/ martes 10 de mayo de 2022

Hacia una cultura de paz | Luchar contra el exceso de información 

En el primer café de la mañana me dediqué a leer noticias; varias ya habían aparecido en redes sociales, incluso antes que en los periódicos. Busqué en internet dos: la explosión del Hotel Saratoga en La Habana y el error de control aéreo que casi ocasiona un accidente en el Aeropuerto de la Ciudad de México. De ambas, aparecieron cientos de enlaces con información diversa. Cada uno llevaba a más temas y así sucesivamente, hasta llegar a las más polémicas y a videos de gatitos haciendo cosas graciosas (porque es lo que vende). Entre más controversia, más “clics” y si es más fantasiosa, mejor, porque la verdad es aburrida y los humanos a veces, también.

¿Qué es lo que más leemos las personas? Es fácil saber, sólo teclee la palabra o frase a indagar en Google y en un instante, sabrá el número de búsquedas que ha tenido ese tema. La palabra pensar obtuvo 210,000,000 resultados y la palabra memes 534,000,000, es decir, los contenidos humorísticos que compartimos por WhatsApp, son más populares que la acción de echar a andar el “hámster” en el cerebro.

Ante tanta información, resulta más tardado elegir el link que leeremos que la propia noticia, sobre todo, el conflicto de a cuál creerle. Entre más información, más desinformación. Ahora cualquiera con un celular y acceso a internet, puede informar sobre un hecho que atestigua en el momento y decir su versión. Umberto Eco decía que "Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que primero hablaban sólo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad”. Esto es fuerte, ya que gozamos del derecho de libertad de expresión, el problema estriba cuando no activamos el pensamiento crítico y le creemos a cualquiera. De ahí que los memes sean más populares que pensar.

En el caso de la noticia del hotel de Cuba, preferí leer a los periodistas independientes a confiar en lo que publicaría el principal periódico cubano, Granma, por la censura de libertad de prensa que se vive en la isla. Sobre la segunda noticia, el video tomado por el piloto se difundió más rápido que en otros sitios. El o ella dio la noticia primero, luego ya salieron otras más “políticamente correctas”. ¿Cómo luchar contra el exceso de información? No se puede. Lo mejor es cultivar un espíritu crítico, cuestionar la veracidad del que dice la noticia y acceder a más fuentes de información para formar nuestro propio criterio. Procuremos que aquello que escribamos sea fidedigno, genere confianza y sea inicio de una transformación social en términos de información. Sobre todo, incrementemos el uso de la palabra pensar para que le gane al meme.



En el primer café de la mañana me dediqué a leer noticias; varias ya habían aparecido en redes sociales, incluso antes que en los periódicos. Busqué en internet dos: la explosión del Hotel Saratoga en La Habana y el error de control aéreo que casi ocasiona un accidente en el Aeropuerto de la Ciudad de México. De ambas, aparecieron cientos de enlaces con información diversa. Cada uno llevaba a más temas y así sucesivamente, hasta llegar a las más polémicas y a videos de gatitos haciendo cosas graciosas (porque es lo que vende). Entre más controversia, más “clics” y si es más fantasiosa, mejor, porque la verdad es aburrida y los humanos a veces, también.

¿Qué es lo que más leemos las personas? Es fácil saber, sólo teclee la palabra o frase a indagar en Google y en un instante, sabrá el número de búsquedas que ha tenido ese tema. La palabra pensar obtuvo 210,000,000 resultados y la palabra memes 534,000,000, es decir, los contenidos humorísticos que compartimos por WhatsApp, son más populares que la acción de echar a andar el “hámster” en el cerebro.

Ante tanta información, resulta más tardado elegir el link que leeremos que la propia noticia, sobre todo, el conflicto de a cuál creerle. Entre más información, más desinformación. Ahora cualquiera con un celular y acceso a internet, puede informar sobre un hecho que atestigua en el momento y decir su versión. Umberto Eco decía que "Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que primero hablaban sólo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad”. Esto es fuerte, ya que gozamos del derecho de libertad de expresión, el problema estriba cuando no activamos el pensamiento crítico y le creemos a cualquiera. De ahí que los memes sean más populares que pensar.

En el caso de la noticia del hotel de Cuba, preferí leer a los periodistas independientes a confiar en lo que publicaría el principal periódico cubano, Granma, por la censura de libertad de prensa que se vive en la isla. Sobre la segunda noticia, el video tomado por el piloto se difundió más rápido que en otros sitios. El o ella dio la noticia primero, luego ya salieron otras más “políticamente correctas”. ¿Cómo luchar contra el exceso de información? No se puede. Lo mejor es cultivar un espíritu crítico, cuestionar la veracidad del que dice la noticia y acceder a más fuentes de información para formar nuestro propio criterio. Procuremos que aquello que escribamos sea fidedigno, genere confianza y sea inicio de una transformación social en términos de información. Sobre todo, incrementemos el uso de la palabra pensar para que le gane al meme.