/ sábado 16 de febrero de 2019

Información que entretiene, no forma (final)


Concluyo de tres, al reproducir los cuestionamientos que se plantean sobre la precariedad en el periodismo, como parte del juego de la democracia.

"La precariedad es una manera de control porque si tus redactores trabajan en situación de estrés y angustia el resultado tendrá peor calidad", dice Rosa María Calaf.

Afirma que la precariedad es una manera de control porque si tus redactores trabajan en situación de estrés y angustia, y no tienen los recursos para ejercer bien su trabajo, el resultado tendrá peor calidad.

“Este grado de precariedad es muy peculiar de Europa y no ocurre tanto en otros países donde, aunque existe, no a este nivel. Y eso lleva a dos conclusiones: Ningún respeto por la profesión y ninguna voluntad de excelencia informativa. ¿Quieres hacer buena información? Entonces tienes que invertir en buena información”.

Esto es fundamental para entender por qué los medios de comunicación en nuestro país dependen tanto de los subsidios gubernamentales. “Vender que la precariedad fue producto de la tecnología o de un momento económico es una cortina de humo. Lo que existe detrás es una voluntad de que las redacciones no hagan el periodismo que deben hacer, el riguroso y de investigación”, y eso cuesta muchísimo trabajo y dinero. “De ahí el copia/pega de la nota de prensa o el periodismo de declaraciones”.

Asegura que el copia/pega y publicar temas que no se profundizan es convertir al periodismo en una apariencia de información. Hacemos el papel de periodistas, pero no lo ejercemos porque no tenemos ni recursos y, en muchos casos, ni la formación para ejercerlo. No es un coyuntural. “Forma parte de una intención de no dar información de calidad. Y convertimos a los periodistas en lectores de comunicados que no se confirman, ni contrastan ni comprueban. O en comparsas de ruedas de prensa sin preguntas. Hacemos el papel en un film de periodistas”. Y, entre medias, tenemos la figura del periodista “estrella”.

Es muy evidente en televisión y redes. El periodista no puede ser más importante que lo que cuenta porque entonces hacemos del periodismo un espectáculo. Muchas veces se abre un informativo diciendo: “Tenemos un equipo en un sitio donde es difícil de transmitir…”. Lo importante es saber. Vale, está allí, lo he escuchado, ¿pero me vas a contar qué pasa allí? ¿O sólo importa que esté? Casi toda la información se rodea de una estética cinematográfica. Lo mismo ocurre con las tertulias. Los periodistas nunca deben discutir con un político, sino preguntar. Esto confunde a la audiencia porque confunde los géneros. Da audiencia, pero no informa.


alfredopineraguevara@gmail.com


Concluyo de tres, al reproducir los cuestionamientos que se plantean sobre la precariedad en el periodismo, como parte del juego de la democracia.

"La precariedad es una manera de control porque si tus redactores trabajan en situación de estrés y angustia el resultado tendrá peor calidad", dice Rosa María Calaf.

Afirma que la precariedad es una manera de control porque si tus redactores trabajan en situación de estrés y angustia, y no tienen los recursos para ejercer bien su trabajo, el resultado tendrá peor calidad.

“Este grado de precariedad es muy peculiar de Europa y no ocurre tanto en otros países donde, aunque existe, no a este nivel. Y eso lleva a dos conclusiones: Ningún respeto por la profesión y ninguna voluntad de excelencia informativa. ¿Quieres hacer buena información? Entonces tienes que invertir en buena información”.

Esto es fundamental para entender por qué los medios de comunicación en nuestro país dependen tanto de los subsidios gubernamentales. “Vender que la precariedad fue producto de la tecnología o de un momento económico es una cortina de humo. Lo que existe detrás es una voluntad de que las redacciones no hagan el periodismo que deben hacer, el riguroso y de investigación”, y eso cuesta muchísimo trabajo y dinero. “De ahí el copia/pega de la nota de prensa o el periodismo de declaraciones”.

Asegura que el copia/pega y publicar temas que no se profundizan es convertir al periodismo en una apariencia de información. Hacemos el papel de periodistas, pero no lo ejercemos porque no tenemos ni recursos y, en muchos casos, ni la formación para ejercerlo. No es un coyuntural. “Forma parte de una intención de no dar información de calidad. Y convertimos a los periodistas en lectores de comunicados que no se confirman, ni contrastan ni comprueban. O en comparsas de ruedas de prensa sin preguntas. Hacemos el papel en un film de periodistas”. Y, entre medias, tenemos la figura del periodista “estrella”.

Es muy evidente en televisión y redes. El periodista no puede ser más importante que lo que cuenta porque entonces hacemos del periodismo un espectáculo. Muchas veces se abre un informativo diciendo: “Tenemos un equipo en un sitio donde es difícil de transmitir…”. Lo importante es saber. Vale, está allí, lo he escuchado, ¿pero me vas a contar qué pasa allí? ¿O sólo importa que esté? Casi toda la información se rodea de una estética cinematográfica. Lo mismo ocurre con las tertulias. Los periodistas nunca deben discutir con un político, sino preguntar. Esto confunde a la audiencia porque confunde los géneros. Da audiencia, pero no informa.


alfredopineraguevara@gmail.com