/ miércoles 7 de noviembre de 2018

Hedwig Eva María Kiesler, en su honor el Día Internacional del Inventor

Conocida como Hedy Lamarr (Viena, 9 de noviembre de 1914-Miami, 2000), estrella del Hollywood clásico, inventora del espectro ensanchado por salto de frecuencia que se utiliza en los GPS, Bluetooth, conexiones WiFi y otras tecnologías. En fecha de su nacimiento se festeja el Día Internacional del Inventor.

A los 18 años se casó con el austriaco Friedreich Mandl. En 1933, Adolf Hitler había subido al poder en Alemania, Mandl tenía contactos importantes dentro del Partido Nazi. Durante los cuatro años que estuvo casada con Lamarr, fue una reclusa en su propia casa, asistiendo a reuniones de su marido, con los principales jefes del nazismo, a los que proveyó de armas. Hedy Lamar (de padre judío y madre católica) en 1937 huyó a París disfrazada de criada. Conoció a Louis B. Mayer, presidente de Metro Goldwyn-Mayer, quien le ofrece un contrato de siete años en Hollywood. Desde pequeña destacó por su inteligencia y ser superdotada. Empezó sus estudios de ingeniería, que abandonó atraída por su vena artística, entre 1940 y 1949 llegó a grabar hasta 18 películas. Su trabajo como actriz la aburrió, desarrollando su interés por las ciencias aplicadas, combinado con su repudio por el régimen nazi.

En 1949 participó en la superproducción de Cecil B. DeMille “Sansón y Dalila”, junto a Víctor Mature. La película fue un rotundo éxito y supuso la primera colaboración de Lamarr con la productora Paramount. Siguieron a este filme el western “El desfiladero del cobre” (John Farrow, 1950), junto a Ray Milland, y la comedia “Mi espía favorito” (Norman Z. McLeod, 1951), compartiendo cartel con Bob Hope, aunque su estrella no alcanzó el brillo de las primeras películas. En 1957 se despidió de la gran pantalla con dos cintas de escasa relevancia, “The Story of Mankind” y “The Female Animal”. Alejada de la industria, Lamarr pasó apuros económicos y fue testigo de la subasta de todos los bienes de su casa de Beverly Hills. A pesar del triste final de su vida, Hedy pasó a la historia no sólo por su aportación al séptimo arte, también por sus descubrimientos en el campo militar y telecomunicaciones.





Conocida como Hedy Lamarr (Viena, 9 de noviembre de 1914-Miami, 2000), estrella del Hollywood clásico, inventora del espectro ensanchado por salto de frecuencia que se utiliza en los GPS, Bluetooth, conexiones WiFi y otras tecnologías. En fecha de su nacimiento se festeja el Día Internacional del Inventor.

A los 18 años se casó con el austriaco Friedreich Mandl. En 1933, Adolf Hitler había subido al poder en Alemania, Mandl tenía contactos importantes dentro del Partido Nazi. Durante los cuatro años que estuvo casada con Lamarr, fue una reclusa en su propia casa, asistiendo a reuniones de su marido, con los principales jefes del nazismo, a los que proveyó de armas. Hedy Lamar (de padre judío y madre católica) en 1937 huyó a París disfrazada de criada. Conoció a Louis B. Mayer, presidente de Metro Goldwyn-Mayer, quien le ofrece un contrato de siete años en Hollywood. Desde pequeña destacó por su inteligencia y ser superdotada. Empezó sus estudios de ingeniería, que abandonó atraída por su vena artística, entre 1940 y 1949 llegó a grabar hasta 18 películas. Su trabajo como actriz la aburrió, desarrollando su interés por las ciencias aplicadas, combinado con su repudio por el régimen nazi.

En 1949 participó en la superproducción de Cecil B. DeMille “Sansón y Dalila”, junto a Víctor Mature. La película fue un rotundo éxito y supuso la primera colaboración de Lamarr con la productora Paramount. Siguieron a este filme el western “El desfiladero del cobre” (John Farrow, 1950), junto a Ray Milland, y la comedia “Mi espía favorito” (Norman Z. McLeod, 1951), compartiendo cartel con Bob Hope, aunque su estrella no alcanzó el brillo de las primeras películas. En 1957 se despidió de la gran pantalla con dos cintas de escasa relevancia, “The Story of Mankind” y “The Female Animal”. Alejada de la industria, Lamarr pasó apuros económicos y fue testigo de la subasta de todos los bienes de su casa de Beverly Hills. A pesar del triste final de su vida, Hedy pasó a la historia no sólo por su aportación al séptimo arte, también por sus descubrimientos en el campo militar y telecomunicaciones.