/ sábado 12 de enero de 2019

Ignorancia, desplantes, periodicazos y miedo

El mundo durante las últimas tres décadas, sin importar el país, la ciudad o el lugar, elevó radicalmente su nivel de complejidad política, económica y pública. Entre otras causas, internet ha sido el factor que aceleró este fenómeno con la interconexión del planeta, una transformación que ha traído consigo grandes ventajas y enormes amenazas.

Y en este circo del mundo interconectado, donde actualmente todos podemos opinar y desatar tsunamis políticos, sociales y psicológicos, los ambiciosos y demagogos de todas las ideologías, en todos los idiomas, hoy llegan al poder, y desde el poder toman las más impulsivas, incompetentes y destructivas decisiones.

La ignorancia, la improvisación y la mediocridad que caracterizaba a buena parte de los gobiernos de los países pobres calificados de tercermundistas en vías de desarrollo, hoy contagia los gobiernos de los países desarrollados, cuando millones de mujeres y hombres angustiados ante la avalancha de la transformación del planeta, votan por demagogos que les prometen regresar a sus cómodos, conocidos y menos amenazantes espacios de los años 70 y 80 del siglo pasado.

Actualmente, muy pocas y pocos políticos tienen la experiencia y habilidades, así como el equipo de colaboradores experimentados y serenos suficiente para gobernar, pero aquellos que llegan al poder mediante promesas populistas de todo orden, o sea ofreciendo resolver en instantes lo que toma décadas, recurren a decisiones impulsivas y autoritarias que rayan en el totalitarismo, lucrando con la peligrosa mezcla de miedo, prisa y adrenalina de sus votantes y simpatizantes.

Que ante decisiones temerarias gritan eufóricos en sus hogares y trabajos, sumándose a verdaderas turbas de linchamiento virtuales, no muy distintas de las que sucedían físicamente en el pasado durante los estallidos violentos de las revoluciones, colgando por pelotones y fusilando por batallones.

Cada vez menos me sorprenden las opiniones en bulto pronunciadas con excitación y las niñas de los ojos dilatadas; de amistades y conocidos a los que les atribuía las cualidades de inteligencia, cultura y sensatez. Ojos inyectados de emoción aplauden acciones impulsivas y destructivas que finalmente no resolverán nuestros problemas, ni pondrán los cimientos para enfrentar los desafíos de México, Chihuahua y el mundo.

Donde grillos y demagogos se miran en los espejos del baño y las miradas de sus incondicionales, algunos también asustados en silencio y se dicen a sí mismos con una sonrisa de satisfacción de oreja a oreja: Ah, cómo soy ch...

Las cifras de miles de millones pesos y dólares vuelan, tanto para informarnos lo que dicen que ahorraron o salvaron, así como los miles de millones de daños que están generando las decisiones impulsivas, las famosas fake news, donde sus seguidores en los congresos y los tribunales, aterrorizados de perder los votos de la alucinada turba de seguidores que los llevaron al poder, se hacen a un lado y guardan un "político y prudente silencio".

Lo cual amenaza y en ocasiones inutiliza el sistema de contrapesos de la división de poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) diseñado en los siglos XVIII y XIX para evitar la concentración desmesurada y destructiva del poder público, que no podría haber imaginado las turbas virtuales de las redes sociales y la internet.

El mundo durante las últimas tres décadas, sin importar el país, la ciudad o el lugar, elevó radicalmente su nivel de complejidad política, económica y pública. Entre otras causas, internet ha sido el factor que aceleró este fenómeno con la interconexión del planeta, una transformación que ha traído consigo grandes ventajas y enormes amenazas.

Y en este circo del mundo interconectado, donde actualmente todos podemos opinar y desatar tsunamis políticos, sociales y psicológicos, los ambiciosos y demagogos de todas las ideologías, en todos los idiomas, hoy llegan al poder, y desde el poder toman las más impulsivas, incompetentes y destructivas decisiones.

La ignorancia, la improvisación y la mediocridad que caracterizaba a buena parte de los gobiernos de los países pobres calificados de tercermundistas en vías de desarrollo, hoy contagia los gobiernos de los países desarrollados, cuando millones de mujeres y hombres angustiados ante la avalancha de la transformación del planeta, votan por demagogos que les prometen regresar a sus cómodos, conocidos y menos amenazantes espacios de los años 70 y 80 del siglo pasado.

Actualmente, muy pocas y pocos políticos tienen la experiencia y habilidades, así como el equipo de colaboradores experimentados y serenos suficiente para gobernar, pero aquellos que llegan al poder mediante promesas populistas de todo orden, o sea ofreciendo resolver en instantes lo que toma décadas, recurren a decisiones impulsivas y autoritarias que rayan en el totalitarismo, lucrando con la peligrosa mezcla de miedo, prisa y adrenalina de sus votantes y simpatizantes.

Que ante decisiones temerarias gritan eufóricos en sus hogares y trabajos, sumándose a verdaderas turbas de linchamiento virtuales, no muy distintas de las que sucedían físicamente en el pasado durante los estallidos violentos de las revoluciones, colgando por pelotones y fusilando por batallones.

Cada vez menos me sorprenden las opiniones en bulto pronunciadas con excitación y las niñas de los ojos dilatadas; de amistades y conocidos a los que les atribuía las cualidades de inteligencia, cultura y sensatez. Ojos inyectados de emoción aplauden acciones impulsivas y destructivas que finalmente no resolverán nuestros problemas, ni pondrán los cimientos para enfrentar los desafíos de México, Chihuahua y el mundo.

Donde grillos y demagogos se miran en los espejos del baño y las miradas de sus incondicionales, algunos también asustados en silencio y se dicen a sí mismos con una sonrisa de satisfacción de oreja a oreja: Ah, cómo soy ch...

Las cifras de miles de millones pesos y dólares vuelan, tanto para informarnos lo que dicen que ahorraron o salvaron, así como los miles de millones de daños que están generando las decisiones impulsivas, las famosas fake news, donde sus seguidores en los congresos y los tribunales, aterrorizados de perder los votos de la alucinada turba de seguidores que los llevaron al poder, se hacen a un lado y guardan un "político y prudente silencio".

Lo cual amenaza y en ocasiones inutiliza el sistema de contrapesos de la división de poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) diseñado en los siglos XVIII y XIX para evitar la concentración desmesurada y destructiva del poder público, que no podría haber imaginado las turbas virtuales de las redes sociales y la internet.