/ miércoles 9 de agosto de 2017

Escenarios de México en los 20 (4/4)

“De dos peligros debe cuidarse el hombre nuevo: De la derecha cuando es diestra, de la izquierda cuando es siniestra”.  - Mario Benedetti

 

  1. CONSOLIDACIÓN NEOCONSERVADORA. En los 20 se afianzó la plutocracia oligárquica, por alianzas de los conservadores muy ricos con empresarios de EU, y con políticos autoritarios de extrema derecha, todos con gran influencia financiera, social, religiosa, educativa y mediática.

Su estrategia incluye: una reforma laboral que considera al trabajo como mera mercancía; sustitución de proyectos públicos por privados en seguridad social, salud, educación, comunicaciones, transporte e infraestructura; mayor desregulación del comercio exterior y las inversiones, en favor de los pocos ricos; arraigo del monetarismo antiinflacionario y la política fiscal regresiva, gravando más al consumo que a la riqueza y las rentas. La competitividad de los exportadores se sustenta en el dumping social y fiscal, lo que produce polarización entre la oligarquía y las miles de pymes en la mayoría de los sectores.

No se atacan las múltiples causas de las desigualdades y la retórica a favor de la equidad es clientelista. Pervive la desigualdad económica y política. Resurge la discriminación por razones de género, cultura y religión. La corrupción y la impunidad alcanzan cotas históricas.

Con la “asesoría” oficial de EU en seguridad, se reforzó ingentemente lo policiaco-militar; se reprimen las conductas progresivas. La concertación social se suplantó por la percepción mediática y la difusión masiva -ante el bajo nivel educativo generalizado- consolidó la filosofía neoconservadora. La educación privada religiosa se expandió, sin controles de calidad.

La política exterior privilegió gran dependencia económica, monetaria y financiera respecto a EU. El crimen organizado, la seguridad fronteriza y la emigración definieron la “colaboración condicionada” por EU. Respecto a otros países, se mantuvo pasividad y negligencia.

  1. CAMBIO PROGRESISTA. En los 20 se perfiló un modelo de corte socialdemócrata actualizado, basado en varios objetivos: económicos -promoción del crecimiento y el empleo-; sociales -reducción de desigualdades y ampliación de derechos individuales y sociales-; políticos -fortalecimiento del gobierno abierto y el régimen jurídico-; y tecnológicos -instauración del capital humano, el conocimiento y las Tecnologías de Información, como motores para innovar los procesos productivos y distributivos, y para potenciar las políticas públicas.

En su implementación, el Ejecutivo funge como líder transformador, por su compromiso con la democracia participativa, su capacidad de concertación con el Legislativo, y su efectiva interacción con movimientos de base social y popular, sindicatos, clases medias y empresariado. En este contexto, se redefinió al Estado como gestor del desarrollo socioeconómico, pero acotado por controles autónomos, garantes de la transparencia y la rendición de cuentas.

La innovadora oferta estratégica progresista incluye: transformar ética y operativamente los sistemas  judicial, de justicia, jurídico y de seguridad; combatir la desigualdad multidimensional; seguridad social universal; modernizar el sistema educativo; armonizar las exportaciones con la expansión del mercado interno; apoyo integral a las pymes; reforma fiscal progresiva, con gasto público eficaz, gravando más al capital y sus rentas que al consumo; patrocinar la ciencia y tecnología favorables al desarrollo; controlar las prácticas monopólicas; y proteger la ecología.

La política exterior se adecua a la geopolítica global, en función de los objetivos citados.

Se concluye que el actual estilo de desarrollo es insostenible ya que, histórica y técnicamente, ha demostrado ser inhumano y nocivo para la mayoría de los mexicanos: pobreza, desigualdad, inseguridad, criminalidad, impunidad, injusticia, desesperanza, etc., son causados en gran medida por el sistema neoliberal, la globalización, la intervención de EU y los organismos financieros, y la codicia de políticos y empresarios que abusan de este entorno; la corrupción sistémica es común a todos los estilos. Por todo lo anterior, es imperativo cambiar el modelo.

Cada país es diferente en su entorno y circunstancias internas, remedar no funciona; por ello, en 2018 elegiremos nuestra propia visión del país que queremos y la estrategia para lograrlo.

Sirvan estos criterios para la reflexión, pues asumimos que, ahora sí, el voto mayoritario establezca si conservamos el statu quo inético e insensible o si lo transformamos con un nuevo modelo que haga viable mayor crecimiento económico y mejor desarrollo humano.

El candidato es el otro tema básico de la oferta política, …lo analizaremos oportunamente.

