Recientemente circuló en los medios, que Marcelo Ebrard había compartido un mensaje en Twitter, donde Miranda García Hernández, supuestamente estudiante de Oaxaca, había ganado un premio en una competencia de Máquinas de Movimiento en Rusia, pero que no había recibido apoyo por no ser algo más popular como un futbolista. Ebrad, al percatarse de que era una noticia falsa -“fake news”-, inmediatamente mandó otro mensaje ofreciendo una disculpa y retiró el twitt.
Actualmente, lo más sencillo es manipular a las personas con noticias falsas, generando confusión y caos, pudiendo generar conflicto social, más en estos tiempos electorales. No verificamos los hechos y creemos todo lo que se nos ponga a la vista, sobre todo en redes sociales.
Es incuestionable que todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión y a difundirla sin limitaciones de fronteras, por cualquier medio de expresión, tal como se menciona en el Artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, sin embargo, la información mal manejada puede ocasionar conflictos entre las personas que forman parte de una comunidad. La información tergiversada o maquillada puede generar conflictos, al crear en las personas prejuicios o percepciones de la realidad que eventualmente conllevarán a tomar decisiones equivocadas y al mal manejo de la información.
Sin duda, la información es fuente de enriquecimiento personal, pero también puede causar aturdimiento y generar creencias falsas sobre algún hecho. De ahí la importancia de elegir lo que es útil y verdadero para tomar decisiones. Es entonces que se hace más apremiante la necesidad de la alfabetización mediática e informacional, y adquirir la habilidad para comprender y utilizarla adecuadamente, para prevenir conflictos y más caos social, del que ya hay.
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