/ lunes 5 de abril de 2021

Esta no es la política que merecemos

Ayer empezaron las tan esperadas campañas políticas para diferentes cargos públicos. Inició un proceso bajo aguas turbias por diferentes candidaturas a cargo de personas con procesos penales y/o administrativos en marcha. Si bien, la ciudadanía no somos juez para determinar si hay responsabilidad o no, sí podemos y debemos aceptar que estar en estos dilemas no es nada positivo.

En ocasiones el pragmatismo nos gana. Pensamos en cómo me podrá ir mejor o con quién, sin importar todo lo que hay detrás de una persona en cuanto a estudios, experiencia, ideologías y sobre todo historial ético. Pensamos en quién le puede ganar a quién sin importar el cómo. Todo esto, a final de cuentas, es lo que nos tiene en el eterno círculo vicioso de la política antigua. Y también es lo que tiene al país en una tremenda indignación contra los políticos y los partidos.

Los costos de las ganadas que tengamos hoy los pagaremos mañana. Por eso siempre debemos pensar a largo plazo, con altura de miras y con los pies en la realidad que vivimos como país. Porque si creemos que la única realidad es la que nosotros vivimos, pues estaremos muy equivocados. El simple hecho de poder estar escuchando o leyendo este mensaje indica que tienes un privilegio que la mayoría de los mexicanos no lo tiene. Eso nos hace diferentes y nos envuelve en una realidad que no es la de la mayoría. Por eso se les pide a los políticos que salgan a las calles, para ver cómo es la realidad de muchas personas con carencias y que, con base en eso, se tomen decisiones.

Por eso la importancia de pensar a largo plazo y en la realidad, porque las decisiones de las candidaturas, de los partidos, del voto, etc. son las que, “en teoría”, cambian la vida de las personas para bien. Pero si nos aferramos a seguir haciendo las cosas de la misma manera, apostando a historiales no idóneos para gobernar y sólo pensar en que un partido u otro no ganen, entonces estamos creando una bomba social que en cualquier momento estallará.

Hoy ya tenemos candidaturas y tendremos que decidir por alguna. Decidiremos por el mejor o por el menos peor. Pero hagámoslo pensando en ese futuro que queremos tener. En que la realidad de las personas es diferente y ya no pueden esperar más.

No se sabe qué va a pasar con todos los movimientos políticos y cómo afectarán en las decisiones de las personas. Pero pensemos en qué hemos hecho más como sociedad para estar viviendo esta situación que para nada es motivo de orgullo social.

De verdad, podemos hacerlo mejor. Debemos perderle el miedo al sistema político y darnos cuenta que la ciudadanía manda. Que los candidatos deben prometer lo que la ciudadanía quiere, no lo que a ellos se les antoja. El que marca el ritmo de esta orquesta eres tú. Pero si permitimos que se haga lo que la partidocracia quiere, entonces es cuando llegamos a procesos electorales como el actual con todo un desaseo ético y moral.

Ayer empezaron las tan esperadas campañas políticas para diferentes cargos públicos. Inició un proceso bajo aguas turbias por diferentes candidaturas a cargo de personas con procesos penales y/o administrativos en marcha. Si bien, la ciudadanía no somos juez para determinar si hay responsabilidad o no, sí podemos y debemos aceptar que estar en estos dilemas no es nada positivo.

En ocasiones el pragmatismo nos gana. Pensamos en cómo me podrá ir mejor o con quién, sin importar todo lo que hay detrás de una persona en cuanto a estudios, experiencia, ideologías y sobre todo historial ético. Pensamos en quién le puede ganar a quién sin importar el cómo. Todo esto, a final de cuentas, es lo que nos tiene en el eterno círculo vicioso de la política antigua. Y también es lo que tiene al país en una tremenda indignación contra los políticos y los partidos.

Los costos de las ganadas que tengamos hoy los pagaremos mañana. Por eso siempre debemos pensar a largo plazo, con altura de miras y con los pies en la realidad que vivimos como país. Porque si creemos que la única realidad es la que nosotros vivimos, pues estaremos muy equivocados. El simple hecho de poder estar escuchando o leyendo este mensaje indica que tienes un privilegio que la mayoría de los mexicanos no lo tiene. Eso nos hace diferentes y nos envuelve en una realidad que no es la de la mayoría. Por eso se les pide a los políticos que salgan a las calles, para ver cómo es la realidad de muchas personas con carencias y que, con base en eso, se tomen decisiones.

Por eso la importancia de pensar a largo plazo y en la realidad, porque las decisiones de las candidaturas, de los partidos, del voto, etc. son las que, “en teoría”, cambian la vida de las personas para bien. Pero si nos aferramos a seguir haciendo las cosas de la misma manera, apostando a historiales no idóneos para gobernar y sólo pensar en que un partido u otro no ganen, entonces estamos creando una bomba social que en cualquier momento estallará.

Hoy ya tenemos candidaturas y tendremos que decidir por alguna. Decidiremos por el mejor o por el menos peor. Pero hagámoslo pensando en ese futuro que queremos tener. En que la realidad de las personas es diferente y ya no pueden esperar más.

No se sabe qué va a pasar con todos los movimientos políticos y cómo afectarán en las decisiones de las personas. Pero pensemos en qué hemos hecho más como sociedad para estar viviendo esta situación que para nada es motivo de orgullo social.

De verdad, podemos hacerlo mejor. Debemos perderle el miedo al sistema político y darnos cuenta que la ciudadanía manda. Que los candidatos deben prometer lo que la ciudadanía quiere, no lo que a ellos se les antoja. El que marca el ritmo de esta orquesta eres tú. Pero si permitimos que se haga lo que la partidocracia quiere, entonces es cuando llegamos a procesos electorales como el actual con todo un desaseo ético y moral.