/ sábado 28 de diciembre de 2019

Feliz Navidad

Diciembre es la cúspide del año en el que rebosan buenos deseos y abrazos. Sin duda, es de los momentos más esperados en el año, asociado con gozo y alegría, pero también a la nostalgia y reflexión sobre lo que ha acontecido en el planeta y nuestras vidas. Ha sido un 2019 de mucha incertidumbre política, social, económica y sin duda, personal. En el mundo, se visibilizaron protestas retumbando en la indignación social por el hartazgo ante las injusticias y la corrupción; en lo personal, el miedo ante lo desconocido quizá fue incapacitante para algunos, provocando conformismo con lo malo conocido, que a lo bueno por venir.

Nada es estático, todo se mueve, evoluciona y cambia. Como dijo Mercedes Sosa: “Todo cambia. Cambia lo superficial, también lo profundo, cambia el modo de pensar, cambia todo en este mundo, y así como todo cambia, que yo cambie no es extraño”. Ahora hacia el final de esta década, es una oportunidad para revisar los movimientos que se han producido y abrazarlos de la mejor manera. Dicen que el secreto es enfocar la energía en la construcción de algo nuevo, no en la lucha por aferrarse a lo viejo, sobre todo en incidir en nuestro entorno para que todo sea mejor. Si yo cambio, el mundo lo hará también; ese es el reto más grande. No sabemos si somos mejores o peores, pero como seres humanos tenemos esperanza hacia el futuro y aspiramos a evolucionar. Ante un mundo tan versátil, esta navidad recordemos el verdadero significado de la renovación, vencer el miedo a lo desconocido y crear nuevos sueños, pero ¿Qué estamos dispuestos a hacer para lograrlo?

Estemos presentes para los nuestros y los demás y creemos experiencias memorables para el resto de nuestras vidas, pues es lo único que permanecerá en nuestro corazón. Abracemos los cambios, renovemos ilusiones y disfrutemos las pequeñas cosas de la vida. Agradezcamos, lo bueno y lo malo. El Papa Francisco en su discurso de Navidad recordó a Newman: “Aquí sobre la tierra vivir es cambiar, y la perfección es el resultado de muchas transformaciones”. Es tiempo de reflexión, que esperemos no sea únicamente en Navidad, sino en todos los días de nuestra existencia. Les deseo una Feliz Navidad.








Diciembre es la cúspide del año en el que rebosan buenos deseos y abrazos. Sin duda, es de los momentos más esperados en el año, asociado con gozo y alegría, pero también a la nostalgia y reflexión sobre lo que ha acontecido en el planeta y nuestras vidas. Ha sido un 2019 de mucha incertidumbre política, social, económica y sin duda, personal. En el mundo, se visibilizaron protestas retumbando en la indignación social por el hartazgo ante las injusticias y la corrupción; en lo personal, el miedo ante lo desconocido quizá fue incapacitante para algunos, provocando conformismo con lo malo conocido, que a lo bueno por venir.

Nada es estático, todo se mueve, evoluciona y cambia. Como dijo Mercedes Sosa: “Todo cambia. Cambia lo superficial, también lo profundo, cambia el modo de pensar, cambia todo en este mundo, y así como todo cambia, que yo cambie no es extraño”. Ahora hacia el final de esta década, es una oportunidad para revisar los movimientos que se han producido y abrazarlos de la mejor manera. Dicen que el secreto es enfocar la energía en la construcción de algo nuevo, no en la lucha por aferrarse a lo viejo, sobre todo en incidir en nuestro entorno para que todo sea mejor. Si yo cambio, el mundo lo hará también; ese es el reto más grande. No sabemos si somos mejores o peores, pero como seres humanos tenemos esperanza hacia el futuro y aspiramos a evolucionar. Ante un mundo tan versátil, esta navidad recordemos el verdadero significado de la renovación, vencer el miedo a lo desconocido y crear nuevos sueños, pero ¿Qué estamos dispuestos a hacer para lograrlo?

Estemos presentes para los nuestros y los demás y creemos experiencias memorables para el resto de nuestras vidas, pues es lo único que permanecerá en nuestro corazón. Abracemos los cambios, renovemos ilusiones y disfrutemos las pequeñas cosas de la vida. Agradezcamos, lo bueno y lo malo. El Papa Francisco en su discurso de Navidad recordó a Newman: “Aquí sobre la tierra vivir es cambiar, y la perfección es el resultado de muchas transformaciones”. Es tiempo de reflexión, que esperemos no sea únicamente en Navidad, sino en todos los días de nuestra existencia. Les deseo una Feliz Navidad.