/ martes 28 de junio de 2022

Estado fallido

Cuando un país tiene violencia extrema, de manera cotidiana, con asesinatos, desapariciones, extorsiones, robos, asaltos, y la impunidad es lo que impera, por la incapacidad del gobierno, que tiene por estrategia “abrazos, no balazos”, podemos afirmar que ya somos un Estado fallido.

Cuando un gobierno ha perdido la capacidad de mantener su territorio en paz y con seguridad para sus habitantes y visitantes y sólo se la pasa echándole la culpa a las autoridades anteriores y además no reconoce que su estrategia que impuso hace más de tres años, no ha funcionado, para cambiarla a una que, sí funcione, estamos ante un Estado fallido, por ineptitud o por malas entrañas.

Cuando la estrategia es de “abrazos, no balazos”, “los malhechores también son seres humanos y merecen todo nuestro apoyo”, los derechos humanos son para los humanos derechos, no para los que violan los derechos de otros, como es el derecho a la vida; “Yo ordené que soltaran a Ovidio”, hijo del Chapo Guzmán, que fue atrapado en un acto de inteligencia del Ejército Mexicano, que tuvo que ser soltado, a pesar de no tener facultades el presidente. “Les agradezco a las bandas de malhechores que hayan respetado la elección de ayer”, ¿Qué ha sucedido con estas estrategias tan protectoras a los criminales y de ofensa y burla para el Ejército, la Marina y la Guardia Nacional? Los resultados están a la vista, estamos en tierra de nadie y desgraciadamente los malandros lo saben y hacen lo que les da su regalada gana.

Anteriormente estos malandros tenían reglas no escritas, que todos respetaban, como ejemplo era que no se mataba a las mujeres y menos a los niños. Se respetaban ciertos lugares, como eran palacios de gobierno, restaurantes de buen nivel, iglesias. Ahora ya no respetan nada, pero no los toquen porque también son seres humanos.

Esta semana pasada, en el pueblo de Cerocahui, en el municipio de Urique, en el estado de Chihuahua, a plena luz del día, dentro de una iglesia de la Compañía de Jesús, jesuitas, fueron acribillados tres seres humanos: un guía de turistas que tenía 40 años trabajando en eso y con grandes reconocimientos a su trabajo por los turistas que lo contrataban: Pedro Palma, y dos sacerdotes jesuitas, Javier Campos Morales, de 81 años, y Joaquín César Mora Salazar, de 78 años.

Ninguno de los tres puede considerarse peligroso ante el asesino, porque eran gente que sólo buscaba el bienestar de los habitantes y visitantes. Quien hizo eso no puede ser llamado humano, no tiene ningún derecho, ya los perdió todos por su conducta inhumana. Según un tercer padre jesuita, a quien sí respetó el asesino, más unos testigos, dicen que el asesino es José Noel Portillo Gil, apodado “El Chueco”, sujeto que tiene asolada la región desde muchos años, debe algunas vidas y nadie lo ha logrado atrapar, dicen que es parte del Cártel de Sinaloa, del Chapo Guzmán, a dónde creen que ya se fue a refugiar.

El presidente reconoce que los narcos tienen controlada toda esa zona, ¿por qué no se hizo nada? Todo el tema del narcotráfico es federal, pero no sólo no lo han combatido, sino hasta carretera les está haciendo el presidente, de Badiraguato, Sinaloa, cuna del Chapo y otros narcos, a Guadalupe y Calvo, Chihuahua, para que no batallen en traficar con sus mercancías.

México es un Estado fallido, desgraciadamente.


Cuando un país tiene violencia extrema, de manera cotidiana, con asesinatos, desapariciones, extorsiones, robos, asaltos, y la impunidad es lo que impera, por la incapacidad del gobierno, que tiene por estrategia “abrazos, no balazos”, podemos afirmar que ya somos un Estado fallido.

Cuando un gobierno ha perdido la capacidad de mantener su territorio en paz y con seguridad para sus habitantes y visitantes y sólo se la pasa echándole la culpa a las autoridades anteriores y además no reconoce que su estrategia que impuso hace más de tres años, no ha funcionado, para cambiarla a una que, sí funcione, estamos ante un Estado fallido, por ineptitud o por malas entrañas.

Cuando la estrategia es de “abrazos, no balazos”, “los malhechores también son seres humanos y merecen todo nuestro apoyo”, los derechos humanos son para los humanos derechos, no para los que violan los derechos de otros, como es el derecho a la vida; “Yo ordené que soltaran a Ovidio”, hijo del Chapo Guzmán, que fue atrapado en un acto de inteligencia del Ejército Mexicano, que tuvo que ser soltado, a pesar de no tener facultades el presidente. “Les agradezco a las bandas de malhechores que hayan respetado la elección de ayer”, ¿Qué ha sucedido con estas estrategias tan protectoras a los criminales y de ofensa y burla para el Ejército, la Marina y la Guardia Nacional? Los resultados están a la vista, estamos en tierra de nadie y desgraciadamente los malandros lo saben y hacen lo que les da su regalada gana.

Anteriormente estos malandros tenían reglas no escritas, que todos respetaban, como ejemplo era que no se mataba a las mujeres y menos a los niños. Se respetaban ciertos lugares, como eran palacios de gobierno, restaurantes de buen nivel, iglesias. Ahora ya no respetan nada, pero no los toquen porque también son seres humanos.

Esta semana pasada, en el pueblo de Cerocahui, en el municipio de Urique, en el estado de Chihuahua, a plena luz del día, dentro de una iglesia de la Compañía de Jesús, jesuitas, fueron acribillados tres seres humanos: un guía de turistas que tenía 40 años trabajando en eso y con grandes reconocimientos a su trabajo por los turistas que lo contrataban: Pedro Palma, y dos sacerdotes jesuitas, Javier Campos Morales, de 81 años, y Joaquín César Mora Salazar, de 78 años.

Ninguno de los tres puede considerarse peligroso ante el asesino, porque eran gente que sólo buscaba el bienestar de los habitantes y visitantes. Quien hizo eso no puede ser llamado humano, no tiene ningún derecho, ya los perdió todos por su conducta inhumana. Según un tercer padre jesuita, a quien sí respetó el asesino, más unos testigos, dicen que el asesino es José Noel Portillo Gil, apodado “El Chueco”, sujeto que tiene asolada la región desde muchos años, debe algunas vidas y nadie lo ha logrado atrapar, dicen que es parte del Cártel de Sinaloa, del Chapo Guzmán, a dónde creen que ya se fue a refugiar.

El presidente reconoce que los narcos tienen controlada toda esa zona, ¿por qué no se hizo nada? Todo el tema del narcotráfico es federal, pero no sólo no lo han combatido, sino hasta carretera les está haciendo el presidente, de Badiraguato, Sinaloa, cuna del Chapo y otros narcos, a Guadalupe y Calvo, Chihuahua, para que no batallen en traficar con sus mercancías.

México es un Estado fallido, desgraciadamente.