/ sábado 9 de noviembre de 2019

Ética ecológica, la asignatura necesaria

La ética ecológica o ética ambiental es la parte de la filosofía aplicada que estudia las relaciones entre el ser humano y el medio ambiente desde el aspecto moral. Es un análisis y una crítica de los supuestos, principios, conceptos, juicios y valores que orientan nuestra actitud y conducta frente al ecosistema.

El ser humano, al perseguir y mantener dominio, ha dañado al medio ambiente. La ética ecológica es un tema de mucha importancia porque se trata de una discusión que busca frenar ese daño mediante la revisión de nuestras decisiones y conductas.

La reflexión y el análisis filosófico sobre nuestra conducta frente al medio ambiente son un llamado a la conciencia moral, son una alerta frente al riesgo que representamos como especie para esta morada global que es la Tierra.

Frente al medio natural que compartimos con todas las demás especies, de pronto nos vemos inquietados por el daño que le hemos hecho, y en los últimos cuarenta años nos ha dado por enfocar nuestra reflexión en esa conducta desastrosa.

La ética ambiental intenta proponer una relación bondadosa entre nuestra forma de vida y la naturaleza. Esta relación bondadosa (o de bienestar) debe serlo para los seres vivos en general. Algunos le llaman a esto “biocentrismo”, para contrastarlo con el antropocentrismo.

Necesitamos regular nuestras acciones que afectan el medio ambiente, y para ello se requiere una axiología ecológica, es decir, un sistema de principios y valores que permitirían el respeto a la naturaleza. También hace falta una deontología, un conjunto racional de obligaciones que den la oportunidad de vida y desarrollo a todos los seres.

La ética ecológica es la asignatura que debe aparecer en la currícula de todos los niveles académicos; pero, además, es la materia a tratar en medios de comunicación –tanto en los contenidos informativos como en las intenciones formativas-, y no puede faltar en los proyectos integrales de empresas públicas y privadas.

El medio ambiente es una prioridad y atenderla requiere el compromiso general de la sociedad. Hay mucho por hacer en esta aplicación filosófica, y hay que hacerlo ya.

La ética ecológica o ética ambiental es la parte de la filosofía aplicada que estudia las relaciones entre el ser humano y el medio ambiente desde el aspecto moral. Es un análisis y una crítica de los supuestos, principios, conceptos, juicios y valores que orientan nuestra actitud y conducta frente al ecosistema.

El ser humano, al perseguir y mantener dominio, ha dañado al medio ambiente. La ética ecológica es un tema de mucha importancia porque se trata de una discusión que busca frenar ese daño mediante la revisión de nuestras decisiones y conductas.

La reflexión y el análisis filosófico sobre nuestra conducta frente al medio ambiente son un llamado a la conciencia moral, son una alerta frente al riesgo que representamos como especie para esta morada global que es la Tierra.

Frente al medio natural que compartimos con todas las demás especies, de pronto nos vemos inquietados por el daño que le hemos hecho, y en los últimos cuarenta años nos ha dado por enfocar nuestra reflexión en esa conducta desastrosa.

La ética ambiental intenta proponer una relación bondadosa entre nuestra forma de vida y la naturaleza. Esta relación bondadosa (o de bienestar) debe serlo para los seres vivos en general. Algunos le llaman a esto “biocentrismo”, para contrastarlo con el antropocentrismo.

Necesitamos regular nuestras acciones que afectan el medio ambiente, y para ello se requiere una axiología ecológica, es decir, un sistema de principios y valores que permitirían el respeto a la naturaleza. También hace falta una deontología, un conjunto racional de obligaciones que den la oportunidad de vida y desarrollo a todos los seres.

La ética ecológica es la asignatura que debe aparecer en la currícula de todos los niveles académicos; pero, además, es la materia a tratar en medios de comunicación –tanto en los contenidos informativos como en las intenciones formativas-, y no puede faltar en los proyectos integrales de empresas públicas y privadas.

El medio ambiente es una prioridad y atenderla requiere el compromiso general de la sociedad. Hay mucho por hacer en esta aplicación filosófica, y hay que hacerlo ya.