Estimado lector: Escoja el escenario que le parezca mejor y vote en consecuencia.

“De dos peligros debe cuidarse el hombre nuevo: De la derecha cuando es diestra, de la izquierda cuando es siniestra”.  - Mario Benedetti

 

  1. CONSOLIDACIÓN NEOCONSERVADORA. En los 20 se afianzó la plutocracia oligárquica, por alianzas de los conservadores muy ricos con empresarios de EU, y con políticos autoritarios de extrema derecha, todos con gran influencia financiera, social, religiosa, educativa y mediática.

Su estrategia incluye: una reforma laboral que considera al trabajo como mera mercancía; sustitución de proyectos públicos por privados en seguridad social, salud, educación, comunicaciones, transporte e infraestructura; mayor desregulación del comercio exterior y las inversiones, en favor de los pocos ricos; arraigo del monetarismo antiinflacionario y la política fiscal regresiva, gravando más al consumo que a la riqueza y las rentas. La competitividad de los exportadores se sustenta en el dumping social y fiscal, lo que produce polarización entre la oligarquía y las miles de pymes en la mayoría de los sectores.

No se atacan las múltiples causas de las desigualdades y la retórica a favor de la equidad es clientelista. Pervive la desigualdad económica y política. Resurge la discriminación por razones de género, cultura y religión. La corrupción y la impunidad alcanzan cotas históricas.

Con la “asesoría” oficial de EU en seguridad, se reforzó ingentemente lo policiaco-militar; se reprimen las conductas progresivas. La concertación social se suplantó por la percepción mediática y la difusión masiva -ante el bajo nivel educativo generalizado- consolidó la filosofía neoconservadora. La educación privada religiosa se expandió, sin controles de calidad.

La política exterior privilegió gran dependencia económica, monetaria y financiera respecto a EU. El crimen organizado, la seguridad fronteriza y la emigración definieron la “colaboración condicionada” por EU. Respecto a otros países, se mantuvo pasividad y negligencia.

  1. CAMBIO PROGRESISTA. En los 20 se perfiló un modelo de corte socialdemócrata actualizado, basado en varios objetivos: económicos -promoción del crecimiento y el empleo-; sociales -reducción de desigualdades y ampliación de derechos individuales y sociales-; políticos -fortalecimiento del gobierno abierto y el régimen jurídico-; y tecnológicos -instauración del capital humano, el conocimiento y las Tecnologías de Información, como motores para innovar los procesos productivos y distributivos, y para potenciar las políticas públicas.

En su implementación, el Ejecutivo funge como líder transformador, por su compromiso con la democracia participativa, su capacidad de concertación con el Legislativo, y su efectiva interacción con movimientos de base social y popular, sindicatos, clases medias y empresariado. En este contexto, se redefinió al Estado como gestor del desarrollo socioeconómico, pero acotado por controles autónomos, garantes de la transparencia y la rendición de cuentas.

La innovadora oferta estratégica progresista incluye: transformar ética y operativamente los sistemas  judicial, de justicia, jurídico y de seguridad; combatir la desigualdad multidimensional; seguridad social universal; modernizar el sistema educativo; armonizar las exportaciones con la expansión del mercado interno; apoyo integral a las pymes; reforma fiscal progresiva, con gasto público eficaz, gravando más al capital y sus rentas que al consumo; patrocinar la ciencia y tecnología favorables al desarrollo; controlar las prácticas monopólicas; y proteger la ecología.

La política exterior se adecua a la geopolítica global, en función de los objetivos citados.

Se concluye que el actual estilo de desarrollo es insostenible ya que, histórica y técnicamente, ha demostrado ser inhumano y nocivo para la mayoría de los mexicanos: pobreza, desigualdad, inseguridad, criminalidad, impunidad, injusticia, desesperanza, etc., son causados en gran medida por el sistema neoliberal, la globalización, la intervención de EU y los organismos financieros, y la codicia de políticos y empresarios que abusan de este entorno; la corrupción sistémica es común a todos los estilos. Por todo lo anterior, es imperativo cambiar el modelo.

Cada país es diferente en su entorno y circunstancias internas, remedar no funciona; por ello, en 2018 elegiremos nuestra propia visión del país que queremos y la estrategia para lograrlo.

Sirvan estos criterios para la reflexión, pues asumimos que, ahora sí, el voto mayoritario establezca si conservamos el statu quo inético e insensible o si lo transformamos con un nuevo modelo que haga viable mayor crecimiento económico y mejor desarrollo humano.

El candidato es el otro tema básico de la oferta política, …lo analizaremos oportunamente.

Estimado lector: Escoja el escenario que le parezca mejor y vote en consecuencia.