/ sábado 13 de febrero de 2021

Jordi Savall y su pasión por la música

Una de las máximas autoridades en el rescate del acervo musical antiguo, desde la Edad Media hasta el Clasicismo, el sabio músico y musicólogo catalán Jordi Savall está ligado al arte de Euterpe desde su primera infancia. Egresado del Conservatorio de Barcelona, prosiguió estudios en la Schola Cantorum Basiliensis en Suiza, y de la mano del notable chelista August Wenzinger reafirmó su interés por revalorar la música antigua como apreciable referente del patrimonio cultural.

En los setenta iniciaría una exitosa carrera como ejecutante de la viola da gamba, a la par de crear varios proyectos para difundir sus investigaciones, siempre en compañía de su esposa, la destacada vocalista Montserrat Figueras ––y más tarde de sus hijos, los no menos talentosos Arianna y Ferran––, entre otros, Hespèrion XX (ahora Hespèrion XXI), La Capella Reial de Catalunya y Le Concert des Nations, con los que ha producido un nutrido y valioso acervo discográfico.

Con una actividad concertística no menos sobresaliente por todo el mundo, todavía recuerdo con nostalgia una gira que tuvo que suspender a México cuando en el 2011 murió su compañera de vida. Ella era su otro aliento vital, y sólo pudo reponerse de tan sensible pérdida por su otra gran pasión, a la cual alude el polígrafo navarro Ramón Andrés en su bello libro Filosofía y consuelo de la música. Buena parte de su mejor legado lo hizo con ella, y su recuerdo es la llama que mantiene encendida su vocación inaplazable.

Una joya es su soundtrack para esa hermosa película Todas las mañanas del mundo, del realizador francés Alain Corneau, de 1991, a partir de un no menos bello libro y con guión del escritor también galo Pascal Quignard, protagonizada por Gérard Depardieu y con un prometedor debut de su hijo prematuramente muerto Guillaume), que narra la estrecha pero compleja relación del músico Marin Marais con su maestro Monsieur de Sainte-Colombe y su familia.

\u0009Acaba de ofrecer en Madrid, con otros tres notables músicos que lo han acompañado en los referidos proyectos, un concierto que ha llevado por título precisamente “Tous les Matins du Monde”. Además de la celebérrima “Marcha para la ceremonia de los turcos” que Jean-Baptiste Lully escribió para El burgués gentilhombre de Molière, quizá el número referencial de la citada película de culto, incluyeron obras de François Couperin, Jean-Philippe Rameau y los propios Marais y Sainte-Colombe. Concluyeron con la famosa página “Voix humaines” de la Folies d’Espagne, del propio Marais (célebre intérprete y compositor parisino de la corte de Luis XIV, discípulo también de Lully), que por sus bullentes poesía y compleja ejecución constituye un auténtico prodigio de escritura. Un verdadero descubrimiento en manos de Savall, ofrecieron como encores un par de danzas peruanas rescatadas del Códice Trujillo. Un seductor viaje por el pasado, este concierto viene a confirmar por qué Jordi Savall es ya una leyenda viviente que a sus ochenta años sigue en plenas actividad y creatividad, objeto de un sinnúmero de justos reconocimientos dentro y fuera de España.

Una de las máximas autoridades en el rescate del acervo musical antiguo, desde la Edad Media hasta el Clasicismo, el sabio músico y musicólogo catalán Jordi Savall está ligado al arte de Euterpe desde su primera infancia. Egresado del Conservatorio de Barcelona, prosiguió estudios en la Schola Cantorum Basiliensis en Suiza, y de la mano del notable chelista August Wenzinger reafirmó su interés por revalorar la música antigua como apreciable referente del patrimonio cultural.

En los setenta iniciaría una exitosa carrera como ejecutante de la viola da gamba, a la par de crear varios proyectos para difundir sus investigaciones, siempre en compañía de su esposa, la destacada vocalista Montserrat Figueras ––y más tarde de sus hijos, los no menos talentosos Arianna y Ferran––, entre otros, Hespèrion XX (ahora Hespèrion XXI), La Capella Reial de Catalunya y Le Concert des Nations, con los que ha producido un nutrido y valioso acervo discográfico.

Con una actividad concertística no menos sobresaliente por todo el mundo, todavía recuerdo con nostalgia una gira que tuvo que suspender a México cuando en el 2011 murió su compañera de vida. Ella era su otro aliento vital, y sólo pudo reponerse de tan sensible pérdida por su otra gran pasión, a la cual alude el polígrafo navarro Ramón Andrés en su bello libro Filosofía y consuelo de la música. Buena parte de su mejor legado lo hizo con ella, y su recuerdo es la llama que mantiene encendida su vocación inaplazable.

Una joya es su soundtrack para esa hermosa película Todas las mañanas del mundo, del realizador francés Alain Corneau, de 1991, a partir de un no menos bello libro y con guión del escritor también galo Pascal Quignard, protagonizada por Gérard Depardieu y con un prometedor debut de su hijo prematuramente muerto Guillaume), que narra la estrecha pero compleja relación del músico Marin Marais con su maestro Monsieur de Sainte-Colombe y su familia.

\u0009Acaba de ofrecer en Madrid, con otros tres notables músicos que lo han acompañado en los referidos proyectos, un concierto que ha llevado por título precisamente “Tous les Matins du Monde”. Además de la celebérrima “Marcha para la ceremonia de los turcos” que Jean-Baptiste Lully escribió para El burgués gentilhombre de Molière, quizá el número referencial de la citada película de culto, incluyeron obras de François Couperin, Jean-Philippe Rameau y los propios Marais y Sainte-Colombe. Concluyeron con la famosa página “Voix humaines” de la Folies d’Espagne, del propio Marais (célebre intérprete y compositor parisino de la corte de Luis XIV, discípulo también de Lully), que por sus bullentes poesía y compleja ejecución constituye un auténtico prodigio de escritura. Un verdadero descubrimiento en manos de Savall, ofrecieron como encores un par de danzas peruanas rescatadas del Códice Trujillo. Un seductor viaje por el pasado, este concierto viene a confirmar por qué Jordi Savall es ya una leyenda viviente que a sus ochenta años sigue en plenas actividad y creatividad, objeto de un sinnúmero de justos reconocimientos dentro y fuera de España.