/ sábado 10 de febrero de 2018

Hacerle al tontito y el salario mínimo

Hubo una vez, hace cien años, un empresario que dobló el salario a sus empleados para que pudieran comprar los autos que fabricaba su compañía, en dos años todos sus empleados que solían llegar en transporte público manejaban un modelo T Ford, y así nació la clase media en Estados Unidos.  Este hombre asombroso se llamaba Henry Ford.

Hay grandes empresarios mexicanos, pero ninguno dispuesto a hacer lo que Henry Ford; ellos toman lo que les sirve del sistema irrisorio sobre el que se basa el salario mínimo. La Comisión Nacional de los Salarios Mínimos es un organismo, una compañía teatral, que paga estudios, viáticos, reuniones y profesionistas para que determinen cuál será el aumento (tres o cuatro pesos) al salario mínimo; así se ha hecho desde siempre: se pagan altos sueldos al personal de una comisión inútil para que realice estudios inútiles para establecer un alza salarial inútil.  Lo inservible de esta comisión queda claro al ver que a un panadero de las tiendas Walmart se le pagan 822 pesos a la semana (según su Bolsa de Trabajo), mientras a un empleado doméstico se le paga el doble; ¿y por qué se paga menos en la legalidad que en lo informal? Porque el salario mínimo lo establece la Comisión de Salarios Mínimos, y el pago de una doméstica lo dicta el libre mercado. Ford Motor Company paga 1,240 por semana, una vergüenza para Henry, tal vez por eso el jardín donde está su estatua, fíjese usted cuando pase, amable lector, en Ave. Homero y Colón, tiene sólo hierba mala.  Si se doblara el salario mínimo parte de la pequeña empresa sufriría, pero Walmart no, porque es la trasnacional con más empleados, líder en el mundo y que paga más de 10 dólares la hora en su país de origen; ni se le movería un pelito ¿Y por qué los diputados y senadores interesados en defender los derechos de una minoría gay no defienden a una mayoría que gana el mínimo?  Porque no saben que las revoluciones las hacen las grandes brechas entre ricos y pobres, y que es lo primero que hay que atender. Además, los que ganan el mínimo tuvieron una educación mediocre, trabajan para obtener la comida del día, no tienen amigos en el congreso y no saben defenderse.  Al gobierno (sea del partido que sea) le funciona muy bien hacerle al tontito en cuestión de salarios mínimos cuando sería tan fácil que las trasnacionales pagaran un mínimo digno.  

Namasté

www.silviagonzalez.com.mx

 

 

 

 

 

 

Hubo una vez, hace cien años, un empresario que dobló el salario a sus empleados para que pudieran comprar los autos que fabricaba su compañía, en dos años todos sus empleados que solían llegar en transporte público manejaban un modelo T Ford, y así nació la clase media en Estados Unidos.  Este hombre asombroso se llamaba Henry Ford.

Hay grandes empresarios mexicanos, pero ninguno dispuesto a hacer lo que Henry Ford; ellos toman lo que les sirve del sistema irrisorio sobre el que se basa el salario mínimo. La Comisión Nacional de los Salarios Mínimos es un organismo, una compañía teatral, que paga estudios, viáticos, reuniones y profesionistas para que determinen cuál será el aumento (tres o cuatro pesos) al salario mínimo; así se ha hecho desde siempre: se pagan altos sueldos al personal de una comisión inútil para que realice estudios inútiles para establecer un alza salarial inútil.  Lo inservible de esta comisión queda claro al ver que a un panadero de las tiendas Walmart se le pagan 822 pesos a la semana (según su Bolsa de Trabajo), mientras a un empleado doméstico se le paga el doble; ¿y por qué se paga menos en la legalidad que en lo informal? Porque el salario mínimo lo establece la Comisión de Salarios Mínimos, y el pago de una doméstica lo dicta el libre mercado. Ford Motor Company paga 1,240 por semana, una vergüenza para Henry, tal vez por eso el jardín donde está su estatua, fíjese usted cuando pase, amable lector, en Ave. Homero y Colón, tiene sólo hierba mala.  Si se doblara el salario mínimo parte de la pequeña empresa sufriría, pero Walmart no, porque es la trasnacional con más empleados, líder en el mundo y que paga más de 10 dólares la hora en su país de origen; ni se le movería un pelito ¿Y por qué los diputados y senadores interesados en defender los derechos de una minoría gay no defienden a una mayoría que gana el mínimo?  Porque no saben que las revoluciones las hacen las grandes brechas entre ricos y pobres, y que es lo primero que hay que atender. Además, los que ganan el mínimo tuvieron una educación mediocre, trabajan para obtener la comida del día, no tienen amigos en el congreso y no saben defenderse.  Al gobierno (sea del partido que sea) le funciona muy bien hacerle al tontito en cuestión de salarios mínimos cuando sería tan fácil que las trasnacionales pagaran un mínimo digno.  

Namasté

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