/ jueves 17 de junio de 2021

FRASEARIO | Del sector clasemediero y sus actitudes aspiracionistas

Benazir Bhutto, primera mujer en gobernar un país musulmán, decía -y decía bien- que el liderazgo es hacer lo correcto por educar e inspirar a un electorado, teniendo empatía con el ánimo, necesidades, deseos y aspiraciones de éste.

Sin duda alguna, lo dicho por Bhutto debería ser un principio rector en el pensar, actuar, proceder y comportarse de todos los líderes políticos (especialmente, si quieren estar, están o quieren permanecer en el poder), pero no es así; y entonces por eso existen casos como el de Andrés Manuel López Obrador.

Tenemos pues al presidente de México, líder formal de los mexicanos, criticando, desestimando y descalificando el ánimo, las necesidades, los deseos y las aspiraciones manifestadas legal y legítimamente -el pasado 6 de junio, a través del sufragio efectivo- por un importante sector de la sociedad y del electorado.

Y es que resulta que, para el presidente López Obrador, la actitud aspiracionista de las clases medias de México no es otra cosa más que egoísmo en su máxima expresión. Según él, es egoísmo porque las ganas de triunfar y salir adelante que tiene el sector clasemediero mexicano son actitudes inmorales e individualistas; y esas actitudes son las que, según Andrés Manuel López Obrador, llevaron a las clases medias a no votar por Morena.

Dice el presidente López Obrador que el problema es que ha sido muy difícil convencer a los integrantes de las clases medias, incluso si tienen licenciatura, maestría o doctorado. Dicho eso, lo que sucedió es que el presidente demostró -una vez más- que tiene una visión tan corta y miope que no le permite entender que el nivel de preparación y formación académica-profesional de los integrantes de una sociedad no es cosa de egoísmos, individualismos o inmoralidades, sino una cualidad característica de los países más desarrollados y democráticos del mundo.

El caso es que el presidente López Obrador no entiende o no quiere aceptar (o ambas cosas) que lo sucedido el pasado 6 de junio es resultado de sus propias actitudes, comportamientos y desempeño.

Sí, es cierto que los dichos, actitudes y comportamientos del presidente Andrés Manuel López Obrador respecto al sector clasemediero son en torno de la derrota electoral que sufrió en la mitad de la que, hasta hace unos días, fue su principal bastión político; o sea, la Ciudad de México. Sin embargo, es muy evidente que el odio, el desprecio y la estigmatización de las clases medias es de forma generalizada porque, en definitiva, las aspiraciones de López Obrador no son -para nada- compatibles con las “peligrosas” actitudes aspiracionistas de las clases medias de México.

En esta ocasión, finalizo citando lo dicho alguna vez por el político, escritor y columnista inglés William Hague: Los gobiernos que bloquean las aspiraciones de su pueblo, que roban o son corruptos, que oprimen o que niegan la libertad de expresión y los derechos humanos, deben tener en cuenta que les resultará cada vez más difícil escapar al juicio de su propio pueblo.

laecita.wordpress.com
laecita@gmail.com

Benazir Bhutto, primera mujer en gobernar un país musulmán, decía -y decía bien- que el liderazgo es hacer lo correcto por educar e inspirar a un electorado, teniendo empatía con el ánimo, necesidades, deseos y aspiraciones de éste.

Sin duda alguna, lo dicho por Bhutto debería ser un principio rector en el pensar, actuar, proceder y comportarse de todos los líderes políticos (especialmente, si quieren estar, están o quieren permanecer en el poder), pero no es así; y entonces por eso existen casos como el de Andrés Manuel López Obrador.

Tenemos pues al presidente de México, líder formal de los mexicanos, criticando, desestimando y descalificando el ánimo, las necesidades, los deseos y las aspiraciones manifestadas legal y legítimamente -el pasado 6 de junio, a través del sufragio efectivo- por un importante sector de la sociedad y del electorado.

Y es que resulta que, para el presidente López Obrador, la actitud aspiracionista de las clases medias de México no es otra cosa más que egoísmo en su máxima expresión. Según él, es egoísmo porque las ganas de triunfar y salir adelante que tiene el sector clasemediero mexicano son actitudes inmorales e individualistas; y esas actitudes son las que, según Andrés Manuel López Obrador, llevaron a las clases medias a no votar por Morena.

Dice el presidente López Obrador que el problema es que ha sido muy difícil convencer a los integrantes de las clases medias, incluso si tienen licenciatura, maestría o doctorado. Dicho eso, lo que sucedió es que el presidente demostró -una vez más- que tiene una visión tan corta y miope que no le permite entender que el nivel de preparación y formación académica-profesional de los integrantes de una sociedad no es cosa de egoísmos, individualismos o inmoralidades, sino una cualidad característica de los países más desarrollados y democráticos del mundo.

El caso es que el presidente López Obrador no entiende o no quiere aceptar (o ambas cosas) que lo sucedido el pasado 6 de junio es resultado de sus propias actitudes, comportamientos y desempeño.

Sí, es cierto que los dichos, actitudes y comportamientos del presidente Andrés Manuel López Obrador respecto al sector clasemediero son en torno de la derrota electoral que sufrió en la mitad de la que, hasta hace unos días, fue su principal bastión político; o sea, la Ciudad de México. Sin embargo, es muy evidente que el odio, el desprecio y la estigmatización de las clases medias es de forma generalizada porque, en definitiva, las aspiraciones de López Obrador no son -para nada- compatibles con las “peligrosas” actitudes aspiracionistas de las clases medias de México.

En esta ocasión, finalizo citando lo dicho alguna vez por el político, escritor y columnista inglés William Hague: Los gobiernos que bloquean las aspiraciones de su pueblo, que roban o son corruptos, que oprimen o que niegan la libertad de expresión y los derechos humanos, deben tener en cuenta que les resultará cada vez más difícil escapar al juicio de su propio pueblo.

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