/ viernes 8 de marzo de 2019

Juventud y filosofía

Los jóvenes, de manera muy natural, muestran una inquietud implacable tanto en lo físico como en lo intelectual. La potencia vital parece reventar en ellos a través de la plenitud tanto creativa como intelectiva. Cuestionan reglas, opiniones, costumbres, prácticamente todo lo ponen en duda.

El espíritu del joven está dispuesto para la actividad filosófica, para preguntar y criticar con razón, usando argumentos y llevando la reflexión al compás de la lógica. La juventud quiere certezas sobre las cuales construir por sí mismo una visión del mundo, su identidad, su proyecto de vida.

La doctora Amparo Páramo Carmona, de Granada, España, formuló la interesante pregunta: “¿Tiene sentido la enseñanza de la filosofía en el bachillerato?” (Revista digital educativa Wadi-red, Año 2011, vol. 1, nº 1). No hay profesor o estudiante de filosofía en preparatoria que no se haya hecho este cuestionamiento. No puede llegar a las aulas de los jóvenes una asignatura sin sentido.

Páramo responde a su pregunta: ““La finalidad fundamental de la enseñanza de la Filosofía debe ser suscitar en el alumnado la conciencia de los problemas fundamentales de la ciencia y de la cultura”. Un acierto, indudablemente, el apuntar hacia una conciencia necesaria de las nuevas generaciones para sostener la civilización que heredan.

Enseñar filosofía no es adoctrinar. La conciencia -libre por definición- no acepta imposiciones, sino que es libertad ineludible. Así que la filosofía es incompatible con el adoctrinamiento, con la “formación” mentes dogmáticas y voluntades sumisas.

La doctora Páramo advierte, sobre la enseñanza de la filosofía en el bachillerato, que “Más que transmitir verdades adquiridas se trata de enseñar a ver los problemas y ayudar a resolverlos, sirviendo nuestra opinión como un medio más”. Sí: la filosofía es desafío problemático.

A través del curso de filosofía, los jóvenes del nivel medio superior deben ejercitar su sentido crítico y la opinión fundamentada lógicamente. La filosofía para los jóvenes es la oportunidad para que pongan en juego sus habilidades argumentativas y su impulso crítico, tan necesarios hoy más que nunca.

Los jóvenes, de manera muy natural, muestran una inquietud implacable tanto en lo físico como en lo intelectual. La potencia vital parece reventar en ellos a través de la plenitud tanto creativa como intelectiva. Cuestionan reglas, opiniones, costumbres, prácticamente todo lo ponen en duda.

El espíritu del joven está dispuesto para la actividad filosófica, para preguntar y criticar con razón, usando argumentos y llevando la reflexión al compás de la lógica. La juventud quiere certezas sobre las cuales construir por sí mismo una visión del mundo, su identidad, su proyecto de vida.

La doctora Amparo Páramo Carmona, de Granada, España, formuló la interesante pregunta: “¿Tiene sentido la enseñanza de la filosofía en el bachillerato?” (Revista digital educativa Wadi-red, Año 2011, vol. 1, nº 1). No hay profesor o estudiante de filosofía en preparatoria que no se haya hecho este cuestionamiento. No puede llegar a las aulas de los jóvenes una asignatura sin sentido.

Páramo responde a su pregunta: ““La finalidad fundamental de la enseñanza de la Filosofía debe ser suscitar en el alumnado la conciencia de los problemas fundamentales de la ciencia y de la cultura”. Un acierto, indudablemente, el apuntar hacia una conciencia necesaria de las nuevas generaciones para sostener la civilización que heredan.

Enseñar filosofía no es adoctrinar. La conciencia -libre por definición- no acepta imposiciones, sino que es libertad ineludible. Así que la filosofía es incompatible con el adoctrinamiento, con la “formación” mentes dogmáticas y voluntades sumisas.

La doctora Páramo advierte, sobre la enseñanza de la filosofía en el bachillerato, que “Más que transmitir verdades adquiridas se trata de enseñar a ver los problemas y ayudar a resolverlos, sirviendo nuestra opinión como un medio más”. Sí: la filosofía es desafío problemático.

A través del curso de filosofía, los jóvenes del nivel medio superior deben ejercitar su sentido crítico y la opinión fundamentada lógicamente. La filosofía para los jóvenes es la oportunidad para que pongan en juego sus habilidades argumentativas y su impulso crítico, tan necesarios hoy más que nunca.