/ miércoles 3 de noviembre de 2021

Fraseario | Pensando en los difuntos

La semana pasada, el presidente López Obrador anunció que los días 1 y 2 de noviembre se tomaría un descanso para pensar en los difuntos.

“Son parte de nuestras tradiciones, tenemos que pensar en nuestros difuntos”, expresó el presidente; expresión con la que, en términos generales, estamos de acuerdo. El detalle es que, en términos reales, dos días no serán suficientes para que piense -al menos no con objetividad y espíritu crítico- en los más de 595 mil difuntos “extra” que, tan sólo en los últimos dos años, se sumaron como protagonistas del Día de Muertos.
Dicho de otra forma, dos días son insuficientes para que el presidente López Obrador piense en los más de 426 mil muertos por Covid-19 y en los más de 103 mil muertos víctimas de homicidios dolosos. Es decir, si de difuntos hablamos, el presidente tiene mucho que pensar y, sobre todo, que reflexionar, pero dos días no le alcanzarán para hacerlo como es debido.
Y es que, considerando su modus pensando, un par de días no son suficientes para que analice, reflexione y, luego, reaccione en consecuencia y en torno al hecho de que, de acuerdo con los datos oficiales contenidos en el Boletín estadístico sobre el exceso de mortalidad por todas las causas, entre el 2020 y el 2021, el exceso de defunciones es del 46.5 por ciento.
El caso es que, ciertamente el Día de Muertos y las celebraciones relacionadas con él son parte de nuestras tradiciones; sin embargo, esas tradiciones nunca han incluido aprovecharlas para ocultar o minimizar el exceso de mortalidad, menos cuando ese exceso ha sido desmesurado y devastador.
Aun así, al presidente López Obrador le fue muy placentero congratularse por el Día de Muertos y muy fácil decir: “Nunca los olvidaremos, sigan descansando en paz”.
Sí, como bien lo tuiteó el presidente, están tan arraigadas nuestras culturas que no se dejan de visitar los panteones; el detalle es que hay decenas de miles de casos en los que no tendría que ser necesario ir a un panteón a visitar a un ser querido. Sí, como bien lo tuiteó, para los mexicanos, el 1 y 2 de noviembre son días dedicados a nuestros difuntos; el detalle es que hay decenas de miles de difuntos que no deberían serlo. Sí, como bien lo tuiteó, no han faltado las ofrendas y los caminitos con cempasúchil hacia los altares de las casas; el detalle es que hay decenas de miles de casas en las que no debería haber ofrendas ni caminitos con cempasúchil. Y sí, como bien lo tuiteó @madamelucha, si el presidente “quiere pensar en nuestros muertos, que se tome el resto del sexenio y ni así le alcanzaría”.
En esta ocasión finalizo parafraseando lo dicho alguna vez por el escritor rumano ganador del Premio Nobel de la Paz Elie Wiesel: ¿Cómo se llora a cientos de miles de muertos? ¿Cuántas velas se encienden? ¿Cuántas plegarias se oran? ¿Sabemos cómo recordar a las víctimas, su soledad y su impotencia? […] Contemos sus historias porque sabemos que no escuchar ni desear saber lleva a la indiferencia, y la indiferencia nunca es una respuesta”.

laecita.wordpress.com
laecita@gmail.com


La semana pasada, el presidente López Obrador anunció que los días 1 y 2 de noviembre se tomaría un descanso para pensar en los difuntos.

“Son parte de nuestras tradiciones, tenemos que pensar en nuestros difuntos”, expresó el presidente; expresión con la que, en términos generales, estamos de acuerdo. El detalle es que, en términos reales, dos días no serán suficientes para que piense -al menos no con objetividad y espíritu crítico- en los más de 595 mil difuntos “extra” que, tan sólo en los últimos dos años, se sumaron como protagonistas del Día de Muertos.
Dicho de otra forma, dos días son insuficientes para que el presidente López Obrador piense en los más de 426 mil muertos por Covid-19 y en los más de 103 mil muertos víctimas de homicidios dolosos. Es decir, si de difuntos hablamos, el presidente tiene mucho que pensar y, sobre todo, que reflexionar, pero dos días no le alcanzarán para hacerlo como es debido.
Y es que, considerando su modus pensando, un par de días no son suficientes para que analice, reflexione y, luego, reaccione en consecuencia y en torno al hecho de que, de acuerdo con los datos oficiales contenidos en el Boletín estadístico sobre el exceso de mortalidad por todas las causas, entre el 2020 y el 2021, el exceso de defunciones es del 46.5 por ciento.
El caso es que, ciertamente el Día de Muertos y las celebraciones relacionadas con él son parte de nuestras tradiciones; sin embargo, esas tradiciones nunca han incluido aprovecharlas para ocultar o minimizar el exceso de mortalidad, menos cuando ese exceso ha sido desmesurado y devastador.
Aun así, al presidente López Obrador le fue muy placentero congratularse por el Día de Muertos y muy fácil decir: “Nunca los olvidaremos, sigan descansando en paz”.
Sí, como bien lo tuiteó el presidente, están tan arraigadas nuestras culturas que no se dejan de visitar los panteones; el detalle es que hay decenas de miles de casos en los que no tendría que ser necesario ir a un panteón a visitar a un ser querido. Sí, como bien lo tuiteó, para los mexicanos, el 1 y 2 de noviembre son días dedicados a nuestros difuntos; el detalle es que hay decenas de miles de difuntos que no deberían serlo. Sí, como bien lo tuiteó, no han faltado las ofrendas y los caminitos con cempasúchil hacia los altares de las casas; el detalle es que hay decenas de miles de casas en las que no debería haber ofrendas ni caminitos con cempasúchil. Y sí, como bien lo tuiteó @madamelucha, si el presidente “quiere pensar en nuestros muertos, que se tome el resto del sexenio y ni así le alcanzaría”.
En esta ocasión finalizo parafraseando lo dicho alguna vez por el escritor rumano ganador del Premio Nobel de la Paz Elie Wiesel: ¿Cómo se llora a cientos de miles de muertos? ¿Cuántas velas se encienden? ¿Cuántas plegarias se oran? ¿Sabemos cómo recordar a las víctimas, su soledad y su impotencia? […] Contemos sus historias porque sabemos que no escuchar ni desear saber lleva a la indiferencia, y la indiferencia nunca es una respuesta”.

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