/ viernes 2 de abril de 2021

Ética como ciencia necesesaria

Por: Juan Alfredo Ponce Valtierrez

A lo largo de la historia la ética ha sido materia de innumerables discusiones por parte de grandes intelectuales, parte de ello se debe a la abstracción que englobaba a la palabra misma; si bien es sabido por todos que una característica fundamental de la ética es que es una ciencia fáctica, caso contrario de las ciencias formales, que por sí mismas pueden mediante un método científico verificarse.

Entonces, nace la duda sobre ¿qué es la ética? y ¿para qué sirve?, para responder de una manera un poco más acertada y contemporánea me basaré en una entrevista que se le realiza la filósofa Adela Cortina; la cual considero como una ponente muy relevante para nuestros tiempos, en tanto que es mujer y se le reconoce como ilustre pensadora, además aborda temas que se van infravalorando; pero que por su naturaleza ontológica son de extrema necesidad devolverles su dignidad.

La palabra ética proviene del griego Ethos, que significa carácter. ¿Pero el carácter es algo con lo que se nace o se forma?, para Adela es ambos, parte diciendo que el carácter se forja a lo largo de conductas aprendidas en casa como primer encuentro de contacto, para después resonar y solidificarse en relación con el otro.

Por ejemplo, en casa mi madre me dice que lo correcto es guardar silencio si alguien más habla y como extra prestar atención a lo que se me dice, por lógica, podemos afirmar que el niño cuando se encuentre en el aula va a guardar silencio. Lo mismo sucede con más situaciones que se aprenden en casa. Todo esto implica un esfuerzo y disciplina.

Por lado paralelo Adela habla acerca del carácter como un don, un regalo, algo con lo que somos dotados genéticamente y nos ayuda a llevar nuestras capacidades al máximo. A modo de ilustración mental, me gustaría aterrizar este concepto con algún ejemplo: Si un niño nace con un carácter predominantemente colérico, puede llegar a desarrollar eso utilizándolo como esfuerzo, puede convertirse en un líder, puesto que; se requiere de carácter fuerte para aferrarse a un ideal.

Se concluye al carácter como una dualidad. Y advierte que la ética no sólo es subjetiva, sino más compleja que eso, es decir; tiende a ser intersubjetiva, debido a que es una creación con el otro, no es meramente individual. Por ello la sociedad ponen el marco de lo que es correcto y lo que no. Puntualiza en reglas éticas universales que se crearon a lo largo del tiempo y tienen una validez permanente, como es el caso de no matar, pues aunque tu código moral te lo permite, éticamente no es correcto.

De aquí la importancia de introducir la ética a las aulas con la relevancia que se le da a las matemáticas. Si un niño no aprende bien de pequeño a sumar o restar en todas su modalidades, cuando crezca no podrá entender como derivar; ergo, la ética vista desde la misma óptica nos arroja luces parecidas. Si de niños no entendemos que lo correcto es más importe que cualquier deseo personal, cuando sea grande ese niño no le importara algo aunque dañe al otro para satisfacer sus necesidades.


Por: Juan Alfredo Ponce Valtierrez

A lo largo de la historia la ética ha sido materia de innumerables discusiones por parte de grandes intelectuales, parte de ello se debe a la abstracción que englobaba a la palabra misma; si bien es sabido por todos que una característica fundamental de la ética es que es una ciencia fáctica, caso contrario de las ciencias formales, que por sí mismas pueden mediante un método científico verificarse.

Entonces, nace la duda sobre ¿qué es la ética? y ¿para qué sirve?, para responder de una manera un poco más acertada y contemporánea me basaré en una entrevista que se le realiza la filósofa Adela Cortina; la cual considero como una ponente muy relevante para nuestros tiempos, en tanto que es mujer y se le reconoce como ilustre pensadora, además aborda temas que se van infravalorando; pero que por su naturaleza ontológica son de extrema necesidad devolverles su dignidad.

La palabra ética proviene del griego Ethos, que significa carácter. ¿Pero el carácter es algo con lo que se nace o se forma?, para Adela es ambos, parte diciendo que el carácter se forja a lo largo de conductas aprendidas en casa como primer encuentro de contacto, para después resonar y solidificarse en relación con el otro.

Por ejemplo, en casa mi madre me dice que lo correcto es guardar silencio si alguien más habla y como extra prestar atención a lo que se me dice, por lógica, podemos afirmar que el niño cuando se encuentre en el aula va a guardar silencio. Lo mismo sucede con más situaciones que se aprenden en casa. Todo esto implica un esfuerzo y disciplina.

Por lado paralelo Adela habla acerca del carácter como un don, un regalo, algo con lo que somos dotados genéticamente y nos ayuda a llevar nuestras capacidades al máximo. A modo de ilustración mental, me gustaría aterrizar este concepto con algún ejemplo: Si un niño nace con un carácter predominantemente colérico, puede llegar a desarrollar eso utilizándolo como esfuerzo, puede convertirse en un líder, puesto que; se requiere de carácter fuerte para aferrarse a un ideal.

Se concluye al carácter como una dualidad. Y advierte que la ética no sólo es subjetiva, sino más compleja que eso, es decir; tiende a ser intersubjetiva, debido a que es una creación con el otro, no es meramente individual. Por ello la sociedad ponen el marco de lo que es correcto y lo que no. Puntualiza en reglas éticas universales que se crearon a lo largo del tiempo y tienen una validez permanente, como es el caso de no matar, pues aunque tu código moral te lo permite, éticamente no es correcto.

De aquí la importancia de introducir la ética a las aulas con la relevancia que se le da a las matemáticas. Si un niño no aprende bien de pequeño a sumar o restar en todas su modalidades, cuando crezca no podrá entender como derivar; ergo, la ética vista desde la misma óptica nos arroja luces parecidas. Si de niños no entendemos que lo correcto es más importe que cualquier deseo personal, cuando sea grande ese niño no le importara algo aunque dañe al otro para satisfacer sus necesidades.