/ jueves 7 de mayo de 2020

Festejos en medio de la pandemia

“Entre la cordura y la locura se encuentra la fiesta”: Daron Malakian

El jueves pasado se celebró en nuestro país el Día del Niño, y aunque un polémico virus proveniente de China intentó aguarles el festejo manteniéndolos enclaustrados en sus casas, nomás no, y es que ningún agente infeccioso, venga de donde venga, puede con dos elementos de fortaleza: La alegría infantil y las sagradas progenitoras que hacen y deshacen para que no decaiga el ánimo de sus querubines.

En mi casa, que es la tuya, circulan por las habitaciones dos escuincles que ya llegaron a la primera docena de años y que en unos cuantos meses estarán dejando abajo en estatura a quien ahora escribe, pues en su infantil y pandémico día se la pasaron jugando a las escondidas, el uno y la lotería mientras deglutían alegremente pizza de pepperoni y pastel de chocolate, todo bajo la autorización y complicidad de la autora de sus días, ya que acá su servidor me encontraba en el home office, pero las manifestaciones de alegría se me contagiaron de igual manera. Después de ese día, sumado a los que llevamos en cuarentena, mi bendita familia está agarrando condiciones para ser considerados como modelos perfectos de Botero. Sufro.

Tengo varias amistades que nacieron en el mes de abril y que llegaron a un año más de vida en medio de este tema del Covid-19; unos pudieron festejarse en petit comité y otros a través del mundo virtual donde escucharon las Mañanitas bajadas del YouTube, para ellos y para ti, querido lector, que también fue tu cumpleaños, un abrazote, esperando que cuando estemos del otro lado del puente (que lo estaremos) puedas brindar, bailar y cantar al aire libre.

En estos días de pandemia, el terreno escolar y el laboral se entretejen en un mismo lugar, el “trabajo en casa” que realizan los padres de familia y la educación virtual de los hijos que toman su clase en la recámara o el comedor han provocado que las mentes olviden hasta el día en el que estamos, el tiempo perdió la brújula, son días raros, la dinámica de nuestro cuerpo, de nuestro sentido y de nuestro quehacer se ha trastocado y ello implica una manera diferente de ver lo que acontece. El cambio (de latín cambium) hace referencia al trueque, es decir, dejar algo cotidiano y empezar a hacer algo nuevo, en estas andamos en medio de una vulnerabilidad que trastoca lo más frágil de nuestra existencia y así, el próximo domingo llegamos al 10 de mayo, fecha preciada para el pueblo azteca que con todo y cubrebocas y gel antibacterial jamás en la vida olvidará que madre sólo hay una y con esa tenemos. Felicidades


“Entre la cordura y la locura se encuentra la fiesta”: Daron Malakian

El jueves pasado se celebró en nuestro país el Día del Niño, y aunque un polémico virus proveniente de China intentó aguarles el festejo manteniéndolos enclaustrados en sus casas, nomás no, y es que ningún agente infeccioso, venga de donde venga, puede con dos elementos de fortaleza: La alegría infantil y las sagradas progenitoras que hacen y deshacen para que no decaiga el ánimo de sus querubines.

En mi casa, que es la tuya, circulan por las habitaciones dos escuincles que ya llegaron a la primera docena de años y que en unos cuantos meses estarán dejando abajo en estatura a quien ahora escribe, pues en su infantil y pandémico día se la pasaron jugando a las escondidas, el uno y la lotería mientras deglutían alegremente pizza de pepperoni y pastel de chocolate, todo bajo la autorización y complicidad de la autora de sus días, ya que acá su servidor me encontraba en el home office, pero las manifestaciones de alegría se me contagiaron de igual manera. Después de ese día, sumado a los que llevamos en cuarentena, mi bendita familia está agarrando condiciones para ser considerados como modelos perfectos de Botero. Sufro.

Tengo varias amistades que nacieron en el mes de abril y que llegaron a un año más de vida en medio de este tema del Covid-19; unos pudieron festejarse en petit comité y otros a través del mundo virtual donde escucharon las Mañanitas bajadas del YouTube, para ellos y para ti, querido lector, que también fue tu cumpleaños, un abrazote, esperando que cuando estemos del otro lado del puente (que lo estaremos) puedas brindar, bailar y cantar al aire libre.

En estos días de pandemia, el terreno escolar y el laboral se entretejen en un mismo lugar, el “trabajo en casa” que realizan los padres de familia y la educación virtual de los hijos que toman su clase en la recámara o el comedor han provocado que las mentes olviden hasta el día en el que estamos, el tiempo perdió la brújula, son días raros, la dinámica de nuestro cuerpo, de nuestro sentido y de nuestro quehacer se ha trastocado y ello implica una manera diferente de ver lo que acontece. El cambio (de latín cambium) hace referencia al trueque, es decir, dejar algo cotidiano y empezar a hacer algo nuevo, en estas andamos en medio de una vulnerabilidad que trastoca lo más frágil de nuestra existencia y así, el próximo domingo llegamos al 10 de mayo, fecha preciada para el pueblo azteca que con todo y cubrebocas y gel antibacterial jamás en la vida olvidará que madre sólo hay una y con esa tenemos. Felicidades