/ martes 9 de marzo de 2021

Hechos y criterios | basura

Se enciende el televisor. No importa si los canales son de televisión abierta o de paga. Cierto que existen algunos buenos programas, pero son la excepción. Series, películas, telenovelas, programas de variedades, musicales o de análisis e incluso noticieros, ofrecen pocas alternativas para un público ávido de pasar un rato agradable, de conocer algo que levante el ánimo, de sacar algo bueno de tal o cual programa.

En series, filmes o telenovelas, o programas que buscan presentar problemáticas sociales, abundan la violencia, los enfrentamientos familiares, los adulterios, los abusos sexuales, las violaciones, los crímenes de todo tipo, las escenas de cama, las envidias, las venganzas, los divorcios, las discriminaciones, la justicia por propia mano, la corrupción de funcionarios gubernamentales o de organismos privados, la tendencia a presentar derechos que no lo son, a asumir el amor libre o los encuentros casuales como algo natural, etcétera, etcétera. Los casos se ofrecen no pocas veces con ánimo de denuncia o propagandístico, pero no por ello, a pesar de manifestar un buen fin o una moraleja, dejan de presentar muchos de los elementos señalados.

En programas de variedades o de supuesta comicidad resaltan los chistes de doble sentido, las alusiones sexuales, las situaciones embarazosas o provocativas, las mujeres con poca ropa, el lenguaje vulgar y otras tantas zarandajas. Hay otros en que el atractivo sexual predomina. Otros que manifiestan casos no exentos de vulgaridades, de relaciones anómalas entre los protagonistas e inclusive de morbo.

Existen espacios de análisis en que se exponen ideas que pueden ser debatibles, a veces alejadas de la verdad o no sustentables, y noticieros donde los conductores dan sus puntos de vista por encima de la noticia y a veces juzgan y condenan a determinada persona o grupo fuera del ámbito que corresponde.

En otros casos las películas, buenas o malas, se repiten un sinnúmero de veces, lo mismo que otros programas.

En fin, hay bastante material que puede clasificarse como televisión basura, que la Real Academia Española define como “conjunto de programas televisivos de contenidos zafios y vulgares”. Con el fin de ganar audiencia hay quienes producen programaciones en que predominan la violencia –a veces extrema- o la pornografía, lo cual influye sobre los espectadores de manera negativa. Se utiliza a veces el poder de seducción y sugestión de la pantalla chica con fines aviesos.

Insistimos, hay, dentro de todo el conjunto buenos programas que rescatar. Busquemos elegirlos y desechemos la televisión basura. ¿Lo ven?

Se enciende el televisor. No importa si los canales son de televisión abierta o de paga. Cierto que existen algunos buenos programas, pero son la excepción. Series, películas, telenovelas, programas de variedades, musicales o de análisis e incluso noticieros, ofrecen pocas alternativas para un público ávido de pasar un rato agradable, de conocer algo que levante el ánimo, de sacar algo bueno de tal o cual programa.

En series, filmes o telenovelas, o programas que buscan presentar problemáticas sociales, abundan la violencia, los enfrentamientos familiares, los adulterios, los abusos sexuales, las violaciones, los crímenes de todo tipo, las escenas de cama, las envidias, las venganzas, los divorcios, las discriminaciones, la justicia por propia mano, la corrupción de funcionarios gubernamentales o de organismos privados, la tendencia a presentar derechos que no lo son, a asumir el amor libre o los encuentros casuales como algo natural, etcétera, etcétera. Los casos se ofrecen no pocas veces con ánimo de denuncia o propagandístico, pero no por ello, a pesar de manifestar un buen fin o una moraleja, dejan de presentar muchos de los elementos señalados.

En programas de variedades o de supuesta comicidad resaltan los chistes de doble sentido, las alusiones sexuales, las situaciones embarazosas o provocativas, las mujeres con poca ropa, el lenguaje vulgar y otras tantas zarandajas. Hay otros en que el atractivo sexual predomina. Otros que manifiestan casos no exentos de vulgaridades, de relaciones anómalas entre los protagonistas e inclusive de morbo.

Existen espacios de análisis en que se exponen ideas que pueden ser debatibles, a veces alejadas de la verdad o no sustentables, y noticieros donde los conductores dan sus puntos de vista por encima de la noticia y a veces juzgan y condenan a determinada persona o grupo fuera del ámbito que corresponde.

En otros casos las películas, buenas o malas, se repiten un sinnúmero de veces, lo mismo que otros programas.

En fin, hay bastante material que puede clasificarse como televisión basura, que la Real Academia Española define como “conjunto de programas televisivos de contenidos zafios y vulgares”. Con el fin de ganar audiencia hay quienes producen programaciones en que predominan la violencia –a veces extrema- o la pornografía, lo cual influye sobre los espectadores de manera negativa. Se utiliza a veces el poder de seducción y sugestión de la pantalla chica con fines aviesos.

Insistimos, hay, dentro de todo el conjunto buenos programas que rescatar. Busquemos elegirlos y desechemos la televisión basura. ¿Lo ven?