“¡Oh insensatos gálatas! ¿Quién os fascinó a vosotros ante cuyos ojos fue presentado Jesucristo como muerto en la cruz?” Gálatas 3,1. Con esta cita se ha llegado a creer que san Pablo dibujó a los gálatas la imagen de la cruz. Entre otros asuntos, en la epístola se ventila el conflicto de seguir o no las prescripciones judaicas en el cristianismo primitivo. ¿Estos dilemas doctrinales incluirían la representación de la cruz? Es difícil saberlo con certeza, aunque sin duda, las persecuciones contra los cristianos influirían a que no se mostrara explícitamente lo que los identificara como tales.
Ahora, las circunstancias son diferentes, pero el resultado es parecido. El cristianismo moderno se ha dejado llevar por la doctrina, confiando más en la interpretación personal del pasado, que en la evidencia histórica. Muchos son fieles a las prescripciones judías, según como las comprenden, aunque los judíos nunca prohibieron la total discriminación de las figuras religiosas, y rechazan la representación de la cruz por ser idolátrica o pagana. Pero, ¿y si los más antiguos manuscritos de los evangelios tuvieran imágenes? Tal vez el estaurograma responda esta pregunta.
El estaurograma es un curioso monograma dentro del grupo de palabras conocidas como Nomina Sacra o palabras sagradas, que en los códices más antiguos son marcadas con una línea superior. En el caso del estaurograma se unen varias letras de la palabra griega “cruz” en una sola, y forma una letra “p” cruzada, mostrando un obvio pictograma de un hombre crucificado con la cabeza inclinada. Un famoso papiro que lo muestra es el Bodmer 75 (p75) o conocido como papiro Hanna 1 (Mater Verbi), digitalizado en el link https://digi.vatlib.it, en su sección 1B.10r.
El Bodmer 75, descubierto en la década de 1950, es un papiro griego del Nuevo Testamento que contiene aproximadamente la mitad de dos evangelios: Lucas y Juan. Su fecha más temprana es 175-225 d.C. y es usado en las traducciones bíblicas más modernas. Su estaurograma antecedería a otras imágenes de la crucifixión en 200 años. ¿Esto prueba el uso de retratos en los evangelios? La evidencia muestra que sí.
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