/ viernes 15 de diciembre de 2017

IZZI contaminante

IZZI destaca por ser…

una empresa irresponsable;                                                     

contamina a lo execrable,

como lo podrás leer.

IZZI, la empresa que sustituyó a Cablemás, con quien contraté el servicio de televisión por cable; al igual que aquella empresa, adolece de muchas fallas; y no me refiero específicamente al suministro de su servicio, que éste es un asunto que vale la pena analizar en un segundo artículo, temas como pornografía, calidad de programas, moralidad  de contenidos, etc. O el otro aspecto, el de cumplimiento del servicio; yo pertenezco a contrato de programación básico y aparentemente por no acercarme a renovar mi contrato con IZZI específicamente,  el servicio básico, nos lo convierten en “más que deficiente”; en fin, pero esos serán temas futuros; ahora y por lo pronto, afirmo que  IZZI es una empresa irresponsable y físicamente contaminante.

    Tuve la mala suerte –como a muchos chihuahuenses les pasa-  de tener un poste de energía eléctrica a algunos decímetros de mi cochera, para colmo, es un poste que guarda la convergencia de muchos cables de los vecinos, que se conectan en un artilugio para el caso, así que conectar y desconectar, cambiar y arreglar, significa que las flamantes y muy bien equipadas unidades del servicio IZZI deben colocar sus escaleras entre los autos de nuestra propiedad y realizar sus trabajos, literalmente encima de ellos; la mayoría de la veces no los vemos, sólo sabemos al llegar a nuestro domicilio, que ahí estuvieron; su tarjeta de identificación son los múltiples cinchos, pedazos de cable y terminales o conectores viejos que quedan regados en nuestra banqueta y calle,  cuando no, cables colgantes, que dan la apariencia de que ahí ahorcaron a alguien y luego lo bajaron de la “soga sumaria” que cuelga dramáticamente frente a nuestra cochera. Si alguno de estos empleados golpea con sus fieras escaleras nuestros carros, sabemos que jamás tocarán el timbre para avisarnos que le hicieron una abolladura a nuestro vehículo, y a decirnos que se hacen responsables de ello –para eso requeriríamos sorprenderlos infraganti-  esto es… en flagrancia; y esto es muy difícil. Han sido múltiples las ocasiones que dándome cuenta que llegaron los de IZZI, tengo que estar como centinela o supervisor de obra mientras trabajan;  y no ha sido una sino muchas veces, que no les permito retirarse, sin que recojan el basurero que hacen.

    El primer o segundo martes del mes de noviembre del año en curso, “un rey” de estos que les describo, afanó frente a mi domicilio y dejó basura como nunca; pero no sólo esto, cortó y enrolló un cable de unos cuatro o cinco quilos de peso y me lo dejó como donación para mi casa.  Después de mentarles todo le mentable, por supuesto “en ausencia”, tomé el “rollón” aquel y lo deposité en el burla-perros  de la basura; al siguiente día la basura se llevó todo, menos el “méndigo cable”. Decidí conservarlo para ponerlo sobre el escritorio de un funcionario muy “chipocludo”,  de IZZI; no fui al Servicio al Cliente, de Plaza Vallarta; pues este asunto era de exigir a los representantes de la empresa eduquen a su personal y los doten de escoba y recogedor, aparte de un poco de respeto y responsabilidad hacia la ciudadanía.

    Me dirigí  a las oficinas de San Felipe, frente a la Ave. Universidad. Sólo hay un acceso, al cual se me impidió entrar; del acceso  me comunicaron con la Sra. Ilda Medrano, gerente administrativo, quien escuchó mi queja pero no me recibió; enviándome a Lat. Periférico, Cumbres Macopisa segundo piso, donde podría ver a los meros, meros, jefazos. Por fin la semana antepasada di con el lugar -sin razón social-. El vigilante llamó a una dama de nombre Ana Torres, auxiliar del Lic. Miguel Ángel Vidal, quien me dijo que tenían ya el reporte, pero que el susodicho estaba ausente. Terminé dejándole el rollo de cable a Ana, y me declaré vencido por cansancio. Pero todavía sigo mentándole todo lo mentable a dicha empresa, y prometo hacerlo por el resto de mis días. Y puedo concebir: “Cuando el fin de lucro es el único fin de una empresa de servicios, que pudiera y debiera ser educativa, y hasta un ejemplo social, la comunidad estamos en manos de corsarios y delincuentes mediáticos”. Una más de las lacras de México.

