/ jueves 18 de febrero de 2021

Fraseario | A propósito del Día Mundial de la Justicia Social

Desde el año 2008, cada 20 de febrero es el día en el que los Estados Miembros de la ONU tienen -de manera especial y específica- la obligación moral y política de promover acciones que ayuden a crear conciencia y a sensibilizar al público en general sobre el tema de la justicia social.

Entonces, a propósito del Día Mundial de la Justicia Social, es necesario no sólo saber que se trata de un principio fundamental para la convivencia pacífica y próspera, sino también todo lo que implica dicho principio y su consecución.
Y es que, si bien es cierto que el reconocimiento de la importancia del tema de la justicia social no es algo nuevo y que, a nivel mundial, ha habido importantes avances, en el caso de México sigue siendo una asignatura pendiente que el Estado mexicano no ha podido aprobar de manera efectiva, eficaz y perdurable.

Es verdad que la Constitución de 1917 fue un parteaguas en materia de justicia social; es más, no sólo fue un parteaguas en la historia de México, sino también en la historia mundial, dado que su texto progresista y democratizador (resultado del reclamo de justicia social que motivó la Revolución Mexicana) sirvió como modelo para la construcción de otras constituciones. Sin embargo, cien años y 750 reformas después, el camino hacia la auténtica justicia social todavía es muy largo (y con tramos que han sido parcial o totalmente bloqueados).

Dentro de ese contexto, viene al caso lo planteado por Marco Antonio Baños en el marco de la celebración del centenario de la carta magna: No basta con reconocer su valía, se necesita bajar y concretar los postulados de sus grandes artículos a la vida diaria; de ahí que la revolución deba seguir activa en cuanto a sus ideales de justicia social. Esto, en el entendido de que -tal como lo dijo Bobby Seale- la revolución no se trata de tiroteos, se trata de la necesidad de volver a evolucionar la justicia y de regresar los poderes políticos, económicos y sociales a las manos del pueblo.

Es quizás por todo eso que, el año pasado, la CDHCM refirió que las experiencias de injusticia son siempre experiencias de falta de reconocimiento en niveles adicionales al jurídico; es decir, que para lograr la verdadera justicia social es necesario el reconocimiento social de las personas, los grupos y sus causas, que se les posibilite la elección (de forma autónoma) sobre los factores que proporcionan su bienestar, y que -además- exista la oportunidad real de ser o hacer algo al respecto.

El asunto es que en materia de justicia social México ha retrocedido, y la crisis que de esa situación resulte puede tener -en un futuro no muy lejano- efectos y consecuencias difíciles de revertir o superar.

En esta ocasión concluyo parafraseando lo dicho por el filósofo, profesor y activista de los Derechos Humanos Cornel West: El país está en serios problemas. Necesitamos el valor para cuestionar los poderes existentes, el valor para ser impacientes con el mal y pacientes con la gente, el valor para luchar por la justicia social.

laecita@gmail.com

Desde el año 2008, cada 20 de febrero es el día en el que los Estados Miembros de la ONU tienen -de manera especial y específica- la obligación moral y política de promover acciones que ayuden a crear conciencia y a sensibilizar al público en general sobre el tema de la justicia social.

Entonces, a propósito del Día Mundial de la Justicia Social, es necesario no sólo saber que se trata de un principio fundamental para la convivencia pacífica y próspera, sino también todo lo que implica dicho principio y su consecución.
Y es que, si bien es cierto que el reconocimiento de la importancia del tema de la justicia social no es algo nuevo y que, a nivel mundial, ha habido importantes avances, en el caso de México sigue siendo una asignatura pendiente que el Estado mexicano no ha podido aprobar de manera efectiva, eficaz y perdurable.

Es verdad que la Constitución de 1917 fue un parteaguas en materia de justicia social; es más, no sólo fue un parteaguas en la historia de México, sino también en la historia mundial, dado que su texto progresista y democratizador (resultado del reclamo de justicia social que motivó la Revolución Mexicana) sirvió como modelo para la construcción de otras constituciones. Sin embargo, cien años y 750 reformas después, el camino hacia la auténtica justicia social todavía es muy largo (y con tramos que han sido parcial o totalmente bloqueados).

Dentro de ese contexto, viene al caso lo planteado por Marco Antonio Baños en el marco de la celebración del centenario de la carta magna: No basta con reconocer su valía, se necesita bajar y concretar los postulados de sus grandes artículos a la vida diaria; de ahí que la revolución deba seguir activa en cuanto a sus ideales de justicia social. Esto, en el entendido de que -tal como lo dijo Bobby Seale- la revolución no se trata de tiroteos, se trata de la necesidad de volver a evolucionar la justicia y de regresar los poderes políticos, económicos y sociales a las manos del pueblo.

Es quizás por todo eso que, el año pasado, la CDHCM refirió que las experiencias de injusticia son siempre experiencias de falta de reconocimiento en niveles adicionales al jurídico; es decir, que para lograr la verdadera justicia social es necesario el reconocimiento social de las personas, los grupos y sus causas, que se les posibilite la elección (de forma autónoma) sobre los factores que proporcionan su bienestar, y que -además- exista la oportunidad real de ser o hacer algo al respecto.

El asunto es que en materia de justicia social México ha retrocedido, y la crisis que de esa situación resulte puede tener -en un futuro no muy lejano- efectos y consecuencias difíciles de revertir o superar.

En esta ocasión concluyo parafraseando lo dicho por el filósofo, profesor y activista de los Derechos Humanos Cornel West: El país está en serios problemas. Necesitamos el valor para cuestionar los poderes existentes, el valor para ser impacientes con el mal y pacientes con la gente, el valor para luchar por la justicia social.

laecita@gmail.com