/ jueves 22 de febrero de 2018

Hechos que impactan

Seguramente que todos con frecuencia vivimos experiencias o tenemos conocimientos de hechos que de una u otra manera nos impactan; unos de mayor importancia que otros, pero de todos modos, influyen en nuestra vida personal o de familia.

Hace unos días tuve conocimiento del fallecimiento de un compañero de generación de la Escuela Médico Militar; él era el segundo de la lista y se llamaba Alfonso Anguiano Razo; llegó a ser general y era muy estimado; originario de Irapuato, Gto., pero desde que ingresó a la Escuela Médico Militar se quedó a vivir en la Cd. de México, donde falleció; El primero de la lista era Jorge Aguilar Vega, cardiólogo que hace algunos meses también falleció, tenía el grado de  general.

Como ya lo he comentado en otras ocasiones, a veces me despierto en la madrugada y me pongo a repasar la lista de los 22 compañeros que egresamos de la generación 1953 – 1958; de ellos ya han fallecido 10, que en realidad no son muchos considerando el tiempo que ha pasado desde nuestra graduación, cuando ascendimos a mayores médicos cirujanos.

De los compañeros con los que conviví en la Escuela Médico Militar y que fallecieron en esta ciudad están el Dr. Raúl Torres Bonifaz, el Dr. David Alfaro Fraire, el Dr. David Prieto Trejo, el Dr. Joaquín Ruiz Vidaurri y el recientemente fallecido Dr. Juan Ángel Núñez Valdez.

Es imposible dejar de recordarlos, sobre todo, a los de mi generación; fueron más de 6,000 veces las que escuchamos nuestros nombres en el pase de lista en cada clase durante los seis años que duró la carrera; así es la vida y “vamos haciendo cola”; como yo soy “muy atento”, al que viene detrás de mí le cedo el paso; es sólo una broma.

Otro hecho que me conmovió mucho fue el que hace unos días vino una señora a mi domicilio a que le diera una ayuda, pues tenía a su hijita de 11 años internada en el IMSS a causa de un tumor en el tallo cerebral; la señora venía en un carro de sitio,  acompañada de un hijo como de 12 años, una niña de cuatro años que cargaba a una pequeñita de pocos meses de edad; el papá no vino porque cuando la señora no puede estar con su hijita hospitalizada, él pide permiso en su trabajo para que la enfermita no se quede solita; rentaron una pequeña casa cerca del IMSS para estar cerca de su hijita; cuando platicaba con la señora que venía a pedir ayuda se le salían las lágrimas, mientras que el hijo de 12 años lloraba desconsoladamente.

Durante la plática le comenté a la señora que le pidiera a Dios Nuestro Señor que se llevara a su hijita con él; ella ya no sufre porque está inconsciente, no se da cuenta de nada, pero su familia sí está padeciendo la pena y el dolor por saber que prácticamente ha perdido a su querida hija.

El día que ella fallezca va a ser muy penoso para ellos, pero tendrán la tranquilidad de que ella ya descansó y la familia, después de este hecho tan doloroso, paulatinamente recuperará la tranquilidad, con la seguridad de que en el cielo tienen un angelito que ruega y vela por todos sus queridos familiares. Así es la vida y hay que aceptar los santos designios de Dios N.S.

 

Seguramente que todos con frecuencia vivimos experiencias o tenemos conocimientos de hechos que de una u otra manera nos impactan; unos de mayor importancia que otros, pero de todos modos, influyen en nuestra vida personal o de familia.

Hace unos días tuve conocimiento del fallecimiento de un compañero de generación de la Escuela Médico Militar; él era el segundo de la lista y se llamaba Alfonso Anguiano Razo; llegó a ser general y era muy estimado; originario de Irapuato, Gto., pero desde que ingresó a la Escuela Médico Militar se quedó a vivir en la Cd. de México, donde falleció; El primero de la lista era Jorge Aguilar Vega, cardiólogo que hace algunos meses también falleció, tenía el grado de  general.

Como ya lo he comentado en otras ocasiones, a veces me despierto en la madrugada y me pongo a repasar la lista de los 22 compañeros que egresamos de la generación 1953 – 1958; de ellos ya han fallecido 10, que en realidad no son muchos considerando el tiempo que ha pasado desde nuestra graduación, cuando ascendimos a mayores médicos cirujanos.

De los compañeros con los que conviví en la Escuela Médico Militar y que fallecieron en esta ciudad están el Dr. Raúl Torres Bonifaz, el Dr. David Alfaro Fraire, el Dr. David Prieto Trejo, el Dr. Joaquín Ruiz Vidaurri y el recientemente fallecido Dr. Juan Ángel Núñez Valdez.

Es imposible dejar de recordarlos, sobre todo, a los de mi generación; fueron más de 6,000 veces las que escuchamos nuestros nombres en el pase de lista en cada clase durante los seis años que duró la carrera; así es la vida y “vamos haciendo cola”; como yo soy “muy atento”, al que viene detrás de mí le cedo el paso; es sólo una broma.

Otro hecho que me conmovió mucho fue el que hace unos días vino una señora a mi domicilio a que le diera una ayuda, pues tenía a su hijita de 11 años internada en el IMSS a causa de un tumor en el tallo cerebral; la señora venía en un carro de sitio,  acompañada de un hijo como de 12 años, una niña de cuatro años que cargaba a una pequeñita de pocos meses de edad; el papá no vino porque cuando la señora no puede estar con su hijita hospitalizada, él pide permiso en su trabajo para que la enfermita no se quede solita; rentaron una pequeña casa cerca del IMSS para estar cerca de su hijita; cuando platicaba con la señora que venía a pedir ayuda se le salían las lágrimas, mientras que el hijo de 12 años lloraba desconsoladamente.

Durante la plática le comenté a la señora que le pidiera a Dios Nuestro Señor que se llevara a su hijita con él; ella ya no sufre porque está inconsciente, no se da cuenta de nada, pero su familia sí está padeciendo la pena y el dolor por saber que prácticamente ha perdido a su querida hija.

El día que ella fallezca va a ser muy penoso para ellos, pero tendrán la tranquilidad de que ella ya descansó y la familia, después de este hecho tan doloroso, paulatinamente recuperará la tranquilidad, con la seguridad de que en el cielo tienen un angelito que ruega y vela por todos sus queridos familiares. Así es la vida y hay que aceptar los santos designios de Dios N.S.