/ jueves 9 de abril de 2020

Fuera la ansiedad


El peso de la ansiedad es mayor que el del mal que la provoca Daniel Defoe

Vamos a dejar por el momento de lado si el atrevido lector está de acuerdo o no con las acciones que hasta el día de hoy han sido realizadas por don Andrés, la manera de demostrar la aceptación del primer mandatario se presentará próximamente en las urnas; hoy debemos de seguir enfocados en nuestras acciones para continuar enfrentando a esta pandemia asiática que algunos se atrevieron a insinuar que se trataba de una maniobra de los neoliberales (y dale) para desestabilizar a la mal llamada cuarta transformación (como si brillara por su estabilidad)

Este Covid-19 que, de acuerdo con la OMS, surgió en un mercado chino de mariscos en donde también se venden algunos animales como aves, marmotas y murciélagos, no representa una amenaza en el sentido de que terminará con la humanidad, desde luego que no, pero sí pone en una completa y preocupante evidencia a los sistemas, tanto públicos y privados, del terreno de la salud, de ahí la emergencia nacional anunciada la semana pasada y que ha traído como consecuencia sacudidas económicas y sociales.

Ya es más que conocido que la principal forma de disminuir la velocidad del contagio es permanecer en casa el mayor tiempo posible (y en la medida de lo posible), esta situación ha obligado a muchos a convivir con la familia, cosa que no hacían antes ya sea por la dinámica de los tiempos modernos, por la rebeldía de los hijos o simple y sencillamente porque la monotonía se hizo costumbre. Encontremos el lado positivo y reestructuremos nuestras prioridades y actividades familiares, podemos estar frente a una gran oportunidad. Dejemos a un lado momentáneamente esa ansiedad o desesperación que nos ubica en la espera de la noticia que nos diga que ya se encontró la vacuna contra este virus asiático, calma, todo con calma. Esta crisis tendrá que pasar, pero las precauciones seguirán estando con nosotros por un buen tiempo y tendremos que aprender a adaptarnos a eso, no habrá de otra, la regularidad será diferente y sólo de nosotros dependerá si le damos para adelante o nos derrumbamos para siempre.

Por supuesto que es importante mantenerse informado sobre lo que está sucediendo con lo del Covid-19, pero hay que graduar la información para no caer en el estrés; en el ciberespacio existen muchísimas noticias falsas cuyo propósito es alterar a quien las lea, no caigamos en este tipo de redes maliciosas, dejemos un rato la computadora o el celular y vámonos a terminar ese libro que dejamos inconcluso, armemos ese rompecabezas que tenemos guardado desde hace tiempo, juguemos, brinquemos, cantemos y bailemos porque, como dijo Benedetti, cuando pase la tormenta entenderemos lo frágil que significa estar vivos. Ande pues.



El peso de la ansiedad es mayor que el del mal que la provoca Daniel Defoe

Vamos a dejar por el momento de lado si el atrevido lector está de acuerdo o no con las acciones que hasta el día de hoy han sido realizadas por don Andrés, la manera de demostrar la aceptación del primer mandatario se presentará próximamente en las urnas; hoy debemos de seguir enfocados en nuestras acciones para continuar enfrentando a esta pandemia asiática que algunos se atrevieron a insinuar que se trataba de una maniobra de los neoliberales (y dale) para desestabilizar a la mal llamada cuarta transformación (como si brillara por su estabilidad)

Este Covid-19 que, de acuerdo con la OMS, surgió en un mercado chino de mariscos en donde también se venden algunos animales como aves, marmotas y murciélagos, no representa una amenaza en el sentido de que terminará con la humanidad, desde luego que no, pero sí pone en una completa y preocupante evidencia a los sistemas, tanto públicos y privados, del terreno de la salud, de ahí la emergencia nacional anunciada la semana pasada y que ha traído como consecuencia sacudidas económicas y sociales.

Ya es más que conocido que la principal forma de disminuir la velocidad del contagio es permanecer en casa el mayor tiempo posible (y en la medida de lo posible), esta situación ha obligado a muchos a convivir con la familia, cosa que no hacían antes ya sea por la dinámica de los tiempos modernos, por la rebeldía de los hijos o simple y sencillamente porque la monotonía se hizo costumbre. Encontremos el lado positivo y reestructuremos nuestras prioridades y actividades familiares, podemos estar frente a una gran oportunidad. Dejemos a un lado momentáneamente esa ansiedad o desesperación que nos ubica en la espera de la noticia que nos diga que ya se encontró la vacuna contra este virus asiático, calma, todo con calma. Esta crisis tendrá que pasar, pero las precauciones seguirán estando con nosotros por un buen tiempo y tendremos que aprender a adaptarnos a eso, no habrá de otra, la regularidad será diferente y sólo de nosotros dependerá si le damos para adelante o nos derrumbamos para siempre.

Por supuesto que es importante mantenerse informado sobre lo que está sucediendo con lo del Covid-19, pero hay que graduar la información para no caer en el estrés; en el ciberespacio existen muchísimas noticias falsas cuyo propósito es alterar a quien las lea, no caigamos en este tipo de redes maliciosas, dejemos un rato la computadora o el celular y vámonos a terminar ese libro que dejamos inconcluso, armemos ese rompecabezas que tenemos guardado desde hace tiempo, juguemos, brinquemos, cantemos y bailemos porque, como dijo Benedetti, cuando pase la tormenta entenderemos lo frágil que significa estar vivos. Ande pues.