/ martes 19 de noviembre de 2019

Fuera Evo Morales


No cabe duda que la 4T (cuarta transformación) es una transformación de cuarta. Todo lo que sea del narcotráfico es bienvenido en este gobierno del partido de Morena, encabezado por AMLO.

Empezando por el último coletazo del sexenio anterior, que liberó al famoso narco que tenía el cultivo de marihuana más grande del mundo en Búfalo, en el estado de Chihuahua, Caro Quintero, después de casi 30 años de tenerlo en la cárcel y después que la opinión pública se les echó encima, quisieron detenerlo, pero había desaparecido en el mundo del narcotráfico.

En este sexenio parece que son intocables los narcos. Vimos con mucha tristeza y coraje cómo en Michoacán los malos desarmaban y humillaban a nuestro Ejército mexicano por órdenes de AMLO de no hacer nada, ¿entonces a qué los mandó?

Siguió el Culianazo, donde fuimos la vergüenza mundial al detener al hijo del famoso “Chapo” Guzmán en Sinaloa y luego ante la amenaza del narco, lo liberan, “para que no hubiera más muertos”, cuando el mismo Gobierno había puesto en peligro a la población al llevar a cabo la aprehensión de Ovidio Guzmán, sin una estrategia, que después entre el secretario de Seguridad, “el Negro” Durazo y AMLO cayeron en todas las contradicciones y quedamos con más preguntas que respuestas, como ha sido en este gobierno.

AMLO ahora quiere liberar al exgobernador de Quintana Roo, Mario Villanueva, quien se encuentra preso por narcotraficante, desde que dejó la gubernatura, hace doce años.

El colmo. Darle asilo al exddictador de Bolivia Evo Morales, quien no sufrió un golpe de Estado, él renunció ante el consejo de las fuerzas armadas de su país ante más de 15 días de manifestaciones enormes de los ciudadanos que le reclamaban el fraude en su última reelección ilegal y que finalmente la OEA confirmó el fraude y pidió una nueva elección.

Nunca debió reelegirse, la ley no lo permite, pero argumentó que la primera vez había sido presidente de Bolivia y ahora se llama ¡República de Bolivia! La siguiente reelección fue simplemente porque le dio la gana. Prometió acabar con la pobreza, al igual que todos los gobernantes populistas, y la pobreza creció como en Venezuela, Cuba y demás países del grupo de Sao Paulo y al que pertenece Morena.

Evo Morales en su gobierno se dedicó a sembrar en serio la coca y puso laboratorios para producir cocaína, que vendía a Pablo Escobar de Colombia y al “Chapo” Guzmán de México. Se calcula que tiene más de 500 millones de euros en bancos de Europa.

Le dieron alojamiento en una casa histórica que pertenecía al expresidente Ávila Camacho, en Huixquilucan, Estado de México. Le pusieron 14 elementos de las guardias presidenciales que se suponía desaparecidos, 4 Suburban blindadas y todo con cargo al pueblo de México. ¿Dónde está la austeridad republicana?

Mandó AMLO un avión por Evo, teniendo la resistencia de todos los países vecinos para dejarlos aterrizar a reabastecimiento de combustible. Total, quedamos mal ante el mundo, de nueva cuenta.

¡Fuera Evo Morales!


No cabe duda que la 4T (cuarta transformación) es una transformación de cuarta. Todo lo que sea del narcotráfico es bienvenido en este gobierno del partido de Morena, encabezado por AMLO.

Empezando por el último coletazo del sexenio anterior, que liberó al famoso narco que tenía el cultivo de marihuana más grande del mundo en Búfalo, en el estado de Chihuahua, Caro Quintero, después de casi 30 años de tenerlo en la cárcel y después que la opinión pública se les echó encima, quisieron detenerlo, pero había desaparecido en el mundo del narcotráfico.

En este sexenio parece que son intocables los narcos. Vimos con mucha tristeza y coraje cómo en Michoacán los malos desarmaban y humillaban a nuestro Ejército mexicano por órdenes de AMLO de no hacer nada, ¿entonces a qué los mandó?

Siguió el Culianazo, donde fuimos la vergüenza mundial al detener al hijo del famoso “Chapo” Guzmán en Sinaloa y luego ante la amenaza del narco, lo liberan, “para que no hubiera más muertos”, cuando el mismo Gobierno había puesto en peligro a la población al llevar a cabo la aprehensión de Ovidio Guzmán, sin una estrategia, que después entre el secretario de Seguridad, “el Negro” Durazo y AMLO cayeron en todas las contradicciones y quedamos con más preguntas que respuestas, como ha sido en este gobierno.

AMLO ahora quiere liberar al exgobernador de Quintana Roo, Mario Villanueva, quien se encuentra preso por narcotraficante, desde que dejó la gubernatura, hace doce años.

El colmo. Darle asilo al exddictador de Bolivia Evo Morales, quien no sufrió un golpe de Estado, él renunció ante el consejo de las fuerzas armadas de su país ante más de 15 días de manifestaciones enormes de los ciudadanos que le reclamaban el fraude en su última reelección ilegal y que finalmente la OEA confirmó el fraude y pidió una nueva elección.

Nunca debió reelegirse, la ley no lo permite, pero argumentó que la primera vez había sido presidente de Bolivia y ahora se llama ¡República de Bolivia! La siguiente reelección fue simplemente porque le dio la gana. Prometió acabar con la pobreza, al igual que todos los gobernantes populistas, y la pobreza creció como en Venezuela, Cuba y demás países del grupo de Sao Paulo y al que pertenece Morena.

Evo Morales en su gobierno se dedicó a sembrar en serio la coca y puso laboratorios para producir cocaína, que vendía a Pablo Escobar de Colombia y al “Chapo” Guzmán de México. Se calcula que tiene más de 500 millones de euros en bancos de Europa.

Le dieron alojamiento en una casa histórica que pertenecía al expresidente Ávila Camacho, en Huixquilucan, Estado de México. Le pusieron 14 elementos de las guardias presidenciales que se suponía desaparecidos, 4 Suburban blindadas y todo con cargo al pueblo de México. ¿Dónde está la austeridad republicana?

Mandó AMLO un avión por Evo, teniendo la resistencia de todos los países vecinos para dejarlos aterrizar a reabastecimiento de combustible. Total, quedamos mal ante el mundo, de nueva cuenta.

¡Fuera Evo Morales!