/ miércoles 6 de abril de 2022

Fin de sexenio

La Secretaría de Hacienda envió al Congreso de la Unión los“Pre-Criterios 2023″, en éste se confirma que, aun con los optimistas escenarios económicos, es inviable un crecimiento de 2 por ciento promedio anual durante el sexenio, contrario a lo expuesto en su libro por el presidente de la república. También advirtió que persiste el riesgo de una debilidad mayor en el consumo e inversión internos, y alertó de potenciales caídas en las calificaciones crediticias del país y de Pemex.

De acuerdo a la agencia Moody’s, ve poco probable una mejora en la calificación crediticia de México en un futuro cercano y señaló que la necesidad de apoyo recurrente y sustancial a Pemex está erosionando la fortaleza fiscal del país. También anota que el crecimiento económico a mediano plazo se estabilice en un nivel inferior a 2 por ciento, lo que ejercerá una presión a la baja sobre la calificación de México.

Si se cumplieran las proyecciones de los analistas para el periodo 2022-2024, México tendría un crecimiento promedio anual en el sexenio de sólo 0.4 por ciento, el más bajo en una generación. El peor crecimiento sexenal desde Miguel de la Madrid, y el cual recibió una economía dilapidada en todos los sentidos. Le tocó corregir todos los yerros de Echeverría y López Portillo. En ese escenario logró un crecimiento promedio de la economía mexicana de 0.1 por ciento anual, con cifras originales del Inegi. Un escenario completamente distinto al recibido por el actual presidente.

Es obvio que si persisten los niveles bajos de inversión, el crecimiento de la economía mexicana en el mediano plazo se mantendrá en torno a 2 por ciento, claramente insuficiente para hacer frente a los desafíos del país.

Esta falta de crecimiento, durante los próximos 30 meses, que son los que restan de la administración de AMLO, las prioridades deberían estar en mantener la estabilidad económica, preservar la confianza de los inversionistas e instrumentar políticas internas que generen certidumbre para aumentar la inversión productiva.

Desafortunadamente, la demagogia económica, ilusoriamente, es siempre una tentación para los gobernantes autoritarios. Ya que acostumbrados a doblegar leyes, instituciones o rivales políticos, creen que pueden dominar la economía. Andrés Manuel López Obrador ya presumió embusteramente en su anterior M Mañanera que la inflación en México es inferior a la de Estados Unidos o Europa gracias a su extraordinaria medida de subsidiar la gasolina, sin mencionar su enorme costo ya que durante enero y febrero, se sacrificaron 436 millones de pesos diarios sólo por concepto de un menor Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) a los combustibles, para un acumulado de 25 mil 716 millones.

El resultado es un deterioro en las finanzas públicas, una inflación reprimida (muy distinto que controlada) y la escasez de ciertos productos en el mercado. Una película que los mexicanos nos cansamos de ver en los sexenios de Luis Echeverría y José López Portillo.

Es muy difícil estimar la magnitud del daño que provocará AMLO en su salida y la disolución prematura de su gobierno, ya que serán 20 meses de angustia. Sobre todo viendo en perspectiva que este sexenio fue un fracaso monumental.


Maestro en Finanzas. Economista


La Secretaría de Hacienda envió al Congreso de la Unión los“Pre-Criterios 2023″, en éste se confirma que, aun con los optimistas escenarios económicos, es inviable un crecimiento de 2 por ciento promedio anual durante el sexenio, contrario a lo expuesto en su libro por el presidente de la república. También advirtió que persiste el riesgo de una debilidad mayor en el consumo e inversión internos, y alertó de potenciales caídas en las calificaciones crediticias del país y de Pemex.

De acuerdo a la agencia Moody’s, ve poco probable una mejora en la calificación crediticia de México en un futuro cercano y señaló que la necesidad de apoyo recurrente y sustancial a Pemex está erosionando la fortaleza fiscal del país. También anota que el crecimiento económico a mediano plazo se estabilice en un nivel inferior a 2 por ciento, lo que ejercerá una presión a la baja sobre la calificación de México.

Si se cumplieran las proyecciones de los analistas para el periodo 2022-2024, México tendría un crecimiento promedio anual en el sexenio de sólo 0.4 por ciento, el más bajo en una generación. El peor crecimiento sexenal desde Miguel de la Madrid, y el cual recibió una economía dilapidada en todos los sentidos. Le tocó corregir todos los yerros de Echeverría y López Portillo. En ese escenario logró un crecimiento promedio de la economía mexicana de 0.1 por ciento anual, con cifras originales del Inegi. Un escenario completamente distinto al recibido por el actual presidente.

Es obvio que si persisten los niveles bajos de inversión, el crecimiento de la economía mexicana en el mediano plazo se mantendrá en torno a 2 por ciento, claramente insuficiente para hacer frente a los desafíos del país.

Esta falta de crecimiento, durante los próximos 30 meses, que son los que restan de la administración de AMLO, las prioridades deberían estar en mantener la estabilidad económica, preservar la confianza de los inversionistas e instrumentar políticas internas que generen certidumbre para aumentar la inversión productiva.

Desafortunadamente, la demagogia económica, ilusoriamente, es siempre una tentación para los gobernantes autoritarios. Ya que acostumbrados a doblegar leyes, instituciones o rivales políticos, creen que pueden dominar la economía. Andrés Manuel López Obrador ya presumió embusteramente en su anterior M Mañanera que la inflación en México es inferior a la de Estados Unidos o Europa gracias a su extraordinaria medida de subsidiar la gasolina, sin mencionar su enorme costo ya que durante enero y febrero, se sacrificaron 436 millones de pesos diarios sólo por concepto de un menor Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) a los combustibles, para un acumulado de 25 mil 716 millones.

El resultado es un deterioro en las finanzas públicas, una inflación reprimida (muy distinto que controlada) y la escasez de ciertos productos en el mercado. Una película que los mexicanos nos cansamos de ver en los sexenios de Luis Echeverría y José López Portillo.

Es muy difícil estimar la magnitud del daño que provocará AMLO en su salida y la disolución prematura de su gobierno, ya que serán 20 meses de angustia. Sobre todo viendo en perspectiva que este sexenio fue un fracaso monumental.


Maestro en Finanzas. Economista