/ martes 17 de mayo de 2022

Hacia una cultura de paz | Polarización política

En 1789 durante el reinado de Luis XVI, Francia atravesó una crisis económica que afectó principalmente a campesinos y comerciantes. Durante la Asamblea Nacional celebrada para buscar dar veto a los acuerdos del rey, a su derecha se sentaron quienes lo apoyaban (absolutistas) y los oponentes (constitucionalistas), lo hicieron del lado izquierdo. En la Asamblea Legislativa de 1791 se repitieron los sitios: los jacobinos a la izquierda, los girondinos a la derecha y en el centro, los independientes. De ahí surgió la clasificación de las posturas políticas de izquierda y derecha, que rápidamente se expandieron por el mundo.

Vivimos tiempos polarizados políticamente, donde los extremos ideológicos nos dividen cada día más. Las únicas soluciones que nuestros problemas los encontramos en los extremos, creyendo que sólo hay dos alternativas y eso crea un falso dilema y más conflictos. Hablar de izquierda o derecha es arriesgado, por eso reza el dicho: “En la mesa no conviene hablar de política, ni de religión y menos de futbol” y es cierto. ¿Cuántas amistades nos ha costado opinar sobre estos temas? Las pasiones le ganan a la razón y terminamos de pleito. En México buscamos cualquier pretexto para odiar: Si le vas al América o no, los provida contra los derechohumanistas, que si las quesadillas van con o sin queso, “chairos” y “fifís” y lo que se le ocurra a uno poner en redes sociales, siempre habrá un opositor.


El mundo constantemente fluctúa de un lado a otro. En Brasil se fueron de Lula Da Silva de la izquierda, hasta la extrema derecha de Bolsonaro. En Reino Unido, están los conservadores con Boris Johnson y su famoso Brexit antiinmigrantes; en Francia, recientemente la extrema derecha extrema casi le gana a Macron dejando un precedente importante y en México, aquí ya no se sabe si AMLO es de izquierda o de derecha o de alguna otra dirección.


Andamos propagando que somos de diestra o siniestra sin entender la diferencia entre una y otra. La derecha busca la permanencia del orden, el nacionalismo, la jerarquía, la tradición y el sentido del deber; la iglesia y la religión son muy importantes. Algunos ejemplos son Hitler, Fujimori y Margaret Thatcher. La izquierda busca la transformación de las estructuras sociales con valores como la igualdad, el cuestionamiento el internacionalismo, y ejemplos son: Trotsky, Guevara y Fidel. La derecha hace énfasis en la libertad de comercio y en derechos individuales, la izquierda, piensa que esos derechos son de ilusoria realización si las personas no tienen recursos para ejercerlas.


La división y la polarización vende y los únicos afectados somos la sociedad. Para los de derecha: no hay peligros para México, no va a pasar nada si se respetan derechos y a los de la izquierda: no hay mafia del poder, los aspiracionistas no son clasistas. Busquemos otras alternativas y destruyamos el falso dilema de que si no eres de izquierda eres de derecha. Unidos venceremos, divididos caeremos, dijeron los Aliados en la Segunda Guerra Mundial.


En 1789 durante el reinado de Luis XVI, Francia atravesó una crisis económica que afectó principalmente a campesinos y comerciantes. Durante la Asamblea Nacional celebrada para buscar dar veto a los acuerdos del rey, a su derecha se sentaron quienes lo apoyaban (absolutistas) y los oponentes (constitucionalistas), lo hicieron del lado izquierdo. En la Asamblea Legislativa de 1791 se repitieron los sitios: los jacobinos a la izquierda, los girondinos a la derecha y en el centro, los independientes. De ahí surgió la clasificación de las posturas políticas de izquierda y derecha, que rápidamente se expandieron por el mundo.

Vivimos tiempos polarizados políticamente, donde los extremos ideológicos nos dividen cada día más. Las únicas soluciones que nuestros problemas los encontramos en los extremos, creyendo que sólo hay dos alternativas y eso crea un falso dilema y más conflictos. Hablar de izquierda o derecha es arriesgado, por eso reza el dicho: “En la mesa no conviene hablar de política, ni de religión y menos de futbol” y es cierto. ¿Cuántas amistades nos ha costado opinar sobre estos temas? Las pasiones le ganan a la razón y terminamos de pleito. En México buscamos cualquier pretexto para odiar: Si le vas al América o no, los provida contra los derechohumanistas, que si las quesadillas van con o sin queso, “chairos” y “fifís” y lo que se le ocurra a uno poner en redes sociales, siempre habrá un opositor.


El mundo constantemente fluctúa de un lado a otro. En Brasil se fueron de Lula Da Silva de la izquierda, hasta la extrema derecha de Bolsonaro. En Reino Unido, están los conservadores con Boris Johnson y su famoso Brexit antiinmigrantes; en Francia, recientemente la extrema derecha extrema casi le gana a Macron dejando un precedente importante y en México, aquí ya no se sabe si AMLO es de izquierda o de derecha o de alguna otra dirección.


Andamos propagando que somos de diestra o siniestra sin entender la diferencia entre una y otra. La derecha busca la permanencia del orden, el nacionalismo, la jerarquía, la tradición y el sentido del deber; la iglesia y la religión son muy importantes. Algunos ejemplos son Hitler, Fujimori y Margaret Thatcher. La izquierda busca la transformación de las estructuras sociales con valores como la igualdad, el cuestionamiento el internacionalismo, y ejemplos son: Trotsky, Guevara y Fidel. La derecha hace énfasis en la libertad de comercio y en derechos individuales, la izquierda, piensa que esos derechos son de ilusoria realización si las personas no tienen recursos para ejercerlas.


La división y la polarización vende y los únicos afectados somos la sociedad. Para los de derecha: no hay peligros para México, no va a pasar nada si se respetan derechos y a los de la izquierda: no hay mafia del poder, los aspiracionistas no son clasistas. Busquemos otras alternativas y destruyamos el falso dilema de que si no eres de izquierda eres de derecha. Unidos venceremos, divididos caeremos, dijeron los Aliados en la Segunda Guerra Mundial.