obstáculos endógenos y exógenos (pandemia) que nos agobiaron durante el año. La verdad no permite las falacias ni las negligencias, al contrario, pondera la tolerancia y la solidaridad en la comunidad humana, por sobre todas las cosas. Los niños, reciben el mayor regalo cuando se les enseña a decir siempre la verdad, este era un principio en las culturas prehispánicas, en los indios (de la india), los persas, los chinos, los birmanos, los romanos y los pueblos bárbaros de origen germánico y sajón.

Los grandes mentirosos han sido los grupos, sectas y políticos, que quieren derechos que no corresponden a obligaciones. Sin escudriñar mucho, los imperios invasores recurrían al más señalado enemigo de la verdad -la mentira- para justificar su acción de dominio. Los españoles, los portugueses, los ingleses, los holandeses, los alemanes y los japoneses. Mentían por sistema. Los mexicanos nos forjamos como nación bajo un aplastante sistema de mentiras hispanas.

En estas celebraciones, pongamos en primer lugar el triunfo de la verdad en nuestros propósitos para el año nuevo y reflexionemos en la tranquilidad de nuestras conciencias y en nuestro amor a la humanidad. Por todo ello, el deseo de nuestra reflexión es apreciar la verdad y rechazar las mentiras. ¡Felicidades!


“La mejor manera de cumplir con la palabra empeñada es no darla jamás”, Napoleón


Todos queremos abrevar en un mundo de verdades, nos acercaría cotidianamente a la felicidad y al sosiego. Esta temporada nos invita a evaluar los propósitos que hace un año hicimos, empero más que nada, a reflexionar sobre los que no cumplimos a cabalidad o bien, los que dejamos inconclusos. La construcción del valor verdad ha transformado al ser humano a crear la ciencia y ésta ha convertirlo en amante del humanismo y de la paz. Ciertamente, grandes fracasos se han generado a quienes transitan por los senderos contra estos principios de fraternidad.

Esta época nos permite medir los niveles de bondad, de franqueza y de amor con los que actuamos durante el año, que está por terminar, pero también, los alejamientos que hicimos de ellos. Los romanos le denominaban a la celebración: “El nacimiento del sol invicto”, que se iniciaba en el solsticio de invierno y concluía el 25 de diciembre. Traducido como el festejo al sol invencible, con la participación de los humanos, en el camino de la verdad, del amor y del respeto irrestricto a sus semejantes y a sus leyes.

Los mejores regalos que podemos entregar al prójimo (próximo) son los esfuerzos que hicimos para salir adelante, no obstante los obstáculos endógenos y exógenos (pandemia) que nos agobiaron durante el año. La verdad no permite las falacias ni las negligencias, al contrario, pondera la tolerancia y la solidaridad en la comunidad humana, por sobre todas las cosas. Los niños, reciben el mayor regalo cuando se les enseña a decir siempre la verdad, este era un principio en las culturas prehispánicas, en los indios (de la india), los persas, los chinos, los birmanos, los romanos y los pueblos bárbaros de origen germánico y sajón.

Los grandes mentirosos han sido los grupos, sectas y políticos, que quieren derechos que no corresponden a obligaciones. Sin escudriñar mucho, los imperios invasores recurrían al más señalado enemigo de la verdad -la mentira- para justificar su acción de dominio. Los españoles, los portugueses, los ingleses, los holandeses, los alemanes y los japoneses. Mentían por sistema. Los mexicanos nos forjamos como nación bajo un aplastante sistema de mentiras hispanas.

En estas celebraciones, pongamos en primer lugar el triunfo de la verdad en nuestros propósitos para el año nuevo y reflexionemos en la tranquilidad de nuestras conciencias y en nuestro amor a la humanidad. Por todo ello, el deseo de nuestra reflexión es apreciar la verdad y rechazar las mentiras. ¡Felicidades!