¿Sabía usted que el Programa de Estancias Infantiles se creó en el sexenio de Felipe Calderón? ¿Y que diez años después en Veracruz Duarte y sus camaradas cobraban por guarderías infantiles “fantasma”? ¿Y también que hoy, febrero 2019, no hay nadie en la cárcel por este fraude? Por eso, yo como usted, amable lector, me pregunto: ¿Por qué nuestro presidente, con su afilada lengua mañanera, no juzga a estos culpables en vez de quitar el subsidio a estas pobrecitas familias que necesitan de alguien profesional que les cuide a sus hijos? Ah, cómo me pongo triste cuando veo que hay hombres que su madre los crio vengativos. Y luego llegan hasta a presidente.
Por esto me aventuro a creer que López Obrador quiere quitar todo lo que huela a Felipe, ¡pero cómo no! si lo hizo llorar allá por 2006, y qué dulce es la venganza, qué importa que esos 200,000 infantes los encarguen con parientes que nada les van a enseñar, los van a mal alimentar y hasta los pueden maltratar, con tal de que este señor vengue sus viejos agravios.
El Programa de Estancias Infantiles para apoyar a madres trabajadoras se creó en 2007. Fue un programa precioso y bien planeado pues también subsidiaba a grupos para que implementaran una guardería, además Sedesol y el DIF se encargaban de su capacitación y vigilancia. De que surgieron los abusos y corrupción de los mexicanos, es verdad. De que surgirán, con los 800 pesitos que nuestro presidente depositará, por su propia mano, a los padres de familia, ¡Uh!, que si surgirán. Y sobre todo que a río revuelto ganancia de pescadores y hoy AMLO lo revuelve todo.
Pero fíjese usted, estimado lector, lectora, y don Ángel Luna, mi asiduo lector, que tampoco los grupos antiaborto salen a manifestarse por los niños de dos o tres años que les es arrebatada su alimentación adecuada, su lugar seguro mientras sus papás trabajan, y la atención de personas capacitadas. No, nada de eso. Ni mucho menos las feministas están interesadas en que, probablemente, cerca de 100,000 mujeres se devuelvan a su casa a cuidar hijos. Las situaciones de hipocresía social se dan mucho por estos días.
Y bueno, para alegrar el día, le devuelvo un saludo afectuoso a don Ángel Luna, que, como mencioné arriba, es mi lector frecuente y me hizo llegar sus cortesías, y le quiero platicar que es muy agradable recibir retroalimentaciones como la suya, porque cuando menos así me doy cuenta de que no le estoy escribiendo, mi humilde opinión, al viento. ¡Muchas gracias!
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