/ martes 5 de abril de 2022

Hacia una cultura de paz | Los otros datos de AMLO

Una sociedad bien informada toma mejores decisiones; mejores decisiones abren el camino hacia la consolidación de un Estado democrático y de derecho. Conocer algo implica preguntarlo, pero ¿cómo hacerlo si los datos que comparte el Estado son falsos? Hace poco escribí que “tradicionalmente”, pareciera que las mentiras y engaños provenientes de los políticos eran los únicos socialmente aceptados; las aguantamos y a veces, incluso las defendemos sin pensamiento crítico. Recientemente Luis Estrada, director de SPIN, Taller de Comunicación Política, publicó el libro: “El imperio de los otros datos”. Él y su equipo han analizado por tres años la información que AMLO dice en las mañaneras. De acuerdo con el autor, el presidente ha dicho 70,000 afirmaciones falsas; aproximadamente 90 por mañanera hasta el día de hoy, es decir, prácticamente nada de lo que dice tiene sustento. En comparación con otros gobiernos populistas, se lee en el libro que The Washington Post contó a Trump 35,000 mentiras en todos sus eventos, incluidas las redes sociales. AMLO ya lo superó por mucho, por lo menos en las mentiras. Las mañaneras son entonces el “‘show’ matutino de los otros datos”, organizado y controlado sigilosamente por el presidente, donde las preguntas se evaden y las respuestas contienen frases engañosas o no se pueden aprobar. Uno de esos datos repetido 55 veces, es que en México tenemos un Estado de derecho. Lo que sí sabemos es que esto, como la democracia, continúa siendo una aspiración utópica. Un camino para lograrlo es el derecho humano de acceso a la información, pero desgraciadamente, aún se quebranta todos los días, desde las 7:00 a.m. Este derecho es relevante, pues es puerta para ejercer otros derechos fundamentales, conocer el panorama completo con información veraz y así, tomar decisiones y exigir resultados. La información es la llave.

La historia se repite. El gobierno diariamente agrega un block al muro que construye con la sociedad para guardar secretos, ocultar información y mostrar sólo aquello que le favorece.

Si sabemos que el presidente nos miente, ¿para qué confiamos en sus otros datos que son falsos o no se pueden probar? Quizá Robert Greene en su libro “Las 48 leyes del poder” tenga razón. “Ley No. 27: Juegue con la necesidad de la gente de tener fe en algo, para conseguir seguidores incondicionales; la ciencia del charlatanismo”. Es tiempo de seguir el pensamiento científico: lo que no se puede probar no existe. El libro de Estrada ya está a la venta, vale la pena darle una ojeada y que “cada quién llegue a la verdad por sus propios pasos”, dijo Sabines, llegue a sus propias conclusiones y exija la verdad. P.D. La más reciente de AMLO es la de usar el método democrático y acudir a las urnas para votar el tema de la revocación de mandato. La revocación está construida a base de mentiras y datos falsos, por eso no acudiré a las urnas, pero usted infórmese.


Una sociedad bien informada toma mejores decisiones; mejores decisiones abren el camino hacia la consolidación de un Estado democrático y de derecho. Conocer algo implica preguntarlo, pero ¿cómo hacerlo si los datos que comparte el Estado son falsos? Hace poco escribí que “tradicionalmente”, pareciera que las mentiras y engaños provenientes de los políticos eran los únicos socialmente aceptados; las aguantamos y a veces, incluso las defendemos sin pensamiento crítico. Recientemente Luis Estrada, director de SPIN, Taller de Comunicación Política, publicó el libro: “El imperio de los otros datos”. Él y su equipo han analizado por tres años la información que AMLO dice en las mañaneras. De acuerdo con el autor, el presidente ha dicho 70,000 afirmaciones falsas; aproximadamente 90 por mañanera hasta el día de hoy, es decir, prácticamente nada de lo que dice tiene sustento. En comparación con otros gobiernos populistas, se lee en el libro que The Washington Post contó a Trump 35,000 mentiras en todos sus eventos, incluidas las redes sociales. AMLO ya lo superó por mucho, por lo menos en las mentiras. Las mañaneras son entonces el “‘show’ matutino de los otros datos”, organizado y controlado sigilosamente por el presidente, donde las preguntas se evaden y las respuestas contienen frases engañosas o no se pueden aprobar. Uno de esos datos repetido 55 veces, es que en México tenemos un Estado de derecho. Lo que sí sabemos es que esto, como la democracia, continúa siendo una aspiración utópica. Un camino para lograrlo es el derecho humano de acceso a la información, pero desgraciadamente, aún se quebranta todos los días, desde las 7:00 a.m. Este derecho es relevante, pues es puerta para ejercer otros derechos fundamentales, conocer el panorama completo con información veraz y así, tomar decisiones y exigir resultados. La información es la llave.

La historia se repite. El gobierno diariamente agrega un block al muro que construye con la sociedad para guardar secretos, ocultar información y mostrar sólo aquello que le favorece.

Si sabemos que el presidente nos miente, ¿para qué confiamos en sus otros datos que son falsos o no se pueden probar? Quizá Robert Greene en su libro “Las 48 leyes del poder” tenga razón. “Ley No. 27: Juegue con la necesidad de la gente de tener fe en algo, para conseguir seguidores incondicionales; la ciencia del charlatanismo”. Es tiempo de seguir el pensamiento científico: lo que no se puede probar no existe. El libro de Estrada ya está a la venta, vale la pena darle una ojeada y que “cada quién llegue a la verdad por sus propios pasos”, dijo Sabines, llegue a sus propias conclusiones y exija la verdad. P.D. La más reciente de AMLO es la de usar el método democrático y acudir a las urnas para votar el tema de la revocación de mandato. La revocación está construida a base de mentiras y datos falsos, por eso no acudiré a las urnas, pero usted infórmese.