/ martes 30 de noviembre de 2021

Hacia una cultura de paz | El “coyote mexicano” de las inversiones

Cansados y arrastrando los pies, nos acercamos a la recta final para acabar el año, aún en medio de una pandemia que, para varios, pareciera no es lo más importante. Han sido numerosos los obstáculos en este maratónico 2021 pero de alguna manera, la hemos “librado”. La nueva es el regalo pre-decembrino de centenares de denuncias interpuestas contra la empresa Aras Investment Business Group, por el posible delito de “fraude” (aún no se sabe si será responsabilidad civil o penal). Cientos de personas invirtieron todo su capital, y ahorros para mudarlo a esa empresa, quién prometió réditos de hasta el 10% mensuales. Los primeros inversionistas ante los buenos resultados, “corrieron” la voz para que otros lo hicieran también pero ya a estos, no les fue igual; en un sano juicio recibir esta cantidad mensual es fantasmal, pero aún así con esperanza, firmaron contrato.


Todos buscamos asegurar nuestro “futuro”, contar fondo de emergencias, prevenir posibles gastos médicos, acedera a un retiro digno, pero, sobre todo, mejorar nuestra calidad de vida con soluciones para estar en “paz”. Por ello, la gente se aventuro a invertir, aún cuando no con la incertidumbre, confiando en que estarían bien.


La historia de Aras me recuerda a la película de “El Lobo de Wall Street” protagonizada por Leonardo DiCaprio, un joven ambicioso que dispuesto a hacerse millonario, abre su empresa de “brookers” al lado de sus amigos. Embelesa los oídos de los inversionistas y termina cometiendo fraude y corrupción en Wall Street. Aquí no es lobo, es coyote que persigue al corre caminos, pero la analogía es la misma. Nadie sabe a ciencia cierta qué es lo que ocurrirá.


En el caso de Aras de ¿quién es la culpa? responsables hay muchos. En primer lugar, Aras, porque acapararon el dinero con base a la ilusión de la gente de ganar dinero fácil y rápido; de las amistades o familiares que sí recibieron dinero y que atrajeron a otros a invertir. La responsabilidad moral de las personas que invirtieron y recibieron dinero, saben que son parte de un “robo”. Imaginen saber que otros lo “perdido” todo a costa de su invitación a participar en el proyecto; el Estado, por no tener la precaución de revisar y auditar qué se está haciendo. Tristemente gobierno no tiene capacidad de estrategia para prevenir y auditar, porque no tiene ni tiempo, ni capacitación adecuada y finalmente, la ilusión de las personas que creyeron que sí recibirían dinero.


La empresa comentó en video que “hay mucho enojo y decepción, es algo que no teníamos contemplados de lo que esperamos salir pronto. No los estamos abandonando, vamos de la mano todos. No todo es negativo, hay grupos de oración que está muy al pendiente, positiva, que quiere a la empresa” y pues sí, cuando todo se ve muy complicado, lo único que queda es rezar. Esperemos los baches se tapen y todo se resuelva. Sólo queda esperar.


Cansados y arrastrando los pies, nos acercamos a la recta final para acabar el año, aún en medio de una pandemia que, para varios, pareciera no es lo más importante. Han sido numerosos los obstáculos en este maratónico 2021 pero de alguna manera, la hemos “librado”. La nueva es el regalo pre-decembrino de centenares de denuncias interpuestas contra la empresa Aras Investment Business Group, por el posible delito de “fraude” (aún no se sabe si será responsabilidad civil o penal). Cientos de personas invirtieron todo su capital, y ahorros para mudarlo a esa empresa, quién prometió réditos de hasta el 10% mensuales. Los primeros inversionistas ante los buenos resultados, “corrieron” la voz para que otros lo hicieran también pero ya a estos, no les fue igual; en un sano juicio recibir esta cantidad mensual es fantasmal, pero aún así con esperanza, firmaron contrato.


Todos buscamos asegurar nuestro “futuro”, contar fondo de emergencias, prevenir posibles gastos médicos, acedera a un retiro digno, pero, sobre todo, mejorar nuestra calidad de vida con soluciones para estar en “paz”. Por ello, la gente se aventuro a invertir, aún cuando no con la incertidumbre, confiando en que estarían bien.


La historia de Aras me recuerda a la película de “El Lobo de Wall Street” protagonizada por Leonardo DiCaprio, un joven ambicioso que dispuesto a hacerse millonario, abre su empresa de “brookers” al lado de sus amigos. Embelesa los oídos de los inversionistas y termina cometiendo fraude y corrupción en Wall Street. Aquí no es lobo, es coyote que persigue al corre caminos, pero la analogía es la misma. Nadie sabe a ciencia cierta qué es lo que ocurrirá.


En el caso de Aras de ¿quién es la culpa? responsables hay muchos. En primer lugar, Aras, porque acapararon el dinero con base a la ilusión de la gente de ganar dinero fácil y rápido; de las amistades o familiares que sí recibieron dinero y que atrajeron a otros a invertir. La responsabilidad moral de las personas que invirtieron y recibieron dinero, saben que son parte de un “robo”. Imaginen saber que otros lo “perdido” todo a costa de su invitación a participar en el proyecto; el Estado, por no tener la precaución de revisar y auditar qué se está haciendo. Tristemente gobierno no tiene capacidad de estrategia para prevenir y auditar, porque no tiene ni tiempo, ni capacitación adecuada y finalmente, la ilusión de las personas que creyeron que sí recibirían dinero.


La empresa comentó en video que “hay mucho enojo y decepción, es algo que no teníamos contemplados de lo que esperamos salir pronto. No los estamos abandonando, vamos de la mano todos. No todo es negativo, hay grupos de oración que está muy al pendiente, positiva, que quiere a la empresa” y pues sí, cuando todo se ve muy complicado, lo único que queda es rezar. Esperemos los baches se tapen y todo se resuelva. Sólo queda esperar.