/ jueves 20 de septiembre de 2018

¿Hasta cuándo?

No hay una semana en la cual no se conozca de algún caso que dé cuenta de la corrupción de nuestro país. En todos los niveles, en todos las instancias, en todo. Desde los moches, hasta una multa de tránsito son susceptibles de corrupción. Ayer Rosario Robles, hoy Karime Macías, esposa de Javier Duarte… hasta cuándo, es la pregunta.

Según un diario de circulación nacional, Karime Macías operó la compra de una casa de 7 millones de dólares en Miami mediante una firma fachada y una financiera uruguaya en 2015.

Qué de raro hay en esta noticia… nada, la verdad que nada, como esta, muchas otras que indignan a quienes la leemos, pero ahí se queda, esperando que las autoridades hagan algo y más pronto que tarde ver cómo las mismas autoridades desisten y resulta que los ayer implicados hoy son inocentes.

El dinero, los recursos, son del pago de mis impuestos y los de usted, pero eso no importa, porque esos 7 millones de dólares no se van a recuperar, no regresarán a las arcas públicas y Karime Macías no será castigada por ello, y el exgobernador, el origen de toda esa corrupción en Veracruz, está más cerca de ser inocente que culpable.

El origen de la corrupción no está en la sangre de los mexicanos, ni en el ADN, está en la impunidad, está en la “demanda” de culpables, en la “oferta” de inocentes, en una normatividad que no termina de ser lo suficientemente clara, precisa y contundente, sino todo lo contrario, es confusa y con interpretaciones capaces de volver al culpable, inocente. Y no siendo suficiente eso, está todo el entramado de corrupción en el sistema de justicia, en jueces corruptibles que ante el menor viso de sospecha, convierten la duda en certeza.

La pinza de la denuncia no se va a cerrar sino con la acción del que debería ser y actuar como lo que se es, un Estado de derecho funcional, pero no, no será así porque no lo es realmente y porque mantenerlo así conviene mucho más que cerrarla.

Ayer Rosario Robles, hoy Karime Macías, mañana quién ocupará la primera plana de un diario, quiénes serán la nota del día y después sólo una noticia vieja que no ya no tiene importancia porque otro acto de corrupción es develado y es descubierto para quedarse en eso, en un caso más que será parte de la numeralia de este país y ya.

¿Hasta cuándo? ¿Será el 1 de diciembre con otro gobierno? ¿Será suficiente el decreto de ser honesto para que todos los funcionarios lo sean? Un problema endémico como la corrupción requiere soluciones complejas, entramados, esfuerzo y voluntad, pero sobre todo, imparcialidad. Y debe haberla para el siguiente sexenio, es lo menos.


Lilia.aguilargil.2015@gmail.com




No hay una semana en la cual no se conozca de algún caso que dé cuenta de la corrupción de nuestro país. En todos los niveles, en todos las instancias, en todo. Desde los moches, hasta una multa de tránsito son susceptibles de corrupción. Ayer Rosario Robles, hoy Karime Macías, esposa de Javier Duarte… hasta cuándo, es la pregunta.

Según un diario de circulación nacional, Karime Macías operó la compra de una casa de 7 millones de dólares en Miami mediante una firma fachada y una financiera uruguaya en 2015.

Qué de raro hay en esta noticia… nada, la verdad que nada, como esta, muchas otras que indignan a quienes la leemos, pero ahí se queda, esperando que las autoridades hagan algo y más pronto que tarde ver cómo las mismas autoridades desisten y resulta que los ayer implicados hoy son inocentes.

El dinero, los recursos, son del pago de mis impuestos y los de usted, pero eso no importa, porque esos 7 millones de dólares no se van a recuperar, no regresarán a las arcas públicas y Karime Macías no será castigada por ello, y el exgobernador, el origen de toda esa corrupción en Veracruz, está más cerca de ser inocente que culpable.

El origen de la corrupción no está en la sangre de los mexicanos, ni en el ADN, está en la impunidad, está en la “demanda” de culpables, en la “oferta” de inocentes, en una normatividad que no termina de ser lo suficientemente clara, precisa y contundente, sino todo lo contrario, es confusa y con interpretaciones capaces de volver al culpable, inocente. Y no siendo suficiente eso, está todo el entramado de corrupción en el sistema de justicia, en jueces corruptibles que ante el menor viso de sospecha, convierten la duda en certeza.

La pinza de la denuncia no se va a cerrar sino con la acción del que debería ser y actuar como lo que se es, un Estado de derecho funcional, pero no, no será así porque no lo es realmente y porque mantenerlo así conviene mucho más que cerrarla.

Ayer Rosario Robles, hoy Karime Macías, mañana quién ocupará la primera plana de un diario, quiénes serán la nota del día y después sólo una noticia vieja que no ya no tiene importancia porque otro acto de corrupción es develado y es descubierto para quedarse en eso, en un caso más que será parte de la numeralia de este país y ya.

¿Hasta cuándo? ¿Será el 1 de diciembre con otro gobierno? ¿Será suficiente el decreto de ser honesto para que todos los funcionarios lo sean? Un problema endémico como la corrupción requiere soluciones complejas, entramados, esfuerzo y voluntad, pero sobre todo, imparcialidad. Y debe haberla para el siguiente sexenio, es lo menos.


Lilia.aguilargil.2015@gmail.com