/ martes 26 de junio de 2018

Gobierno de gabinete: propuestas

Sin pena ni gloria terminó el debate de los presidenciables. Habrá que admitir que tuvo más de lo primero que de lo último.

La tendencia a la compra vedada, implícita, del voto como que no quiere la cosa, estuvo a la orden del día.

De lo implícito, no pocas veces, se pasó a lo explícito. Tal fue el caso del ofrecimiento de múltiples beneficios a los ancianos y a las mujeres. Se habló inclusive de dos mil quinientos pesos y de mil quinientos a las mujeres solteras. Y a los adolescentes y jóvenes, se ofreció becas al por mayor. La condición: dar el voto ciudadano el 1 de julio venidero.

Pero el colmo de los colmos fue el reparto con todo, nombre y dirección, de una tarjeta bancaria, o mejor del remedo de un documento así, para sugerir, a cambio del voto, los apoyos económicos que caerán de las nubes como premio a la bondadosa dádiva. Habrá que indagar cómo obtuvieron la susodicha información personalizada.

Todo esto sin mencionar las escenas paradisiacas que sobrevendrían, dijeron en su precampaña, si los ciudadanos se pronuncian en favor de X candidato.

Unos cuantos días faltan para el día clave y para que caiga el telón de lo que ha dado en llamarse la elección más democrática habida y por haber, en la cual el votante habrá de decidir el futuro económico, educativo y de bienestar en general.

No obstante, quedaron lejos del debate temas como la relativización del poder, los controles de éste con una normatividad específica, así como el rechazo de una concentración mayor de las decisiones en una sola persona o en un conjunto de instituciones que darían lugar a la imposición de una dictadura, de izquierda o conservadora; en suma, al ejercicio del absolutismo y al terrorismo de Estado.

El libro del doctor Diego Valadés “El gobierno de gabinete”, editado por la UNAM en 2003, se ocupa del tema enunciado como título en este comentario, al “examinar, afirma, las posibilidades de organización y el control del poder que ofrece una institución de oriundez parlamentaria”. Observa, no obstante: “Con vocación de universalidad institucional, el gobierno de gabinete”.

Por encima de la prolijidad lingüística, el doctor Valadés analiza el requerimiento del contenido normativo, haciendo la salvedad de los extremos: la inhibición en cuanto a su cumplimiento y a la apertura al ludibrio común en estos casos.

El ejercicio democrático del poder no implica, así, la concentración de su ejercicio por parte de una persona, como tampoco por un segmento de los funcionarios designados con ese efecto.

Decir presidencialismo no agota la posibilidad del gobierno de gabinete como tampoco afirmar que se está, a secas, al lado del parlamentarismo.

Temas como este y su consiguiente dilucidación representan el complejo ensayo teórico; es decir, su discusión por especialistas y hombres de Estado. La experiencia sigue en lo que toca a su implementación y práctica.

El debate de los presidenciables ha dejado, con todo y lo doloroso de la pérdida de tiempo y los derroches de dinero por parte de quienes les ha tocado hacer el teatro sin fin, abierta la posibilidad de avanzar.

Mientras tanto, es urgente la difusión de estudios como el del doctor Valadés, miembro muy distinguido del cuerpo de investigadores en el área del Derecho, dentro de la UNAM.

Su inteligencia, dedicación y honradez intelectual son aportación, de muy alto valor en nuestra casa de estudios.

http://federicoosorioaltuzar.blogspot.mx




Sin pena ni gloria terminó el debate de los presidenciables. Habrá que admitir que tuvo más de lo primero que de lo último.

La tendencia a la compra vedada, implícita, del voto como que no quiere la cosa, estuvo a la orden del día.

De lo implícito, no pocas veces, se pasó a lo explícito. Tal fue el caso del ofrecimiento de múltiples beneficios a los ancianos y a las mujeres. Se habló inclusive de dos mil quinientos pesos y de mil quinientos a las mujeres solteras. Y a los adolescentes y jóvenes, se ofreció becas al por mayor. La condición: dar el voto ciudadano el 1 de julio venidero.

Pero el colmo de los colmos fue el reparto con todo, nombre y dirección, de una tarjeta bancaria, o mejor del remedo de un documento así, para sugerir, a cambio del voto, los apoyos económicos que caerán de las nubes como premio a la bondadosa dádiva. Habrá que indagar cómo obtuvieron la susodicha información personalizada.

Todo esto sin mencionar las escenas paradisiacas que sobrevendrían, dijeron en su precampaña, si los ciudadanos se pronuncian en favor de X candidato.

Unos cuantos días faltan para el día clave y para que caiga el telón de lo que ha dado en llamarse la elección más democrática habida y por haber, en la cual el votante habrá de decidir el futuro económico, educativo y de bienestar en general.

No obstante, quedaron lejos del debate temas como la relativización del poder, los controles de éste con una normatividad específica, así como el rechazo de una concentración mayor de las decisiones en una sola persona o en un conjunto de instituciones que darían lugar a la imposición de una dictadura, de izquierda o conservadora; en suma, al ejercicio del absolutismo y al terrorismo de Estado.

El libro del doctor Diego Valadés “El gobierno de gabinete”, editado por la UNAM en 2003, se ocupa del tema enunciado como título en este comentario, al “examinar, afirma, las posibilidades de organización y el control del poder que ofrece una institución de oriundez parlamentaria”. Observa, no obstante: “Con vocación de universalidad institucional, el gobierno de gabinete”.

Por encima de la prolijidad lingüística, el doctor Valadés analiza el requerimiento del contenido normativo, haciendo la salvedad de los extremos: la inhibición en cuanto a su cumplimiento y a la apertura al ludibrio común en estos casos.

El ejercicio democrático del poder no implica, así, la concentración de su ejercicio por parte de una persona, como tampoco por un segmento de los funcionarios designados con ese efecto.

Decir presidencialismo no agota la posibilidad del gobierno de gabinete como tampoco afirmar que se está, a secas, al lado del parlamentarismo.

Temas como este y su consiguiente dilucidación representan el complejo ensayo teórico; es decir, su discusión por especialistas y hombres de Estado. La experiencia sigue en lo que toca a su implementación y práctica.

El debate de los presidenciables ha dejado, con todo y lo doloroso de la pérdida de tiempo y los derroches de dinero por parte de quienes les ha tocado hacer el teatro sin fin, abierta la posibilidad de avanzar.

Mientras tanto, es urgente la difusión de estudios como el del doctor Valadés, miembro muy distinguido del cuerpo de investigadores en el área del Derecho, dentro de la UNAM.

Su inteligencia, dedicación y honradez intelectual son aportación, de muy alto valor en nuestra casa de estudios.

http://federicoosorioaltuzar.blogspot.mx