/ jueves 24 de junio de 2021

FRASEARIO | A propósito de la Día de las Naciones Unidas para la Administración Pública

De acuerdo con la ONU, el papel que desempeña la administración pública es esencial y crítico en la mejora de la vida de las personas, por eso es la piedra angular del trabajo de los gobiernos.

Dada la relevancia de la administración pública, hace 18 años la ONU estableció el 23 de junio como Día de las Naciones Unidas para la Administración Pública, fecha en la que sus estados miembros tienen la obligación moral de tomar y crear conciencia sobre el trascendental papel que la administración pública desempeña en el proceso y nivel de desarrollo de sus naciones. Pero como es evidente que para el presidente López Obrador eso de tomar conciencia no es lo suyo, y menos sobre sobre el deber ser de la administración pública, queda pues en los ciudadanos el tomar y crear conciencia al respecto.

Entonces, a propósito del Día de las Naciones Unidas para la Administración Pública, es imprescindible reflexionar en torno a lo que sucede en México. Y para ello, es necesario comenzar con el hecho de que administración pública y gobierno no son sinónimos, pero sí un binomio inseparable cuyo objetivo siempre debe ser en el marco del interés general y a través del servicio público; lo cual, sin duda alguna, se constituye en valor y virtud que norma el quehacer público.

De ahí que la administración pública deba cumplir con la esencial función de fomentar, establecer y fortalecer -a través del servicio público- el vínculo entre el gobierno y el pueblo, y el gobierno con la función -en términos generales- de garantizar el pleno ejercicio de todos y cada uno de los derechos de los ciudadanos para, así, satisfacer las necesidades sociales. Cosa que en México ha sucedido cada vez con menor frecuencia durante el último casi trienio.

El asunto es que, para administrar, hay que planear, organizar, dirigir y controlar (en ese orden), pero en México el actual gobierno solamente quiere controlar. El problema es que qué controla si no dirige, qué dirige si no organiza y qué organiza si no planea, y entonces los resultados saltan a la vista. Por otra parte, el problema con el actual gobierno radica en que, suponiendo sin conceder que sí administra algo, lo poco que -en su caso- administra lo hace de forma discriminatoria y eso es inaceptable porque, como bien lo dijo Constanza Wu, el servicio público consiste en servir a todas las personas (no sólo a las que cumplen con los criterios de gobierno en turno).

Quizás por casos como el de México es que la ONU enfatiza el terrible escenario que evidencia que donde faltan administraciones capaces, los gobiernos están incapacitados; y donde los gobiernos están incapacitados, el desarrollo sostenible se queda corto e imposibilita el logro de un mejor futuro para los ciudadanos.

En esta ocasión, concluyo parafraseando lo dicho (refiriéndose a Trump) por la periodista y escritora canadiense Naomi Klein: Con cada violación de la ética, con cada mentira descarada, con cada comentario desquiciado, esta administración deja la esfera pública más rota y degradada.


laecita.wordpress.com
laecita@gmail.com

De acuerdo con la ONU, el papel que desempeña la administración pública es esencial y crítico en la mejora de la vida de las personas, por eso es la piedra angular del trabajo de los gobiernos.

Dada la relevancia de la administración pública, hace 18 años la ONU estableció el 23 de junio como Día de las Naciones Unidas para la Administración Pública, fecha en la que sus estados miembros tienen la obligación moral de tomar y crear conciencia sobre el trascendental papel que la administración pública desempeña en el proceso y nivel de desarrollo de sus naciones. Pero como es evidente que para el presidente López Obrador eso de tomar conciencia no es lo suyo, y menos sobre sobre el deber ser de la administración pública, queda pues en los ciudadanos el tomar y crear conciencia al respecto.

Entonces, a propósito del Día de las Naciones Unidas para la Administración Pública, es imprescindible reflexionar en torno a lo que sucede en México. Y para ello, es necesario comenzar con el hecho de que administración pública y gobierno no son sinónimos, pero sí un binomio inseparable cuyo objetivo siempre debe ser en el marco del interés general y a través del servicio público; lo cual, sin duda alguna, se constituye en valor y virtud que norma el quehacer público.

De ahí que la administración pública deba cumplir con la esencial función de fomentar, establecer y fortalecer -a través del servicio público- el vínculo entre el gobierno y el pueblo, y el gobierno con la función -en términos generales- de garantizar el pleno ejercicio de todos y cada uno de los derechos de los ciudadanos para, así, satisfacer las necesidades sociales. Cosa que en México ha sucedido cada vez con menor frecuencia durante el último casi trienio.

El asunto es que, para administrar, hay que planear, organizar, dirigir y controlar (en ese orden), pero en México el actual gobierno solamente quiere controlar. El problema es que qué controla si no dirige, qué dirige si no organiza y qué organiza si no planea, y entonces los resultados saltan a la vista. Por otra parte, el problema con el actual gobierno radica en que, suponiendo sin conceder que sí administra algo, lo poco que -en su caso- administra lo hace de forma discriminatoria y eso es inaceptable porque, como bien lo dijo Constanza Wu, el servicio público consiste en servir a todas las personas (no sólo a las que cumplen con los criterios de gobierno en turno).

Quizás por casos como el de México es que la ONU enfatiza el terrible escenario que evidencia que donde faltan administraciones capaces, los gobiernos están incapacitados; y donde los gobiernos están incapacitados, el desarrollo sostenible se queda corto e imposibilita el logro de un mejor futuro para los ciudadanos.

En esta ocasión, concluyo parafraseando lo dicho (refiriéndose a Trump) por la periodista y escritora canadiense Naomi Klein: Con cada violación de la ética, con cada mentira descarada, con cada comentario desquiciado, esta administración deja la esfera pública más rota y degradada.


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