/ martes 26 de enero de 2021

Hechos y criterios | La vida es corta

La vida es corta, y para muchos de pronto se corta, sin esperarlo. Accidentes, enfermedades, tiroteos inesperados, catástrofes naturales, homicidios, borracheras, depresiones, paros cardíacos, suicidios…, y un sinfín de circunstancias que pueden o no detectarse.

La vida, dirán algunos, se va en un suspiro. No nos alcanza, expresan, para realizar nuestros proyectos, para relacionarnos con los demás, para olvidar y perdonar las ofensas pasadas, para dar y recibir el amor de quienes nos rodean, para dejar un legado propio a quienes nos sucedan.

En fin, el tiempo pasa, corre y vuela, como exponía un anuncio a mediados del pasado siglo. Querámoslo o no, nuestro paso por el mundo se acaba, nos maten o nos muramos de algo como expresa una canción.

Hoy que vivimos situaciones inéditas por la pandemia del Covid-19, es bueno recapacitar sobre el qué hemos hecho de nuestro caminar por el planeta: Si hemos sido coherentes con nuestros principios y valores o los hemos dejado de lado; si hemos sabido dar lo mejor de nosotros a los demás o somos egoístas buscando siempre nuestro provecho; si hemos caído en diversas adicciones que nos han separado de nuestros familiares o nuestros semejantes, como las drogas, el alcoholismo, la ludopatía, el trabajo excesivo, el sexo, las nuevas tecnologías, la pornografía, las ambiciones desmedidas; si los rencores, los odios, los deseos de venganza se han apoderado de nosotros; si nos hemos dejado vencer por la corrupción en cualquier grado y modalidad…

Hagamos un alto en el camino. Preguntémonos hacia dónde vamos, qué podemos hacer para rectificar nuestros pasos si sabemos que van por senderos que no nos hacen plenos y felices.

Es en este mundo y en este tiempo, no en otro, donde podemos encontrar el sentido de nuestra vida. No dejemos que el tiempo corra y nos robe el momento de modificar nuestra vida, de dejar atrás nuestros errores, de hacer un lado el pasado y comenzar un modo o estilo nuevo de vivir. Aquí y ahora nos jugamos la felicidad terrena y la eterna. ¿Lo ven?


La vida es corta, y para muchos de pronto se corta, sin esperarlo. Accidentes, enfermedades, tiroteos inesperados, catástrofes naturales, homicidios, borracheras, depresiones, paros cardíacos, suicidios…, y un sinfín de circunstancias que pueden o no detectarse.

La vida, dirán algunos, se va en un suspiro. No nos alcanza, expresan, para realizar nuestros proyectos, para relacionarnos con los demás, para olvidar y perdonar las ofensas pasadas, para dar y recibir el amor de quienes nos rodean, para dejar un legado propio a quienes nos sucedan.

En fin, el tiempo pasa, corre y vuela, como exponía un anuncio a mediados del pasado siglo. Querámoslo o no, nuestro paso por el mundo se acaba, nos maten o nos muramos de algo como expresa una canción.

Hoy que vivimos situaciones inéditas por la pandemia del Covid-19, es bueno recapacitar sobre el qué hemos hecho de nuestro caminar por el planeta: Si hemos sido coherentes con nuestros principios y valores o los hemos dejado de lado; si hemos sabido dar lo mejor de nosotros a los demás o somos egoístas buscando siempre nuestro provecho; si hemos caído en diversas adicciones que nos han separado de nuestros familiares o nuestros semejantes, como las drogas, el alcoholismo, la ludopatía, el trabajo excesivo, el sexo, las nuevas tecnologías, la pornografía, las ambiciones desmedidas; si los rencores, los odios, los deseos de venganza se han apoderado de nosotros; si nos hemos dejado vencer por la corrupción en cualquier grado y modalidad…

Hagamos un alto en el camino. Preguntémonos hacia dónde vamos, qué podemos hacer para rectificar nuestros pasos si sabemos que van por senderos que no nos hacen plenos y felices.

Es en este mundo y en este tiempo, no en otro, donde podemos encontrar el sentido de nuestra vida. No dejemos que el tiempo corra y nos robe el momento de modificar nuestra vida, de dejar atrás nuestros errores, de hacer un lado el pasado y comenzar un modo o estilo nuevo de vivir. Aquí y ahora nos jugamos la felicidad terrena y la eterna. ¿Lo ven?