/ martes 19 de julio de 2022

Hacia una cultura de paz | Las emociones en la sociedad

Por: Flor Yáñez

Recuerdo una tarde abrir el diccionario y encontrar que la etimología de la palabra recordar era “recordari” formado por re (de nuevo) y cordis (corazón); volver a pasar algo o alguien por el corazón. Luego encontré que la palabra emoción proviene de la palabra francesa émouvoir: emocionarse, conmoverse o algo que se mueve. Una emoción es un movimiento del alma o del ánimo que nos con-mueve. Fue hermoso hacer la conexión de que, al recordar, pasamos por el corazón y es ahí, en sentido literario, donde se mueven los recuerdos que nos hacen sentir.

De acuerdo con la neurociencia, existen seis emociones primarias-básicas universales innatas a todas las personas, independientemente del contexto cultural: enojo, miedo, tristeza, alegría, asco y sorpresa. Daniel Goleman también lo describió en su libro “Inteligencia emocional”, alegando que la inteligencia en las emociones era quizá más importante, que la racional. Sabemos que nos sentimos mal, pero no sabemos describir qué es, haciéndonos analfabetas emocionales. Dentro de estas emociones básicas existen niveles, por ejemplo, la ira escala desde la molestia, frustración, exasperación, amargura, venganza hasta la furia. El miedo va desde sentirse azorado, nerviosismo, ansiedad, pavor, desesperación, pánico, horror y terror. La alegría comienza con una sensación placentera, gozo, diversión, alivio, orgullo, maravilla, excitación y éxtasis. Sabe distinguir usted cuando se le “mueve” algo dentro del alma, ¿cuál de éstas es?

De acuerdo con especialistas, son varios los desencadenantes de estas emociones, por ejemplo, en el miedo es: la amenaza a la seguridad; en la ira: la ineficiencia y burocracia, ser víctima de ofensas, ser acusado erróneamente, rechazo, frenado por la autoridad e interferencia en la acción; y en la tristeza: pérdida de un ser querido, percepción de pérdida de estatus, no ser incluido y perder algo de valor.

En la sociedad hemos alcanzado el último escalón de la furia, por la incapacidad, ineficiencia y burocracia de las autoridades de contrarrestar los problemas que nos aquejan, principalmente la inseguridad y la violencia en sus múltiples aspectos. También permea el terror de salir a la calle a sufrir un ataque de violencia y, en consecuencia, nos invade la tristeza, ante la pérdida de la estabilidad y alegría que alguna vez hubo y nos hizo sentir en paz. Antes un niño salía a jugar a la calle hasta altas horas de la noche, ahora, impensable que pueda salir a la banqueta sin estar acompañado; entonces, tampoco es casualidad que predominen las depresiones. A veces lo único que podemos hacer es acudir al corazón y recordar los momentos en que la situación era mejor y respecto a las emociones, le recomiendo ver la película “Intensamente”, de Pixar, para entender qué siente y adentrarse en su conocimiento. Si el estado no le brinda paz, procure encontrar estabilidad interior, a través del autoconocimiento emocional y aprender a gestionar las emociones para encontrar un equilibrio.

www.floryanez.com

Por: Flor Yáñez

Recuerdo una tarde abrir el diccionario y encontrar que la etimología de la palabra recordar era “recordari” formado por re (de nuevo) y cordis (corazón); volver a pasar algo o alguien por el corazón. Luego encontré que la palabra emoción proviene de la palabra francesa émouvoir: emocionarse, conmoverse o algo que se mueve. Una emoción es un movimiento del alma o del ánimo que nos con-mueve. Fue hermoso hacer la conexión de que, al recordar, pasamos por el corazón y es ahí, en sentido literario, donde se mueven los recuerdos que nos hacen sentir.

De acuerdo con la neurociencia, existen seis emociones primarias-básicas universales innatas a todas las personas, independientemente del contexto cultural: enojo, miedo, tristeza, alegría, asco y sorpresa. Daniel Goleman también lo describió en su libro “Inteligencia emocional”, alegando que la inteligencia en las emociones era quizá más importante, que la racional. Sabemos que nos sentimos mal, pero no sabemos describir qué es, haciéndonos analfabetas emocionales. Dentro de estas emociones básicas existen niveles, por ejemplo, la ira escala desde la molestia, frustración, exasperación, amargura, venganza hasta la furia. El miedo va desde sentirse azorado, nerviosismo, ansiedad, pavor, desesperación, pánico, horror y terror. La alegría comienza con una sensación placentera, gozo, diversión, alivio, orgullo, maravilla, excitación y éxtasis. Sabe distinguir usted cuando se le “mueve” algo dentro del alma, ¿cuál de éstas es?

De acuerdo con especialistas, son varios los desencadenantes de estas emociones, por ejemplo, en el miedo es: la amenaza a la seguridad; en la ira: la ineficiencia y burocracia, ser víctima de ofensas, ser acusado erróneamente, rechazo, frenado por la autoridad e interferencia en la acción; y en la tristeza: pérdida de un ser querido, percepción de pérdida de estatus, no ser incluido y perder algo de valor.

En la sociedad hemos alcanzado el último escalón de la furia, por la incapacidad, ineficiencia y burocracia de las autoridades de contrarrestar los problemas que nos aquejan, principalmente la inseguridad y la violencia en sus múltiples aspectos. También permea el terror de salir a la calle a sufrir un ataque de violencia y, en consecuencia, nos invade la tristeza, ante la pérdida de la estabilidad y alegría que alguna vez hubo y nos hizo sentir en paz. Antes un niño salía a jugar a la calle hasta altas horas de la noche, ahora, impensable que pueda salir a la banqueta sin estar acompañado; entonces, tampoco es casualidad que predominen las depresiones. A veces lo único que podemos hacer es acudir al corazón y recordar los momentos en que la situación era mejor y respecto a las emociones, le recomiendo ver la película “Intensamente”, de Pixar, para entender qué siente y adentrarse en su conocimiento. Si el estado no le brinda paz, procure encontrar estabilidad interior, a través del autoconocimiento emocional y aprender a gestionar las emociones para encontrar un equilibrio.

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