/ viernes 24 de enero de 2020

Hacia una Economía Moral II

Una economía moral,

se requiere con urgencia;

para evitar la presencia,

del oligarca amoral.


Continuando con la sinopsis del libro de AMLO… “Hacia una Economía Moral”, de la cual ya expusimos en nuestro artículo anterior la mitad del primer capítulo “La Corrupción, el Principal Problema de México”, en donde citamos que: “Se proclamó que las privatizaciones eran la panacea. Carlos y Raúl Salinas y Pedro Aspe –secretario de Hacienda- aprobaban, acomodaban y alineaban a todos los interesados en el reparto de empresas y bancos que hasta entonces pertenecían a la nación”.

Así en 13 meses, del 14 de junio de 1991 al 13 de julio de 1992, con un promedio de 20 días hábiles por banco fueron rematadas 18 instituciones de crédito. En sólo cinco años se enajenaron 251 empresas del sector público, entre ellos Telmex y Mexicana de Aviación, TV Azteca, Siderúrgica Lázaro Cárdenas, Altos Hornos de México, Astilleros Unidos de Veracruz y Fertilizantes Mexicanos; además de aseguradoras, ingenios azucareros; minas de oro, plata y cobre; fábricas de tractores, de automóviles y motores; de cemento, de tubería y de maquinaria, entre otras cosas. Pero la entrega de bienes públicos a unos cuantos favoritos –socios que ellos denominaron “grupo compacto”- no se limitó a bancos y empresas paraestatales, también fueron privatizadas tierras, ejidos, autopistas, puertos y aeropuertos; y se incrementó el manejo de los negocios de particulares nacionales y extranjeros en Petróleos Mexicanos (Pemex), y en la Comisión Federal de Electricidad (CFE). En 1988, según la revista Forbes, entre los más ricos del mundo aparecía una familia mexicana… la de los Garza Sada, pero al finalizar el “sexenio de las privatizaciones”, se habían incorporado a 24 mexicanos, que en conjunto poseían más de 44,000 millones de dólares; casi todos beneficiarios de las empresas privatizadas. En 1994 México ocupó el cuarto lugar con más multimillonarios en el mundo, sólo por debajo de EEUU, Japón y Alemania; este “bandidaje oficial” produjo una monstruosa desigualdad económica y social. Por ello Carlos Salinas de Gortari fue bautizado como… “el Padre de la Desigualdad Moderna”. “Este grupo compacto” neoliberal era el que verdaderamente mandaba y decidía sobre cuestiones fundamentales en la Cámara de Diputados y en el Senado; en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en el Instituto Federal Electoral, en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, en la Procuraduría General de la República, en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y en el Gobierno en su conjunto; así como en los partidos Acción Nacional y el Revolucionario Institucional; en la mayoría de las agrupaciones supuestamente “no gubernamentales”, además de ejercer un control parcial o total en la mayoría de los “medios de comunicación”.

A pesar de que la oposición está moralmente derrotada, los grandes intereses económicos continúan vivos, maquinando y actuando para conservar sus privilegios. Atacan al nuevo régimen desde “organizaciones supuestamente ciudadanas”, utilizando los servicios de periodistas y “líderes de opinión”, que fueron afectados en sus ingresos.

El régimen neoliberal básicamente dirigió la acción del Gobierno hacia operaciones de traslado de bienes del pueblo y de la nación a particulares. Tres décadas de una gran estafa nacional.

Y yo expreso: Gran parte de esos empresarios y oligarcas… son panistas y dirigen al PAN, y actualmente son los que rechazan el Insabi, los que siguen apostando por la privatización de la salud en México; la comercialización de la salud en México. ¡Ojo, si se le ocurre volver a votar por el PAN! Continuará…

Una economía moral,

se requiere con urgencia;

para evitar la presencia,

del oligarca amoral.


Continuando con la sinopsis del libro de AMLO… “Hacia una Economía Moral”, de la cual ya expusimos en nuestro artículo anterior la mitad del primer capítulo “La Corrupción, el Principal Problema de México”, en donde citamos que: “Se proclamó que las privatizaciones eran la panacea. Carlos y Raúl Salinas y Pedro Aspe –secretario de Hacienda- aprobaban, acomodaban y alineaban a todos los interesados en el reparto de empresas y bancos que hasta entonces pertenecían a la nación”.

Así en 13 meses, del 14 de junio de 1991 al 13 de julio de 1992, con un promedio de 20 días hábiles por banco fueron rematadas 18 instituciones de crédito. En sólo cinco años se enajenaron 251 empresas del sector público, entre ellos Telmex y Mexicana de Aviación, TV Azteca, Siderúrgica Lázaro Cárdenas, Altos Hornos de México, Astilleros Unidos de Veracruz y Fertilizantes Mexicanos; además de aseguradoras, ingenios azucareros; minas de oro, plata y cobre; fábricas de tractores, de automóviles y motores; de cemento, de tubería y de maquinaria, entre otras cosas. Pero la entrega de bienes públicos a unos cuantos favoritos –socios que ellos denominaron “grupo compacto”- no se limitó a bancos y empresas paraestatales, también fueron privatizadas tierras, ejidos, autopistas, puertos y aeropuertos; y se incrementó el manejo de los negocios de particulares nacionales y extranjeros en Petróleos Mexicanos (Pemex), y en la Comisión Federal de Electricidad (CFE). En 1988, según la revista Forbes, entre los más ricos del mundo aparecía una familia mexicana… la de los Garza Sada, pero al finalizar el “sexenio de las privatizaciones”, se habían incorporado a 24 mexicanos, que en conjunto poseían más de 44,000 millones de dólares; casi todos beneficiarios de las empresas privatizadas. En 1994 México ocupó el cuarto lugar con más multimillonarios en el mundo, sólo por debajo de EEUU, Japón y Alemania; este “bandidaje oficial” produjo una monstruosa desigualdad económica y social. Por ello Carlos Salinas de Gortari fue bautizado como… “el Padre de la Desigualdad Moderna”. “Este grupo compacto” neoliberal era el que verdaderamente mandaba y decidía sobre cuestiones fundamentales en la Cámara de Diputados y en el Senado; en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en el Instituto Federal Electoral, en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, en la Procuraduría General de la República, en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y en el Gobierno en su conjunto; así como en los partidos Acción Nacional y el Revolucionario Institucional; en la mayoría de las agrupaciones supuestamente “no gubernamentales”, además de ejercer un control parcial o total en la mayoría de los “medios de comunicación”.

A pesar de que la oposición está moralmente derrotada, los grandes intereses económicos continúan vivos, maquinando y actuando para conservar sus privilegios. Atacan al nuevo régimen desde “organizaciones supuestamente ciudadanas”, utilizando los servicios de periodistas y “líderes de opinión”, que fueron afectados en sus ingresos.

El régimen neoliberal básicamente dirigió la acción del Gobierno hacia operaciones de traslado de bienes del pueblo y de la nación a particulares. Tres décadas de una gran estafa nacional.

Y yo expreso: Gran parte de esos empresarios y oligarcas… son panistas y dirigen al PAN, y actualmente son los que rechazan el Insabi, los que siguen apostando por la privatización de la salud en México; la comercialización de la salud en México. ¡Ojo, si se le ocurre volver a votar por el PAN! Continuará…