/ sábado 26 de octubre de 2019

Hace 60 años fundamos el La Salle

Me parece que recordar es vivir. Llegué a Chihuahua en agosto de 1959. Yo pertenecía al grupo de maestros laicos que trabajábamos con los Hermanos de la Escuelas Cristianas, los llamados lasallistas. Veníamos del Colegio Matamorense de Matamoros Tamaulipas. Veníamos a fundar el Instituto La Salle de Chihuahua. El Profr. Vicente Bustos venía en calidad de director, y un servidor como subdirector.

En varios lugares había la solicitud de abrir una escuela lasallista. Pero no había hermanos de la orden lasallista para abrir más escuelas. Yo era maestro en Matamoros, y don Vicente era el director. El visitador del norte de México, don Víctor Bertrand, nos había contratado para ser docentes en el Matamorense. Este era un colegio que deseaba recibir hermanos lasallistas. El hermano Bertrand aceptó fundar el Instituto La Salle de Chihuahua. Por eso nos mandó a Chihuahua. Empezamos a trabajar en septiembre de 1959. Abrimos el La Salle junto al Instituto Femenino de Chihuahua, en Nombre de Dios. En terrenos donde ahora está el Instituto Tecnológico de Monterrey. Apresuradamente se habían construido unas aulas. Y ahí empezamos a trabajar. El único colegio católico que funcionaba entonces en Chihuahua era el Instituto Regional de los jesuitas.

Fue un inicio con muchas precariedades. Nuestro alumnado no era seleccionado. Recibimos a todo el que se quiso inscribir con nosotros. Tuvimos un transporte escolar que nos recogía y entregaba a los alumnos. Recién iniciado el año escolar, hubimos de participar en el desfile del 20 de noviembre. Hubo que enseñar a los alumnos a desfilar. Eran años en que estaban prohibidos los colegios católicos. Era notoria la persecución a la escuela católica. Empezamos por instalar una disciplina estricta. En la concentración de 21 de marzo hubo que aceptar las ofensas de los masones, que eran los que festejaban a Juárez.

Muy laborioso fue el patronato de la escuela. El colegio fue ganando fama. A pesar de la prohibición, teníamos la práctica de los viernes primero de mes. Íbamos a misa. Hoy que han desaparecido las leyes persecutorias, parece que las cosas han sido así siempre como son hoy. Entonces éramos hostigados. Cerramos con éxito el primer año escolar.

Al final del primer año escolar del La Salle de Chihuahua, el superior de la Orden aceptó abrir otro Instituto La Salle en Delicias. Me mandó a mí como director. Me tocó ser el director fundador en Delicias. Quedé ajeno al manejo del La Salle de Chihuahua. En Delicias, en el primer desfile en noviembre de 1960 ganamos el primer lugar por ser la escuela con mejor disciplina. Eran en el país varios los institutos manejados por maestros laicos. En Delicias los miembros del patronato se pusieron exigentes. Querían hermanos. Desde 1965 hubo un hermano que se encargó de Delicias. Yo me quedaba disponible para ser trasladado a alguno de los colegios que funcionaban en México. Mi destino era Cd. Obregón. El hermano director de Chihuahua era el Hno. Gilberto Lozano. Un grupo de empresarios de la ciudad de Chihuahua iba a abrir la firma Promociones Educativas. Necesitaban un director. Le pidieron un director al Hno. Gilberto. Me sugirió a mí. Desde entonces me hice cargo de una escuela que no era lasallista. En 1965 dejé de ser maestro lasallista.

Hoy el Instituto La Salle de Chihuahua es una escuela de mucha calidad. A los que fuimos fundadores nos llena de orgullo haber tenido la dicha de ser fundadores de una escuela de tanta fama.

Me parece que recordar es vivir. Llegué a Chihuahua en agosto de 1959. Yo pertenecía al grupo de maestros laicos que trabajábamos con los Hermanos de la Escuelas Cristianas, los llamados lasallistas. Veníamos del Colegio Matamorense de Matamoros Tamaulipas. Veníamos a fundar el Instituto La Salle de Chihuahua. El Profr. Vicente Bustos venía en calidad de director, y un servidor como subdirector.

En varios lugares había la solicitud de abrir una escuela lasallista. Pero no había hermanos de la orden lasallista para abrir más escuelas. Yo era maestro en Matamoros, y don Vicente era el director. El visitador del norte de México, don Víctor Bertrand, nos había contratado para ser docentes en el Matamorense. Este era un colegio que deseaba recibir hermanos lasallistas. El hermano Bertrand aceptó fundar el Instituto La Salle de Chihuahua. Por eso nos mandó a Chihuahua. Empezamos a trabajar en septiembre de 1959. Abrimos el La Salle junto al Instituto Femenino de Chihuahua, en Nombre de Dios. En terrenos donde ahora está el Instituto Tecnológico de Monterrey. Apresuradamente se habían construido unas aulas. Y ahí empezamos a trabajar. El único colegio católico que funcionaba entonces en Chihuahua era el Instituto Regional de los jesuitas.

Fue un inicio con muchas precariedades. Nuestro alumnado no era seleccionado. Recibimos a todo el que se quiso inscribir con nosotros. Tuvimos un transporte escolar que nos recogía y entregaba a los alumnos. Recién iniciado el año escolar, hubimos de participar en el desfile del 20 de noviembre. Hubo que enseñar a los alumnos a desfilar. Eran años en que estaban prohibidos los colegios católicos. Era notoria la persecución a la escuela católica. Empezamos por instalar una disciplina estricta. En la concentración de 21 de marzo hubo que aceptar las ofensas de los masones, que eran los que festejaban a Juárez.

Muy laborioso fue el patronato de la escuela. El colegio fue ganando fama. A pesar de la prohibición, teníamos la práctica de los viernes primero de mes. Íbamos a misa. Hoy que han desaparecido las leyes persecutorias, parece que las cosas han sido así siempre como son hoy. Entonces éramos hostigados. Cerramos con éxito el primer año escolar.

Al final del primer año escolar del La Salle de Chihuahua, el superior de la Orden aceptó abrir otro Instituto La Salle en Delicias. Me mandó a mí como director. Me tocó ser el director fundador en Delicias. Quedé ajeno al manejo del La Salle de Chihuahua. En Delicias, en el primer desfile en noviembre de 1960 ganamos el primer lugar por ser la escuela con mejor disciplina. Eran en el país varios los institutos manejados por maestros laicos. En Delicias los miembros del patronato se pusieron exigentes. Querían hermanos. Desde 1965 hubo un hermano que se encargó de Delicias. Yo me quedaba disponible para ser trasladado a alguno de los colegios que funcionaban en México. Mi destino era Cd. Obregón. El hermano director de Chihuahua era el Hno. Gilberto Lozano. Un grupo de empresarios de la ciudad de Chihuahua iba a abrir la firma Promociones Educativas. Necesitaban un director. Le pidieron un director al Hno. Gilberto. Me sugirió a mí. Desde entonces me hice cargo de una escuela que no era lasallista. En 1965 dejé de ser maestro lasallista.

Hoy el Instituto La Salle de Chihuahua es una escuela de mucha calidad. A los que fuimos fundadores nos llena de orgullo haber tenido la dicha de ser fundadores de una escuela de tanta fama.