/ martes 7 de enero de 2020

Este año sí habrá luz

Ante el nuevo año persiste en no pocos la sensación de que las cosas, individual y socialmente, no estarán tan bien como cada año. Ello a pesar de que los deseos de felicidad, de mejoría, de bienestar se manifiesten en felicitaciones o abrazos.

Cierto es que la esperanza está a flor de piel, y el esfuerzo por realizar acciones que conduzcan a una mejoría no deja de verificarse.

El año se abre para algunos, quizá bastantes, con la llamada cuesta de enero, donde los cobros por distintos rubros se hacen presentes, y donde los precios de diferentes productos van al alza. La subida del salario mínimo tal vez logrará elevar el nivel de vida de los menos favorecidos, pero la sociedad en general no sentirá gran alivio por eso. La economía, a pesar de las declaraciones oficiales, no marcha como debiera y resulta un asunto difícil de superar.

La ola de violencia sea realizada por la delincuencia organizada, por delincuentes comunes o por otras personas, a lo largo y ancho del país, no ha mermado o cuando menos no lo suficiente. La corrupción, a pesar de los esfuerzos del Gobierno por atacarla, ya no erradicarla, sigue presente en diferentes formas, y la impunidad, a pesar de ciertos logros, continúa siendo una asignatura pendiente.

Por otra parte, la disminución de recursos federales para determinados conceptos y el aumento para otros que muchos ponen en entredicho, no abogan a que el bienestar y la paz social se edifiquen.

Los partidos políticos no logran salir del atolladero en que se encuentran, con discrepancias internas y salida de militantes, mientras los legisladores de distintos colores no parece que busquen el bien común sino sus intereses.

En la cuestión fiscal las cosas se complican para las pequeñas y medianas empresas dadas las políticas de Hacienda.

El enfrentar o dividir por declaraciones o por acciones a grupos de mexicanos, en vez de buscar la unidad por el bien del país, a pesar de la pluralidad, sigue vigente en determinados momentos y produce un escollo para avanzar en un desarrollo sostenible.

En fin, los motivos para ver en lo social una luz en la oscuridad son pocos. Y en lo familiar e individual las situaciones negativas no son menores en muchos casos. La desintegración familiar, la falta de empleo, la depresión, la pérdida del sentido de la vida, el desplome de la salud, son entre otros, causas de abatimiento y desesperanza.

Sin embargo, a pesar de los pesares, este año sí habrá luz, la luz que ilumina a todo hombre que viene a este mundo, la luz de la estrella que guio a los magos hacia la Luz, valga la redundancia. La luz de Cristo es guía que, si nos dejamos guiar como los magos por la estrella, nos hará seguir adelante en las dificultades e iluminará nuestro camino tanto en lo individual como en lo social para mejores logros. ¿Lo ven?

Ante el nuevo año persiste en no pocos la sensación de que las cosas, individual y socialmente, no estarán tan bien como cada año. Ello a pesar de que los deseos de felicidad, de mejoría, de bienestar se manifiesten en felicitaciones o abrazos.

Cierto es que la esperanza está a flor de piel, y el esfuerzo por realizar acciones que conduzcan a una mejoría no deja de verificarse.

El año se abre para algunos, quizá bastantes, con la llamada cuesta de enero, donde los cobros por distintos rubros se hacen presentes, y donde los precios de diferentes productos van al alza. La subida del salario mínimo tal vez logrará elevar el nivel de vida de los menos favorecidos, pero la sociedad en general no sentirá gran alivio por eso. La economía, a pesar de las declaraciones oficiales, no marcha como debiera y resulta un asunto difícil de superar.

La ola de violencia sea realizada por la delincuencia organizada, por delincuentes comunes o por otras personas, a lo largo y ancho del país, no ha mermado o cuando menos no lo suficiente. La corrupción, a pesar de los esfuerzos del Gobierno por atacarla, ya no erradicarla, sigue presente en diferentes formas, y la impunidad, a pesar de ciertos logros, continúa siendo una asignatura pendiente.

Por otra parte, la disminución de recursos federales para determinados conceptos y el aumento para otros que muchos ponen en entredicho, no abogan a que el bienestar y la paz social se edifiquen.

Los partidos políticos no logran salir del atolladero en que se encuentran, con discrepancias internas y salida de militantes, mientras los legisladores de distintos colores no parece que busquen el bien común sino sus intereses.

En la cuestión fiscal las cosas se complican para las pequeñas y medianas empresas dadas las políticas de Hacienda.

El enfrentar o dividir por declaraciones o por acciones a grupos de mexicanos, en vez de buscar la unidad por el bien del país, a pesar de la pluralidad, sigue vigente en determinados momentos y produce un escollo para avanzar en un desarrollo sostenible.

En fin, los motivos para ver en lo social una luz en la oscuridad son pocos. Y en lo familiar e individual las situaciones negativas no son menores en muchos casos. La desintegración familiar, la falta de empleo, la depresión, la pérdida del sentido de la vida, el desplome de la salud, son entre otros, causas de abatimiento y desesperanza.

Sin embargo, a pesar de los pesares, este año sí habrá luz, la luz que ilumina a todo hombre que viene a este mundo, la luz de la estrella que guio a los magos hacia la Luz, valga la redundancia. La luz de Cristo es guía que, si nos dejamos guiar como los magos por la estrella, nos hará seguir adelante en las dificultades e iluminará nuestro camino tanto en lo individual como en lo social para mejores logros. ¿Lo ven?