/ martes 22 de junio de 2021

Incendio forestal y solidaridad

Uno de los mejores libros que se han publicado para divulgar la filosofía y las humanidades es “El mundo de Sofía”, del catedrático noruego Josteín Gaarden. Nos dice con toda claridad: “El ser humano no vive sólo de pan. Necesitamos amor y cuidados, y encontrar una respuesta a quiénes somos y por qué vivimos”. Esta reflexión viene a esta editorial como marco para lo que está sucediendo en la Sierra Tarahumara con los demoledores incendios forestales.

Como se ha dado puntual seguimiento por los medios y en las redes sociales, miles de hectáreas están siendo calcinadas por el demoledor fuego, esto genera que de manera heroica mujeres y hombres, muchas veces sin los aditamentos necesarios, opongan resistencia y se corra el riesgo de la vida, hay personas que han tenido quemaduras de consideración. Pero esto ha generado una pérdida ambiental terrible, ya que significa un importante pulmón para toda la entidad, sumada a la fauna que se ha visto expuesta a la desgracia. Agreguemos que se da el fenómeno del desplazamiento, conjugado con una severa crisis económica de muchos de los habitantes. El problema de los incendios en la Sierra Tarahumara no ha terminado, sus estragos apenas comienzan y son muy grandes. El calentamiento global y la necesaria acción de fortalecer la prevención y contención demandan que participe toda la sociedad.

La ONU en los Objetivos del Desarrollo vio venir este problema y con mucha claridad planteó que la acción debe ser transversal a corto, mediano y largo plazo. Además, que necesita el compromiso indeclinable de todos los órdenes de gobierno, la sociedad civil y la academia. En la UACh esto lo tomamos en serio y el modelo tiene en claro atender problemas como éste. Pero, hemos entendido que debemos ser proactivos ante estos retos inmediatos. Pero nuestros futuros profesionistas se están formando en las aulas para tener una visión integral y muy clara de esto.

Dentro de la desgracia, alimenta el alma saber que estudiantes participaron como voluntarias y voluntarios con pala en mano para frenar el avance del fuego, pero fueron más allá, su ejemplo es inspirador para toda la comunidad universitaria y chihuahuense. Por eso se inició una campaña de colecta de víveres y material para hacer frente a esta situación. Estudiantes, maestros, personal administrativo, madres y padres de familia y muchas personas de la sociedad se sumaron generosos a esta convocatoria.

La expectativa pronto se superó. Están habilitadas diversas sedes en la ciudad de Chihuahua y en diversos municipios. Las personas que colaboraron se cuentan por miles, pero me gustaría subrayar y agradecer a cada persona que está colaborando. Esta publicación tiene ese sentido. Si bien es imposible hacerlo de manera presencial, quiero dejar constancia de la inmensa solidaridad, que ha sumado ya alrededor de 20 toneladas que están llegando de manera inmediata y transparente a las zonas donde se necesitan. Los alcaldes de la zona electos y en funciones están trabajando de manera muy ardua. Pronto la UACh anunciará más acciones de apoyo.

Pero otra vez más sentimos el honor de ser parte de la UACh y también de que la sociedad chihuahuense sintió la necesidad de solidaridad y la confianza en nosotros para hacer llegar su ayuda. Para retomar la frase del inicio, podemos decir que cualquiera que sea la creencia religiosa, espiritual o conducta ética de vida, todas coinciden en que para saber “quiénes somos y por qué vivimos” es indispensable el amor por el prójimo y la consecuente acción para ser compasivos.

Uno de los mejores libros que se han publicado para divulgar la filosofía y las humanidades es “El mundo de Sofía”, del catedrático noruego Josteín Gaarden. Nos dice con toda claridad: “El ser humano no vive sólo de pan. Necesitamos amor y cuidados, y encontrar una respuesta a quiénes somos y por qué vivimos”. Esta reflexión viene a esta editorial como marco para lo que está sucediendo en la Sierra Tarahumara con los demoledores incendios forestales.

Como se ha dado puntual seguimiento por los medios y en las redes sociales, miles de hectáreas están siendo calcinadas por el demoledor fuego, esto genera que de manera heroica mujeres y hombres, muchas veces sin los aditamentos necesarios, opongan resistencia y se corra el riesgo de la vida, hay personas que han tenido quemaduras de consideración. Pero esto ha generado una pérdida ambiental terrible, ya que significa un importante pulmón para toda la entidad, sumada a la fauna que se ha visto expuesta a la desgracia. Agreguemos que se da el fenómeno del desplazamiento, conjugado con una severa crisis económica de muchos de los habitantes. El problema de los incendios en la Sierra Tarahumara no ha terminado, sus estragos apenas comienzan y son muy grandes. El calentamiento global y la necesaria acción de fortalecer la prevención y contención demandan que participe toda la sociedad.

La ONU en los Objetivos del Desarrollo vio venir este problema y con mucha claridad planteó que la acción debe ser transversal a corto, mediano y largo plazo. Además, que necesita el compromiso indeclinable de todos los órdenes de gobierno, la sociedad civil y la academia. En la UACh esto lo tomamos en serio y el modelo tiene en claro atender problemas como éste. Pero, hemos entendido que debemos ser proactivos ante estos retos inmediatos. Pero nuestros futuros profesionistas se están formando en las aulas para tener una visión integral y muy clara de esto.

Dentro de la desgracia, alimenta el alma saber que estudiantes participaron como voluntarias y voluntarios con pala en mano para frenar el avance del fuego, pero fueron más allá, su ejemplo es inspirador para toda la comunidad universitaria y chihuahuense. Por eso se inició una campaña de colecta de víveres y material para hacer frente a esta situación. Estudiantes, maestros, personal administrativo, madres y padres de familia y muchas personas de la sociedad se sumaron generosos a esta convocatoria.

La expectativa pronto se superó. Están habilitadas diversas sedes en la ciudad de Chihuahua y en diversos municipios. Las personas que colaboraron se cuentan por miles, pero me gustaría subrayar y agradecer a cada persona que está colaborando. Esta publicación tiene ese sentido. Si bien es imposible hacerlo de manera presencial, quiero dejar constancia de la inmensa solidaridad, que ha sumado ya alrededor de 20 toneladas que están llegando de manera inmediata y transparente a las zonas donde se necesitan. Los alcaldes de la zona electos y en funciones están trabajando de manera muy ardua. Pronto la UACh anunciará más acciones de apoyo.

Pero otra vez más sentimos el honor de ser parte de la UACh y también de que la sociedad chihuahuense sintió la necesidad de solidaridad y la confianza en nosotros para hacer llegar su ayuda. Para retomar la frase del inicio, podemos decir que cualquiera que sea la creencia religiosa, espiritual o conducta ética de vida, todas coinciden en que para saber “quiénes somos y por qué vivimos” es indispensable el amor por el prójimo y la consecuente acción para ser compasivos.