/ jueves 29 de agosto de 2019

Jóvenes

La juventud sabe lo que no quiere antes de saber lo que quiere”

- Jean Cocteau -

En la importante tarea que la Asociación de Editorialistas de Chihuahua tiene de escuchar a todas las voces, el sábado pasado nos acompañó en nuestra sesión la señorita Kathya González, integrante de la Red Mundial de Jóvenes Políticos, organismo apartidista que convoca a jóvenes cuyo deseo sea participar en la política del estado, país o en cualquier parte del orbe, ya sea a través de sus opiniones o participando activamente. El dinamismo y la energía de Kathya movió a mis colegas de tinta a brindarle consejos de gran importancia y de toda índole que fueron bien recibidos por la joven contadora pública, quien desde su época como estudiante de la Universidad Autónoma de Chihuahua ya dejaba entrever ese propósito de hacer algo por la sociedad.

Desde luego que nuestro país está pasando por momentos de evolución en los cuales la juventud lleva un papel importante, pero como bien lo dijo el profesor Antonio Gutiérrez, no todos los jóvenes moverán positivamente al mundo. ¿Qué tipo de jóvenes son los que queremos que enciendan el motor del desarrollo? los comprometidos, los sensibles a los problemas sociales, los que entienden bien el amor al prójimo, porque también han sido jóvenes los que en recientes fechas nos han mostrado lo retorcido de sus pensamientos racistas y las fatídicas acciones llevadas a cabo contra personas a las que ven como diferentes a ellos; estos jóvenes simple y sencillamente no entran en el contexto de un mejor mundo y algo se tiene que hacer al respecto antes de que ocurran otras tragedias.

Anteriormente los jóvenes eran prácticamente excluidos para participar en las elecciones del país en puestos de relevancia, ya que la falta de experiencia era un argumento de peso para no considerarlos, su colaboración se limitaba a lugares secundarios, mismos que podían ser fácilmente sustituidos; hoy en día observamos gente joven en las boletas electorales para ocupar un lugar en el congreso (federal o local) y como candidatos a presidentes municipales. La democracia tiene que rejuvenecerse, no hay de otra.

Esta extraña enfermedad llamada juventud y que sólo se cura con el tiempo es la esperanza de que mañana siga saliendo el sol, de que el mañana estará siempre ahí para todos, con nuestros problemas, desde luego, pero con la fe puesta en que todo se puede mejorar. Ande pues.

La juventud sabe lo que no quiere antes de saber lo que quiere”

- Jean Cocteau -

En la importante tarea que la Asociación de Editorialistas de Chihuahua tiene de escuchar a todas las voces, el sábado pasado nos acompañó en nuestra sesión la señorita Kathya González, integrante de la Red Mundial de Jóvenes Políticos, organismo apartidista que convoca a jóvenes cuyo deseo sea participar en la política del estado, país o en cualquier parte del orbe, ya sea a través de sus opiniones o participando activamente. El dinamismo y la energía de Kathya movió a mis colegas de tinta a brindarle consejos de gran importancia y de toda índole que fueron bien recibidos por la joven contadora pública, quien desde su época como estudiante de la Universidad Autónoma de Chihuahua ya dejaba entrever ese propósito de hacer algo por la sociedad.

Desde luego que nuestro país está pasando por momentos de evolución en los cuales la juventud lleva un papel importante, pero como bien lo dijo el profesor Antonio Gutiérrez, no todos los jóvenes moverán positivamente al mundo. ¿Qué tipo de jóvenes son los que queremos que enciendan el motor del desarrollo? los comprometidos, los sensibles a los problemas sociales, los que entienden bien el amor al prójimo, porque también han sido jóvenes los que en recientes fechas nos han mostrado lo retorcido de sus pensamientos racistas y las fatídicas acciones llevadas a cabo contra personas a las que ven como diferentes a ellos; estos jóvenes simple y sencillamente no entran en el contexto de un mejor mundo y algo se tiene que hacer al respecto antes de que ocurran otras tragedias.

Anteriormente los jóvenes eran prácticamente excluidos para participar en las elecciones del país en puestos de relevancia, ya que la falta de experiencia era un argumento de peso para no considerarlos, su colaboración se limitaba a lugares secundarios, mismos que podían ser fácilmente sustituidos; hoy en día observamos gente joven en las boletas electorales para ocupar un lugar en el congreso (federal o local) y como candidatos a presidentes municipales. La democracia tiene que rejuvenecerse, no hay de otra.

Esta extraña enfermedad llamada juventud y que sólo se cura con el tiempo es la esperanza de que mañana siga saliendo el sol, de que el mañana estará siempre ahí para todos, con nuestros problemas, desde luego, pero con la fe puesta en que todo se puede mejorar. Ande pues.