/ jueves 30 de junio de 2022

Experiencias

El mundo promueve el comercio para abastecernos, unos venden otros compran y constantemente se están introduciendo al mercado novedades para generar negocios. Millones de artículos y servicios están a la venta y cada cual escoge lo que requiere dentro de sus posibilidades, el asunto es satisfacer las necesidades básicas y después los gustos.

Las novedades llaman la atención y estilos de vida comunitarios nos llevan a comprar lo que es necesario para estar al corriente con las tendencias. Pongo de ejemplo el mundo electrónico que nos comunica ¿Quién no tiene celular? ¿Qué negocio puede abstenerse de llevar datos en una computadora? Muy pocos.

Hace unas semanas mi computadora se descompuso y ya no hubo manera de arreglarla, me sentí muy triste porque funcionaba perfecto, pero un vaso con agua se derramó y el agua le entró causando un daño irreparable. Sentí una pérdida que me entristeció bastante, no sabía si podría recuperar la información que ahí guardaba y estoy en la tarea de comprobar lo rescatable. Esta experiencia me hizo ver lo efímero de las cosas, un día están y al día siguiente se pierden. Cosas van, cosas vienen. En sí la computadora es una pérdida reparable, pero su contenido era lo importante.

He oído en varias ocasiones: “Reduce tus pertenencias y ve por las experiencias” y analizando la frase veo con claridad las experiencias que aún vividas hace años, están conmigo, en mi aprendizaje, en mis recuerdos, son vivencias que marcaron mi vida y nadie ni nada me las puede arrebatar.

Hoy el mundo necesita un mercado más variado de experiencias, ofrecer una vivencia en vez de tanta pertenencia. Todo lo que nos adjudicamos nuestro es energía que nos envuelve, entre más tenemos más repartimos nuestra vitalidad, el inventario de COSAS incrementa la preocupación por ellas.

Cuando analizamos lo que nos pertenece y queremos hacer una limpia para quedarnos sólo con lo necesario, es cuando podemos constatar que hay mucho que ni usamos ni necesitamos ¿Pero por qué se guarda todo ESO por años y años sin usarlo? ¡Apegos!

Cuando mis papás vendieron una casa en la que vivieron muchos años, las cosas salían y salían de todos lados, clósets atiborrados de todo, vaciarla fue todo un reto, entre más espacio se tiene para guardar, más se guarda.

¿Qué acumulo, qué guardo y para qué? ¿Qué voy a regalar de lo que tengo y no uso ni necesito? ¿Seré capaz de ser objetiva, práctica y desprendida para dejar ir lo que otros puedan aprovechar o buscaré de nuevo recovecos para seguir guardando?

Hay infinidad de experiencias que nos pueden enriquecer, vivencias que se quedan sin una carga, momentos que al ser evocados elevan en un recuerdo placentero que está archivado en el gozo del corazón. Por eso camina, baila, viaja, lee, reúnete con seres queridos, haz lo que te apasiona, comparte, platica, admira la naturaleza, juega otra vez como niño, ríete de ti y con los demás, y busca en tu trabajo la gloria de hacerlo con entusiasmo, y no sólo te lo digo a ti, me lo digo a mí misma porque ansío archivar más experiencias, mientras dejo ir las cosas acumuladas sin sentido.


ROBERTA CORTAZAR B.







El mundo promueve el comercio para abastecernos, unos venden otros compran y constantemente se están introduciendo al mercado novedades para generar negocios. Millones de artículos y servicios están a la venta y cada cual escoge lo que requiere dentro de sus posibilidades, el asunto es satisfacer las necesidades básicas y después los gustos.

Las novedades llaman la atención y estilos de vida comunitarios nos llevan a comprar lo que es necesario para estar al corriente con las tendencias. Pongo de ejemplo el mundo electrónico que nos comunica ¿Quién no tiene celular? ¿Qué negocio puede abstenerse de llevar datos en una computadora? Muy pocos.

Hace unas semanas mi computadora se descompuso y ya no hubo manera de arreglarla, me sentí muy triste porque funcionaba perfecto, pero un vaso con agua se derramó y el agua le entró causando un daño irreparable. Sentí una pérdida que me entristeció bastante, no sabía si podría recuperar la información que ahí guardaba y estoy en la tarea de comprobar lo rescatable. Esta experiencia me hizo ver lo efímero de las cosas, un día están y al día siguiente se pierden. Cosas van, cosas vienen. En sí la computadora es una pérdida reparable, pero su contenido era lo importante.

He oído en varias ocasiones: “Reduce tus pertenencias y ve por las experiencias” y analizando la frase veo con claridad las experiencias que aún vividas hace años, están conmigo, en mi aprendizaje, en mis recuerdos, son vivencias que marcaron mi vida y nadie ni nada me las puede arrebatar.

Hoy el mundo necesita un mercado más variado de experiencias, ofrecer una vivencia en vez de tanta pertenencia. Todo lo que nos adjudicamos nuestro es energía que nos envuelve, entre más tenemos más repartimos nuestra vitalidad, el inventario de COSAS incrementa la preocupación por ellas.

Cuando analizamos lo que nos pertenece y queremos hacer una limpia para quedarnos sólo con lo necesario, es cuando podemos constatar que hay mucho que ni usamos ni necesitamos ¿Pero por qué se guarda todo ESO por años y años sin usarlo? ¡Apegos!

Cuando mis papás vendieron una casa en la que vivieron muchos años, las cosas salían y salían de todos lados, clósets atiborrados de todo, vaciarla fue todo un reto, entre más espacio se tiene para guardar, más se guarda.

¿Qué acumulo, qué guardo y para qué? ¿Qué voy a regalar de lo que tengo y no uso ni necesito? ¿Seré capaz de ser objetiva, práctica y desprendida para dejar ir lo que otros puedan aprovechar o buscaré de nuevo recovecos para seguir guardando?

Hay infinidad de experiencias que nos pueden enriquecer, vivencias que se quedan sin una carga, momentos que al ser evocados elevan en un recuerdo placentero que está archivado en el gozo del corazón. Por eso camina, baila, viaja, lee, reúnete con seres queridos, haz lo que te apasiona, comparte, platica, admira la naturaleza, juega otra vez como niño, ríete de ti y con los demás, y busca en tu trabajo la gloria de hacerlo con entusiasmo, y no sólo te lo digo a ti, me lo digo a mí misma porque ansío archivar más experiencias, mientras dejo ir las cosas acumuladas sin sentido.


ROBERTA CORTAZAR B.







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