 

IZZI destaca por ser…

una empresa irresponsable;                                                     

contamina a lo execrable,

como lo podrás leer.

IZZI, la empresa que sustituyó a Cablemás, con quien contraté el servicio de televisión por cable; al igual que aquella empresa, adolece de muchas fallas; y no me refiero específicamente al suministro de su servicio, que éste es un asunto que vale la pena analizar en un segundo artículo, temas como pornografía, calidad de programas, moralidad  de contenidos, etc. O el otro aspecto, el de cumplimiento del servicio; yo pertenezco a contrato de programación básico y aparentemente por no acercarme a renovar mi contrato con IZZI específicamente,  el servicio básico, nos lo convierten en “más que deficiente”; en fin, pero esos serán temas futuros; ahora y por lo pronto, afirmo que  IZZI es una empresa irresponsable y físicamente contaminante.

    Tuve la mala suerte –como a muchos chihuahuenses les pasa-  de tener un poste de energía eléctrica a algunos decímetros de mi cochera, para colmo, es un poste que guarda la convergencia de muchos cables de los vecinos, que se conectan en un artilugio para el caso, así que conectar y desconectar, cambiar y arreglar, significa que las flamantes y muy bien equipadas unidades del servicio IZZI deben colocar sus escaleras entre los autos de nuestra propiedad y realizar sus trabajos, literalmente encima de ellos; la mayoría de la veces no los vemos, sólo sabemos al llegar a nuestro domicilio, que ahí estuvieron; su tarjeta de identificación son los múltiples cinchos, pedazos de cable y terminales o conectores viejos que quedan regados en nuestra banqueta y calle,  cuando no, cables colgantes, que dan la apariencia de que ahí ahorcaron a alguien y luego lo bajaron de la “soga sumaria” que cuelga dramáticamente frente a nuestra cochera. Si alguno de estos empleados golpea con sus fieras escaleras nuestros carros, sabemos que jamás tocarán el timbre para avisarnos que le hicieron una abolladura a nuestro vehículo, y a decirnos que se hacen responsables de ello –para eso requeriríamos sorprenderlos infraganti-  esto es… en flagrancia; y esto es muy difícil. Han sido múltiples las ocasiones que dándome cuenta que llegaron los de IZZI, tengo que estar como centinela o supervisor de obra mientras trabajan;  y no ha sido una sino muchas veces, que no les permito retirarse, sin que recojan el basurero que hacen.

    El primer o segundo martes del mes de noviembre del año en curso, “un rey” de estos que les describo, afanó frente a mi domicilio y dejó basura como nunca; pero no sólo esto, cortó y enrolló un cable de unos cuatro o cinco quilos de peso y me lo dejó como donación para mi casa.  Después de mentarles todo le mentable, por supuesto “en ausencia”, tomé el “rollón” aquel y lo deposité en el burla-perros  de la basura; al siguiente día la basura se llevó todo, menos el “méndigo cable”. Decidí conservarlo para ponerlo sobre el escritorio de un funcionario muy “chipocludo”,  de IZZI; no fui al Servicio al Cliente, de Plaza Vallarta; pues este asunto era de exigir a los representantes de la empresa eduquen a su personal y los doten de escoba y recogedor, aparte de un poco de respeto y responsabilidad hacia la ciudadanía.

    Me dirigí  a las oficinas de San Felipe, frente a la Ave. Universidad. Sólo hay un acceso, al cual se me impidió entrar; del acceso  me comunicaron con la Sra. Ilda Medrano, gerente administrativo, quien escuchó mi queja pero no me recibió; enviándome a Lat. Periférico, Cumbres Macopisa segundo piso, donde podría ver a los meros, meros, jefazos. Por fin la semana antepasada di con el lugar -sin razón social-. El vigilante llamó a una dama de nombre Ana Torres, auxiliar del Lic. Miguel Ángel Vidal, quien me dijo que tenían ya el reporte, pero que el susodicho estaba ausente. Terminé dejándole el rollo de cable a Ana, y me declaré vencido por cansancio. Pero todavía sigo mentándole todo lo mentable a dicha empresa, y prometo hacerlo por el resto de mis días. Y puedo concebir: “Cuando el fin de lucro es el único fin de una empresa de servicios, que pudiera y debiera ser educativa, y hasta un ejemplo social, la comunidad estamos en manos de corsarios y delincuentes mediáticos”. Una más de las lacras de México.