/ miércoles 20 de octubre de 2021

Fraseario | El ocultamiento y la opacidad también son corrupción

En el año 2003, Prashant Bhushan señaló las principales causas del crecimiento y la institucionalización de la corrupción: la cultura de ocultación y la falta de transparencia.

Al respecto, el abogado y activista indio explicó que la corrupción causa una falta de transparencia e instituciones débiles que no son responsables ante su pueblo y que eso, además de conducir a más corrupción y a la potenciación de funcionarios corruptos, aumenta el empobrecimiento y la alienación de los pobres y marginados; lo cual, a su vez, socava la democracia. Y así es como se perpetúa el ciclo de la corrupción.
Lo dicho por Bhushan viene al caso porque, con ello, queda claro por qué México retrocedió, en tan sólo 3 años, 18 lugares en el rubro “Ausencia de Corrupción”, según consta en el informe Índice de Estado de Derecho 2021, elaborado por la organización World Justice Project (WJP).
Dicho en otras palabras, lo expresado por Bhushan explica lo sucedido en México durante los últimos tres años: la cultura de la ocultación y la falta de transparencia que caracterizan al gobierno de la 4T es la causa de que, de los 139 países analizados por la WJP, México ahora sea el quinto más corrupto.
El asunto es que, aunque el presidente López Obrador diga que, gracias él, en México hay “cero corrupción y cero impunidad”, la realidad es otra. Ahí están, por ejemplo, casos como el de Emilio Lozoya, el de Jesús Ramírez Cuevas, el de Manuel Bartlett, el de Irma Eréndira Sandoval, el de Ana Gabriela Guevara, el de Rocío Nahle, el de Alejandro Gertz Manero, el de Pío López Obrador, el de Martín Jesús López Obrador y el de Felipa López Obrador.
Por otra parte, el presidente afirma que su gobierno no tiene nada que ocultar; sin embargo, el incremento de información clasificada como reservada o confidencial demuestra lo contrario. Tal es el caso de los documentos sobre el Tren Maya, la Explosión Tlahuelilpan, el Aeropuerto de Santa Lucía, el operativo contra Ovidio Guzmán, los contratos para la compra de vacunas contra Covid-19, el avión presidencial y las actas en las que se aprueba la incorporación de Alejandro Gertz Manero como investigador del SNI.
Ahora, si hablamos de falta de transparencia, las cosas tampoco son distintas. Y es que aun y cuando el presidente López Obrador dice estar comprometido con la transparencia, basta con buscar información que -por ley- debe estar actualizada y a disposición del público para corroborar que de transparencia no hay nada; pero eso sí, de “los otros datos” hay muchos.

Con todo eso -y por muchas cosas más-, queda claro que la cultura de la impunidad, la de la ocultación y de la falta de transparencia también es corrupción, y por eso ahora México es uno de los países más corruptos del mundo.
En esta ocasión, finalizo parafraseando lo dicho alguna vez por el escritor y activista sudafricano Breyten Breytenbach: En realidad, el funcionamiento del actual gobierno es opaco y encubierto, mientras se esconde en el foco parlanchín de una transparencia ostensible.

laecita.wordpress.com
laecita@gmail.com


En el año 2003, Prashant Bhushan señaló las principales causas del crecimiento y la institucionalización de la corrupción: la cultura de ocultación y la falta de transparencia.

Al respecto, el abogado y activista indio explicó que la corrupción causa una falta de transparencia e instituciones débiles que no son responsables ante su pueblo y que eso, además de conducir a más corrupción y a la potenciación de funcionarios corruptos, aumenta el empobrecimiento y la alienación de los pobres y marginados; lo cual, a su vez, socava la democracia. Y así es como se perpetúa el ciclo de la corrupción.
Lo dicho por Bhushan viene al caso porque, con ello, queda claro por qué México retrocedió, en tan sólo 3 años, 18 lugares en el rubro “Ausencia de Corrupción”, según consta en el informe Índice de Estado de Derecho 2021, elaborado por la organización World Justice Project (WJP).
Dicho en otras palabras, lo expresado por Bhushan explica lo sucedido en México durante los últimos tres años: la cultura de la ocultación y la falta de transparencia que caracterizan al gobierno de la 4T es la causa de que, de los 139 países analizados por la WJP, México ahora sea el quinto más corrupto.
El asunto es que, aunque el presidente López Obrador diga que, gracias él, en México hay “cero corrupción y cero impunidad”, la realidad es otra. Ahí están, por ejemplo, casos como el de Emilio Lozoya, el de Jesús Ramírez Cuevas, el de Manuel Bartlett, el de Irma Eréndira Sandoval, el de Ana Gabriela Guevara, el de Rocío Nahle, el de Alejandro Gertz Manero, el de Pío López Obrador, el de Martín Jesús López Obrador y el de Felipa López Obrador.
Por otra parte, el presidente afirma que su gobierno no tiene nada que ocultar; sin embargo, el incremento de información clasificada como reservada o confidencial demuestra lo contrario. Tal es el caso de los documentos sobre el Tren Maya, la Explosión Tlahuelilpan, el Aeropuerto de Santa Lucía, el operativo contra Ovidio Guzmán, los contratos para la compra de vacunas contra Covid-19, el avión presidencial y las actas en las que se aprueba la incorporación de Alejandro Gertz Manero como investigador del SNI.
Ahora, si hablamos de falta de transparencia, las cosas tampoco son distintas. Y es que aun y cuando el presidente López Obrador dice estar comprometido con la transparencia, basta con buscar información que -por ley- debe estar actualizada y a disposición del público para corroborar que de transparencia no hay nada; pero eso sí, de “los otros datos” hay muchos.

Con todo eso -y por muchas cosas más-, queda claro que la cultura de la impunidad, la de la ocultación y de la falta de transparencia también es corrupción, y por eso ahora México es uno de los países más corruptos del mundo.
En esta ocasión, finalizo parafraseando lo dicho alguna vez por el escritor y activista sudafricano Breyten Breytenbach: En realidad, el funcionamiento del actual gobierno es opaco y encubierto, mientras se esconde en el foco parlanchín de una transparencia ostensible.

laecita.wordpress.com
laecita@gmail.com