/ martes 15 de junio de 2021

Hacia una cultura de paz | Los Sentimientos de la Nación

La mofa del “Muro de Berlín” que divide a la CDMX en este y oeste, tal como sucedió en la Guerra Fría en Alemania, ya es tendencia en redes sociales. Usando el diccionario exclusivo que el mismo presidente editó, tenemos un país dividido en “chairos” y “fifís”. Un artículo publicado en El Financiero comenta que gran porcentaje de las personas que votaron por AMLO en 2018 tenían nivel educativo alto: licenciatura, posgrado y doctorado. Este 2021 fue un efecto contrario.

Más del 50% de los simpatizantes por este partido tenían educación básica y las personas “educadas” le dieron la espalda. Polémico fue el reciente comentario del presidente en la mañanera, aludiendo a que la clase media y media alta que incluso tienen licenciatura, maestría y doctorado, están muy difíciles de convencer porque tienen una actitud aspiracionista y su mentalidad es triunfar y salir adelante; muy egoísta. Luego llamó a los conservadores hipócritas, clasistas y racistas.

AMLO con sus discursos impone su “razón” por la cual no podemos entender su transformación, revolución o mejor dicho, régimen que impone.

La necesidad política actualmente es la de convencer a los que ya no están convencidos, de despertar sus pasiones y sentimientos de odio, rechazo y resentimiento para dividir, no la de utilizar argumentos con base en esta gran invención griega. Para hablar de razón, primero deben pronunciarse palabras con sentido.

Puede existir una persona que a lo largo de su existencia piensa, pero no usa la razón. En México algo parecido ocurre. El ruido emocional y carismático que contagia a las clases de su preferencia los aleja de construir un argumento razonable de por qué los “fifís” están mal y resulten en insultados, juzgados y sentenciados al exilio de los cambios que propone.

Las palabras revistas con sentido se llaman argumentos y de ahí se construye la razón. El análisis debe volverse inteligente para convencer, de ahí la inconveniencia que las clases educadas tengan grandes aspiraciones y se atrevan a pensar por sí mismas, a cuestionar y exigir explicaciones plausibles y aplicables a la realidad. Recordemos por qué murió Sócrates: por exigir respuestas reales, no basadas en creencias y sentimientos.

El presidente mueve las masas apelando a las creencias públicas basadas en posibilidades y sentimientos, esta última palabra de acuerdo con la RAE significa “movimiento del alma o del ánimo que conmueve”. Proviene del latín “emouvere”: “ex”, hacia afuera y “moveré”, remover, sacar de un lugar, sacudir” como lo hace lo hace el presidente con sus discursos dondequiera que se presente. El panorama político en México se ha convertido en sacudir, para nublar la cabeza y orillar a acciones pasionales contra los “traidores” de la 4T. Los Sentimientos de la Nación, que es uno de los documentos políticos más importante de la historia de México redactado en 1812, se ha convertido en una deformada y bizarra sátira del panorama ilógico e incoherente para el desarrollo. Es necesario estudiar y acudir a libros para comprender por qué hay tanta división por medios populistas.

La mofa del “Muro de Berlín” que divide a la CDMX en este y oeste, tal como sucedió en la Guerra Fría en Alemania, ya es tendencia en redes sociales. Usando el diccionario exclusivo que el mismo presidente editó, tenemos un país dividido en “chairos” y “fifís”. Un artículo publicado en El Financiero comenta que gran porcentaje de las personas que votaron por AMLO en 2018 tenían nivel educativo alto: licenciatura, posgrado y doctorado. Este 2021 fue un efecto contrario.

Más del 50% de los simpatizantes por este partido tenían educación básica y las personas “educadas” le dieron la espalda. Polémico fue el reciente comentario del presidente en la mañanera, aludiendo a que la clase media y media alta que incluso tienen licenciatura, maestría y doctorado, están muy difíciles de convencer porque tienen una actitud aspiracionista y su mentalidad es triunfar y salir adelante; muy egoísta. Luego llamó a los conservadores hipócritas, clasistas y racistas.

AMLO con sus discursos impone su “razón” por la cual no podemos entender su transformación, revolución o mejor dicho, régimen que impone.

La necesidad política actualmente es la de convencer a los que ya no están convencidos, de despertar sus pasiones y sentimientos de odio, rechazo y resentimiento para dividir, no la de utilizar argumentos con base en esta gran invención griega. Para hablar de razón, primero deben pronunciarse palabras con sentido.

Puede existir una persona que a lo largo de su existencia piensa, pero no usa la razón. En México algo parecido ocurre. El ruido emocional y carismático que contagia a las clases de su preferencia los aleja de construir un argumento razonable de por qué los “fifís” están mal y resulten en insultados, juzgados y sentenciados al exilio de los cambios que propone.

Las palabras revistas con sentido se llaman argumentos y de ahí se construye la razón. El análisis debe volverse inteligente para convencer, de ahí la inconveniencia que las clases educadas tengan grandes aspiraciones y se atrevan a pensar por sí mismas, a cuestionar y exigir explicaciones plausibles y aplicables a la realidad. Recordemos por qué murió Sócrates: por exigir respuestas reales, no basadas en creencias y sentimientos.

El presidente mueve las masas apelando a las creencias públicas basadas en posibilidades y sentimientos, esta última palabra de acuerdo con la RAE significa “movimiento del alma o del ánimo que conmueve”. Proviene del latín “emouvere”: “ex”, hacia afuera y “moveré”, remover, sacar de un lugar, sacudir” como lo hace lo hace el presidente con sus discursos dondequiera que se presente. El panorama político en México se ha convertido en sacudir, para nublar la cabeza y orillar a acciones pasionales contra los “traidores” de la 4T. Los Sentimientos de la Nación, que es uno de los documentos políticos más importante de la historia de México redactado en 1812, se ha convertido en una deformada y bizarra sátira del panorama ilógico e incoherente para el desarrollo. Es necesario estudiar y acudir a libros para comprender por qué hay tanta división por medios populistas.