/ sábado 20 de noviembre de 2021

Hechos y criterios: El tiempo corre y el tiempo vuela

Por: Raúl Sánchez Küchle

De nuestros años mozos recordamos algunos anuncios publicitarios muy socorridos en su época. Entre ellos el que exponía: El tiempo corre y el tiempo vuela. Y a renglón seguido manifestaba a su patrocinador: H. Steele y Cia (compañía)

En 1917 el estadounidense Harry Steele arribó a nuestro país. Luego estableció la citada firma dedicada en principio a la relojería. En 1921 inició el ensamblaje de relojes HASTE (contracción de Harry Steele), sobre lo cual también se hizo famoso el anuncio: ¿Te fijaste?, ¡tiene un Haste! En 1945 integró a sus productos la marca STEELCO, dirigida a un mercado más joven.

Harry siempre fue fiel a la marca de la hora y al tiempo. En los años cuarenta del pasado siglo en la esquina opuesta del famoso Hotel Regis de la Ciudad de México se construyó el edificio de la compañía relojera, que pronto formó parte del habitual recorrido de los aparadores de la zona. En la parte superior del inmueble, de siete pisos, se montaban espectaculares de los productos y relojes que vendían en todo el país, pero el más recordado es el Haste, que colgaba de la fachada en la esquina de Juárez y Balderas. En las inmediaciones de la Alameda bastaba mirar hacía el contador del tiempo para saber la hora. Ese reloj dio la hora por última vez en el primer movimiento del temblor de 1985. Haste, la hora de México, su lema.

La compañía tuvo un Departamento del Servicio del Tiempo, que proporcionaba la hora sincronizada a todos los ferrocarriles de la República Mexicana, y además informaba a la población por medio de las estaciones radiodifusoras ubicadas en la capital y en algunos estados.

Bien, lejos estamos de hacer publicidad de una empresa que tomó otros derroteros. Lo que, en el recuerdo y la nostalgia, buscamos resaltar es la importancia del aprovechamiento del tiempo, el cual, por desgracia, son muchos los que tienden –tendemos- a desperdiciarlo.

Renato Leduc, poeta y escritor, se hizo famoso, entre otras cosas, por su soneto del tiempo cuyo título es: Aquí se habla del tiempo perdido que, como dice el dicho, los santos lo lloran. Ese soneto ha sido musicalizado con su famoso inicio: Sabia virtud de conocer el tiempo…

Con ese saber que el tiempo corre y vuela, y esa sabia virtud, hagamos el esfuerzo de aprovecharlo al máximo. La vida es corta y el tiempo perdido no retorna.

Aprovechar nuestro tiempo requiere sobre todo tres cualidades: planear actividades y momentos, priorización y disciplina. Hagamos el esfuerzo y midamos resultados. ¿Lo ven?


Por: Raúl Sánchez Küchle

De nuestros años mozos recordamos algunos anuncios publicitarios muy socorridos en su época. Entre ellos el que exponía: El tiempo corre y el tiempo vuela. Y a renglón seguido manifestaba a su patrocinador: H. Steele y Cia (compañía)

En 1917 el estadounidense Harry Steele arribó a nuestro país. Luego estableció la citada firma dedicada en principio a la relojería. En 1921 inició el ensamblaje de relojes HASTE (contracción de Harry Steele), sobre lo cual también se hizo famoso el anuncio: ¿Te fijaste?, ¡tiene un Haste! En 1945 integró a sus productos la marca STEELCO, dirigida a un mercado más joven.

Harry siempre fue fiel a la marca de la hora y al tiempo. En los años cuarenta del pasado siglo en la esquina opuesta del famoso Hotel Regis de la Ciudad de México se construyó el edificio de la compañía relojera, que pronto formó parte del habitual recorrido de los aparadores de la zona. En la parte superior del inmueble, de siete pisos, se montaban espectaculares de los productos y relojes que vendían en todo el país, pero el más recordado es el Haste, que colgaba de la fachada en la esquina de Juárez y Balderas. En las inmediaciones de la Alameda bastaba mirar hacía el contador del tiempo para saber la hora. Ese reloj dio la hora por última vez en el primer movimiento del temblor de 1985. Haste, la hora de México, su lema.

La compañía tuvo un Departamento del Servicio del Tiempo, que proporcionaba la hora sincronizada a todos los ferrocarriles de la República Mexicana, y además informaba a la población por medio de las estaciones radiodifusoras ubicadas en la capital y en algunos estados.

Bien, lejos estamos de hacer publicidad de una empresa que tomó otros derroteros. Lo que, en el recuerdo y la nostalgia, buscamos resaltar es la importancia del aprovechamiento del tiempo, el cual, por desgracia, son muchos los que tienden –tendemos- a desperdiciarlo.

Renato Leduc, poeta y escritor, se hizo famoso, entre otras cosas, por su soneto del tiempo cuyo título es: Aquí se habla del tiempo perdido que, como dice el dicho, los santos lo lloran. Ese soneto ha sido musicalizado con su famoso inicio: Sabia virtud de conocer el tiempo…

Con ese saber que el tiempo corre y vuela, y esa sabia virtud, hagamos el esfuerzo de aprovecharlo al máximo. La vida es corta y el tiempo perdido no retorna.

Aprovechar nuestro tiempo requiere sobre todo tres cualidades: planear actividades y momentos, priorización y disciplina. Hagamos el esfuerzo y midamos resultados. ¿Lo ven?