/ martes 18 de diciembre de 2018

Fácil es destruir

A reflexionar

Aseveró Maquiavelo en su libro “El príncipe”: “Un nuevo gobierno debe deslumbrar”. Se infiere que el gobierno debe presentar el plan y los procesos para lograr objetivamente su cumplimiento total. Ciertamente, Maquiavelo advirtió algo que muchos gobiernos pasan por alto: la aplicación de los esfuerzos y los recursos de un país. “Sí, el amo, lo que su merced ordene, estoy a sus órdenes, disponga usted...”, y otras expresiones son las que inauguran los regímenes totalitarios, para absorber a la gente. El resurgimiento del caudillismo en México planteará una serie de confrontaciones que dividirán a los mexicanos. El caudillo propone, dispone y oprime a las voces disidentes, para que la dictadura (su sacrosanta voluntad) transfunda al pueblo sus caprichos, ideas, y formas de quebrantar flagrantemente nuestro régimen constitucional.

Un edificio se construye a base de proyectos, que implican la reunión de recursos intelectuales, financieros y materiales. Por años avanza la construcción con la supervisión y evaluación de todos y cada uno de los procesos de ingeniería. Finalmente la obra está terminada, se inaugura con bombo y platillo y el hombre demuestra que el trabajo fue su fuerza motriz para alcanzar el éxito. Pero hemos visto la demolición de edificios, que se lleva a cabo en minutos, la destrucción fue rápida y definitiva. La reflexión es lógica, la dictadura inició la destrucción de México, que se construyó durante siglos por millones de mexicanos esforzados y preparados por las generaciones precedentes, sin importar las consecuencias de tan aberrantes actos.

Con nubes de humo, al más puro estilo fascista, pretenden distraer la atención de la opinión pública con “los ingresos de los miembros del Poder Judicial”. El caudillo impuso un sueldo al presidente de la república, una cantidad X y, nadie en el poder público debe ganar más que él. ¿De dónde sacó el dictador la cantidad? ¡Quién sabe, señor! El objetivo es otro: aprisionar y someter al Poder Judicial a su voluntad y capricho, y de esa manera, manipular los tres poderes de la Unión. Los ciudadanos mexicanos observan y actuarán en su momento contra tales agravios. Ya amenazó con intervenir dentro del sector empresarial para ordenar las cantidades que deben recibir como pago sus funcionarios.

A reflexionar

Aseveró Maquiavelo en su libro “El príncipe”: “Un nuevo gobierno debe deslumbrar”. Se infiere que el gobierno debe presentar el plan y los procesos para lograr objetivamente su cumplimiento total. Ciertamente, Maquiavelo advirtió algo que muchos gobiernos pasan por alto: la aplicación de los esfuerzos y los recursos de un país. “Sí, el amo, lo que su merced ordene, estoy a sus órdenes, disponga usted...”, y otras expresiones son las que inauguran los regímenes totalitarios, para absorber a la gente. El resurgimiento del caudillismo en México planteará una serie de confrontaciones que dividirán a los mexicanos. El caudillo propone, dispone y oprime a las voces disidentes, para que la dictadura (su sacrosanta voluntad) transfunda al pueblo sus caprichos, ideas, y formas de quebrantar flagrantemente nuestro régimen constitucional.

Un edificio se construye a base de proyectos, que implican la reunión de recursos intelectuales, financieros y materiales. Por años avanza la construcción con la supervisión y evaluación de todos y cada uno de los procesos de ingeniería. Finalmente la obra está terminada, se inaugura con bombo y platillo y el hombre demuestra que el trabajo fue su fuerza motriz para alcanzar el éxito. Pero hemos visto la demolición de edificios, que se lleva a cabo en minutos, la destrucción fue rápida y definitiva. La reflexión es lógica, la dictadura inició la destrucción de México, que se construyó durante siglos por millones de mexicanos esforzados y preparados por las generaciones precedentes, sin importar las consecuencias de tan aberrantes actos.

Con nubes de humo, al más puro estilo fascista, pretenden distraer la atención de la opinión pública con “los ingresos de los miembros del Poder Judicial”. El caudillo impuso un sueldo al presidente de la república, una cantidad X y, nadie en el poder público debe ganar más que él. ¿De dónde sacó el dictador la cantidad? ¡Quién sabe, señor! El objetivo es otro: aprisionar y someter al Poder Judicial a su voluntad y capricho, y de esa manera, manipular los tres poderes de la Unión. Los ciudadanos mexicanos observan y actuarán en su momento contra tales agravios. Ya amenazó con intervenir dentro del sector empresarial para ordenar las cantidades que deben recibir como pago sus funcionarios.