/ martes 21 de septiembre de 2021

Hacia una cultura de paz | Diversidad cultural y conflictos 

Por: Flor Yáñez

La diversidad cultural existe desde la formación de los primeros grupos humanos. La sociedad evoluciona y los contrastes entre ellos también. La multiculturalidad, más allá de las diferencias étnicas o de nacionalidad, también se basan en la diversidad religiosa, educativa, socioeconómica, lingüística, de edad, género, preferencias sexuales y tantas otras used pueda imaginar. De acuerdo con la UNESCO, el término “multiculturalidad” se refiere a la naturaleza culturalmente diversa de la sociedad humana. Se tiende a la homogeneización de los integrantes de una sociedad determinada, sin embargo, dentro de ella existe una heterogeneidad cultural. En una casa -por mencionar un ejemplo concreto-, pueden converger diferencias culturales abismales y no darnos cuenta, quizá porque no lo consideramos como tal. Bajo un techo pueden cohabitar personas adultas mayores, de distinta religión, infantes, personas de la diversidad sexual, etc. Ahora imaginemos una colonia, ciudad, estado y país. Son infinitas las combinaciones que conforman las identidades que, pudiera generar conflictos de dimensiones culturales que, de acuerdo con la naturaleza de cada una de ellas, pueden conducir a la exclusión de ciertos integrantes por no aceptarse su diferencia. La cultura determina la forma en que vemos el mundo, nuestros valores, y la interpretación de nuestro entorno, que varía de acuerdo con cada persona y región. Es complejo y profundo para su estudio y comprensión. Lamentablemente, en ocasiones la diversidad cultural, nos conduce a una cultura del conflicto y violencia. La Constitución es clara en cuanto a los derechos humanos universales de todas las personas. Uno de los retos ante la multiculturalidad, es aceptarnos los unos tal y como somos, a dirimir los conflictos de manera pacífica y renunciar a la violencia. Recientemente una pareja de esposos de la comunidad LGBTIII fue golpeada en un centro comercial por ir de la mano. Se les discriminó en un ataque de odio violento física y verbalmente La pregunta es: ¿Quién es tan omnipotente y soberano para colocarse por encima de otro ser humano y decidir si tiene derechos o no?

La Suprema Corte de Justicia de la Nación, máximo tribunal constitucional, y máxima autoridad jurisdiccional del Poder Judicial de la Federación, ha dictaminado que el matrimonio entre personas del mismo sexo es Constitucional y que “Negar el derecho a casarse, perpetúa la idea de que son menos merecedoras de reconocimiento que las parejas heterosexuales, ofendiendo con ello su dignidad como personas y su integridad”. El artículo primero de nuestra carta magna menciona: Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias sexuales, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas. Reconocer que somos multiculturales es el primer paso para lograr generar diálogos interculturales y así, construir una sociedad más homogénea y de paz. Ignorar menos para respetar más.

Yanez_flor@hotmail.com

Por: Flor Yáñez

La diversidad cultural existe desde la formación de los primeros grupos humanos. La sociedad evoluciona y los contrastes entre ellos también. La multiculturalidad, más allá de las diferencias étnicas o de nacionalidad, también se basan en la diversidad religiosa, educativa, socioeconómica, lingüística, de edad, género, preferencias sexuales y tantas otras used pueda imaginar. De acuerdo con la UNESCO, el término “multiculturalidad” se refiere a la naturaleza culturalmente diversa de la sociedad humana. Se tiende a la homogeneización de los integrantes de una sociedad determinada, sin embargo, dentro de ella existe una heterogeneidad cultural. En una casa -por mencionar un ejemplo concreto-, pueden converger diferencias culturales abismales y no darnos cuenta, quizá porque no lo consideramos como tal. Bajo un techo pueden cohabitar personas adultas mayores, de distinta religión, infantes, personas de la diversidad sexual, etc. Ahora imaginemos una colonia, ciudad, estado y país. Son infinitas las combinaciones que conforman las identidades que, pudiera generar conflictos de dimensiones culturales que, de acuerdo con la naturaleza de cada una de ellas, pueden conducir a la exclusión de ciertos integrantes por no aceptarse su diferencia. La cultura determina la forma en que vemos el mundo, nuestros valores, y la interpretación de nuestro entorno, que varía de acuerdo con cada persona y región. Es complejo y profundo para su estudio y comprensión. Lamentablemente, en ocasiones la diversidad cultural, nos conduce a una cultura del conflicto y violencia. La Constitución es clara en cuanto a los derechos humanos universales de todas las personas. Uno de los retos ante la multiculturalidad, es aceptarnos los unos tal y como somos, a dirimir los conflictos de manera pacífica y renunciar a la violencia. Recientemente una pareja de esposos de la comunidad LGBTIII fue golpeada en un centro comercial por ir de la mano. Se les discriminó en un ataque de odio violento física y verbalmente La pregunta es: ¿Quién es tan omnipotente y soberano para colocarse por encima de otro ser humano y decidir si tiene derechos o no?

La Suprema Corte de Justicia de la Nación, máximo tribunal constitucional, y máxima autoridad jurisdiccional del Poder Judicial de la Federación, ha dictaminado que el matrimonio entre personas del mismo sexo es Constitucional y que “Negar el derecho a casarse, perpetúa la idea de que son menos merecedoras de reconocimiento que las parejas heterosexuales, ofendiendo con ello su dignidad como personas y su integridad”. El artículo primero de nuestra carta magna menciona: Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias sexuales, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas. Reconocer que somos multiculturales es el primer paso para lograr generar diálogos interculturales y así, construir una sociedad más homogénea y de paz. Ignorar menos para respetar más.

Yanez_flor@hotmail.com