/ martes 5 de julio de 2022

Hacia una cultura de paz | Roe vs Wade y un estudiante honorífico  

Por: Flor Yáñez

Ahora el escándalo de violencia no lo provocó un grupo delictivo, sino un estudiante de sicología de la Universidad Autónoma de Baja California, al expresar un discurso de odio en su graduación, tan peligroso para algunas personas, como lo fuera un posible asesinato en potencia. Pareciera casualidad que antes de este suceso escuchara las consecuencias de la derogación de la histórica de la sentencia de Roe vs Wade por la Corte Suprema de los Estados Unidos que garantizaba el derecho a interrumpir el embarazo, y más aún, que en ese momento estuviese leyendo el intercambio epistolar entre el laico Umberto Eco y el católico cardenal Cario Maria Martini respecto al valor de la vida frente a la interrupción del embarazo.

Eco escribió que habría que apelar al valor de la vida frente a la legislación existente sobre la interrupción del embarazo, y que, si una mujer estuviese embarazada a causa de su colaboración, hubiese hecho todo lo posible para convencerle de darle vida a la creatura, pero jamás imponerle su disposición pasional, intelectual y posición ética personal. El cardenal le respondió que, respecto a la vida, uno de los puntos críticos del conflicto eran esas leyes y que “una cosa era hablar de la vida humana y de su defensa desde el punto de vista ético, y otra preguntarse concretamente si una legislación puede defender del mejor modo posible estos valores en una determinada situación civil y política”. Le recomiendo seguir leyento este debate en el libro ¿En qué creen los que no creen? De Umberto Eco.

Es abominable que alguien pueda decidir sobre el cuerpo de otra persona con base en creencias y prejuicios religiosos. La decisión de la corte fue un terrible error cometido por los jueces conservadores que, no sólo significa retroceder décadas en la lucha de derechos a favor de las mujeres y grupos vulnerables, sino que deja la puerta abierta a la discriminación, polarización y violencia. Esta decisión también pudiera afectar eventualmente, los derechos a minorías como personas LGBT+.

Luego el estudiante graduado con honores dijo en su discurso (ahora viral), que se deben excluir las leyes que defienden el supuesto derecho de eliminar a seres humanos en gestación, que promueven una cultura de muerte. Defendió la familia tradicional diciendo que los nuevos modelos de convivencia que discuten la identidad de género sólo pretenden destruir el tejido social que atenta contra las ciencias naturales. En lugar de ser inspirador, su discurso resultó algo parecido a un libro de ideas religiosas discriminatorias de principios del siglo XIX. La historia nos ha mostrado que los genocidios empezaron con discursos de esta naturaleza por tanto, coincido en que sus palabras fueron tan peligrosas como un acto así en potencia. Con noticias así, para qué uno come palomitas viendo series de Netflix, si la realidad es más conmocionante.


Por: Flor Yáñez

Ahora el escándalo de violencia no lo provocó un grupo delictivo, sino un estudiante de sicología de la Universidad Autónoma de Baja California, al expresar un discurso de odio en su graduación, tan peligroso para algunas personas, como lo fuera un posible asesinato en potencia. Pareciera casualidad que antes de este suceso escuchara las consecuencias de la derogación de la histórica de la sentencia de Roe vs Wade por la Corte Suprema de los Estados Unidos que garantizaba el derecho a interrumpir el embarazo, y más aún, que en ese momento estuviese leyendo el intercambio epistolar entre el laico Umberto Eco y el católico cardenal Cario Maria Martini respecto al valor de la vida frente a la interrupción del embarazo.

Eco escribió que habría que apelar al valor de la vida frente a la legislación existente sobre la interrupción del embarazo, y que, si una mujer estuviese embarazada a causa de su colaboración, hubiese hecho todo lo posible para convencerle de darle vida a la creatura, pero jamás imponerle su disposición pasional, intelectual y posición ética personal. El cardenal le respondió que, respecto a la vida, uno de los puntos críticos del conflicto eran esas leyes y que “una cosa era hablar de la vida humana y de su defensa desde el punto de vista ético, y otra preguntarse concretamente si una legislación puede defender del mejor modo posible estos valores en una determinada situación civil y política”. Le recomiendo seguir leyento este debate en el libro ¿En qué creen los que no creen? De Umberto Eco.

Es abominable que alguien pueda decidir sobre el cuerpo de otra persona con base en creencias y prejuicios religiosos. La decisión de la corte fue un terrible error cometido por los jueces conservadores que, no sólo significa retroceder décadas en la lucha de derechos a favor de las mujeres y grupos vulnerables, sino que deja la puerta abierta a la discriminación, polarización y violencia. Esta decisión también pudiera afectar eventualmente, los derechos a minorías como personas LGBT+.

Luego el estudiante graduado con honores dijo en su discurso (ahora viral), que se deben excluir las leyes que defienden el supuesto derecho de eliminar a seres humanos en gestación, que promueven una cultura de muerte. Defendió la familia tradicional diciendo que los nuevos modelos de convivencia que discuten la identidad de género sólo pretenden destruir el tejido social que atenta contra las ciencias naturales. En lugar de ser inspirador, su discurso resultó algo parecido a un libro de ideas religiosas discriminatorias de principios del siglo XIX. La historia nos ha mostrado que los genocidios empezaron con discursos de esta naturaleza por tanto, coincido en que sus palabras fueron tan peligrosas como un acto así en potencia. Con noticias así, para qué uno come palomitas viendo series de Netflix, si la realidad es más conmocionante.