La semana pasada concluimos un pendiente que necesitaba ser puesto en orden y regulado, la adscripción de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) con el único objetivo de reforzar con disciplina y prevenir la descomposición que caracterizó a la extinta policía federal. La conducción de la estrategia corresponderá a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana y aunque sus elementos actuarán bajo la disciplina militar, responderán a la justicia civil en caso de cometer infracciones contra civiles.
Y es que de eso se trata la reforma, de ordenar, de poner un marco legal claro para las tareas que estará desempeñando la Guardia Nacional, para que se termine con las lagunas legales que sólo ocasionan confusión. El reforzamiento que se está haciendo beneficia a todos, sin importar colores, y los gobiernos estatales, sobre todos los de la oposición, lo saben.
La supuesta militarización que acusa esa misma oposición, obvia descaradamente que la verdadera descomposición inició con el “ideólogo” recientemente aparecido, Ernesto Zedillo, con acciones como la matanza de Acteal y Aguas Blancas. Posteriormente, se le entregó la estafeta al PAN y de ahí, quien corona esta acción es su impresentable presidente Calderón.
Esos sexenios fueron el caldo de cultivo perfecto para que la descomposición social alcanzara niveles trágicos. La falta de oportunidades educativas y laborales dieron como resultado un panorama muy sombrío del que apenas estamos saliendo. Porque a pesar de la burla que hacen a la frase “abrazos no balazos”, lo que significa es una apuesta a la prevención, es la propuesta para atacar los problemas desde la raíz y no al revés.
Y esta fue justamente la apuesta de este gobierno, no rescatamos bancos, rescatamos a las personas, a los ciudadanos de a pie a través de programas sociales focalizados para los grupos más vulnerables, y gracias a esto, es que México volvió a confiar en nosotros.
Del otro lado, lo que queda de la oposición insiste en cerrar los ojos y no aceptar la responsabilidad que tuvieron en esta situación. Se les olvida que su forma de solucionar su derrota en las urnas en 2006 fue, ahí sí, militarizar al país, creando solo caos y desorden. Quisieron resolver un problema de legitimidad dando un manotazo en la mesa que solo empeoró la situación.
En la discusión del pasado jueves, se les escuchaban propuestas como el porqué mejor no se apoyaba a las policías municipales, porqué no se le destinaba mayor presupuesto al rubro, pero la realidad es que se les calla fácilmente porque eso, ellos, tras décadas de gobierno, jamás lo hicieron.
Y en Chihuahua aún tenemos memoria, fuimos uno de los estados que más estragos tuvo de esa guerra fallida, la población no olvida y jamás querremos volver a esa situación en donde el policía y el delincuente eran la misma persona, esa a la que las autoridades estadounidenses le quieren dictar cadena perpetua.
Contrario a todo eso, en la Cuarta Transformación utilizaremos responsablemente a la Guardia Nacional para resolver un problema social, que es justo lo que se ha venido haciendo. A pocos años de haber sido creada, hoy esta institución cuenta con el 80 por ciento de aprobación de la ciudadanía, y así a eso sumamos el 60 por ciento con que cuenta la Sedena, podemos confiar en que vamos por buen camino.