/ miércoles 5 de mayo de 2021

Jóvenes en la política

Por Juan Antonio González Lechuga

La semana pasada tuve la oportunidad de dar una plática a los integrantes del capítulo Universitario COPARMEX ULSA sobre la importancia de la participación de los jóvenes en la política; de joven a joven emprendimos una charla sobre la importancia de salir a votar, de cómo es la representación de nuestras cámaras con relación a la edad de nuestros legisladores y por qué ver a jóvenes políticos tomando decisiones en diferentes puestos públicos suele ser un panorama complejo y adverso.

Sin duda, al hablar de política es común que a nuestra mente venga una lluvia de ideas negativas que van desde la corrupción, la ineficiencia hasta acabar con “ladrones y ratas”; la que debería ser la acción de servicio más próspera, honorable y prestigiosa en nuestro país es un reflejo de burlas y de vergüenza por los diferentes gobiernos y políticos que durante años han tomado las decisiones de nuestra nación.

Hoy en día, la participación de los jóvenes es el reflejo de malos gobiernos y sobre todo de personas que han utilizado la política como herramienta de impulso personal, que han provocado que no veamos como una causa real y transparente el participar activamente en los partidos políticos para aspirar a un cargo público.

Si bien, la ONU establece que la edad de los jóvenes es de los 18 a 29 años, existe un contraste muy grande en nuestro congreso local en donde ninguno de los 33 diputados es menor de 30 años de edad, el panorama es similar en la cámara de diputados en donde solo 10 de 500 entraron a su cargo con la edad de 30 años y de igual forma en la cámara de senadores 2 son jóvenes menores de 30.

Las políticas públicas en beneficio de los jóvenes se pueden dar por personas que no necesariamente tengan que encontrarse en el rango de edad de 18 a 30 años, lo que es preocupante es que los jóvenes no lleguen a ocupar esos lugares, que no se promuevan perfiles dentro de los partidos políticos para generar un espacio de toma de decisiones con mira joven.

Tenemos que dejar de lado la creencia de que los jóvenes no tenemos la capacidad para la toma de decisiones, la sociedad hace un llamado a la nueva generación de líderes que buscan hacer del servicio público la mejor herramienta para dar las mismas oportunidades a diversos sectores de la sociedad, de los jóvenes incorruptibles que ponen por medio de acciones el trabajo de una construcción de una ciudad, estado y país mejor.

El llamado es claro, ante una edad promedio de 51 años de las personas que toman las decisiones de nuestro país, se siguen creando nuevos puentes que pasan por encima de todas esas barricadas que alejan a los jóvenes de la política, los puentes son fuertes y van por ahí los jóvenes líderes que poco a poco se forman y llegarán a ser la voz y tomar las decisiones que de joven a joven necesitamos en los espacios públicos.

Por Juan Antonio González Lechuga

La semana pasada tuve la oportunidad de dar una plática a los integrantes del capítulo Universitario COPARMEX ULSA sobre la importancia de la participación de los jóvenes en la política; de joven a joven emprendimos una charla sobre la importancia de salir a votar, de cómo es la representación de nuestras cámaras con relación a la edad de nuestros legisladores y por qué ver a jóvenes políticos tomando decisiones en diferentes puestos públicos suele ser un panorama complejo y adverso.

Sin duda, al hablar de política es común que a nuestra mente venga una lluvia de ideas negativas que van desde la corrupción, la ineficiencia hasta acabar con “ladrones y ratas”; la que debería ser la acción de servicio más próspera, honorable y prestigiosa en nuestro país es un reflejo de burlas y de vergüenza por los diferentes gobiernos y políticos que durante años han tomado las decisiones de nuestra nación.

Hoy en día, la participación de los jóvenes es el reflejo de malos gobiernos y sobre todo de personas que han utilizado la política como herramienta de impulso personal, que han provocado que no veamos como una causa real y transparente el participar activamente en los partidos políticos para aspirar a un cargo público.

Si bien, la ONU establece que la edad de los jóvenes es de los 18 a 29 años, existe un contraste muy grande en nuestro congreso local en donde ninguno de los 33 diputados es menor de 30 años de edad, el panorama es similar en la cámara de diputados en donde solo 10 de 500 entraron a su cargo con la edad de 30 años y de igual forma en la cámara de senadores 2 son jóvenes menores de 30.

Las políticas públicas en beneficio de los jóvenes se pueden dar por personas que no necesariamente tengan que encontrarse en el rango de edad de 18 a 30 años, lo que es preocupante es que los jóvenes no lleguen a ocupar esos lugares, que no se promuevan perfiles dentro de los partidos políticos para generar un espacio de toma de decisiones con mira joven.

Tenemos que dejar de lado la creencia de que los jóvenes no tenemos la capacidad para la toma de decisiones, la sociedad hace un llamado a la nueva generación de líderes que buscan hacer del servicio público la mejor herramienta para dar las mismas oportunidades a diversos sectores de la sociedad, de los jóvenes incorruptibles que ponen por medio de acciones el trabajo de una construcción de una ciudad, estado y país mejor.

El llamado es claro, ante una edad promedio de 51 años de las personas que toman las decisiones de nuestro país, se siguen creando nuevos puentes que pasan por encima de todas esas barricadas que alejan a los jóvenes de la política, los puentes son fuertes y van por ahí los jóvenes líderes que poco a poco se forman y llegarán a ser la voz y tomar las decisiones que de joven a joven necesitamos en los espacios públicos.