/ martes 19 de noviembre de 2019

La 3T

Señalada hoy como la 3T o Tercera transformación, la Revolución mexicana que cumple 109 años de su inicio, ciertamente modificó, a costa de mucha sangre derramada, unas estructuras sociales que se sentían caducas.

Sin embargo, por el reacomodo de las distintas fuerzas que participaron en el conflicto y el asentamiento de las armas, los ideales revolucionarios, de suyo con un alto sentido social, se fueron decolorando, a pesar de innegables logros, sobre todo en los primeros años de la posrevolución.

A medida que pasó el tiempo y nuestro país fue entrando a la época de la “modernidad”, los postulados de la Revolución se fueron desviando y, si bien es cierto que el desarrollo de México fue en aumento, las condiciones sociales no alcanzaron plena vigencia.

Luego la nación ha vivido momentos álgidos donde los principios democráticos se han puesto en entredicho, donde se ha tenido que luchar por las libertades de todas clases, donde los regímenes presidencialistas han sido señalados por actitudes que tienden al autoritarismo, donde los derechos humanos o garantías individuales señaladas en la Constitución de 1917, fruto de la Revolución, se siguen dejando de lado, donde la corrupción ha hecho presa de aquellos –y de otros- que han asumido el poder supuestamente para servir al pueblo; donde las leyes a veces se hacen a capricho o sin el suficiente sustento; donde la inseguridad ha ido en aumento; donde el campo, como uno de los elementos manifestados en el proceso revolucionario como prioritario, se pierde en la atención a otros rubros; donde la migración aumenta por falta de empleo y condiciones adecuadas; donde la pobreza continúa lacerando a gran parte del territorio nacional; donde los sindicatos muchas veces no han cumplido con su misión primordial y se han vuelto organismos para ganar prebendas de todo tipo; donde la educación ha ido dando bandazos sin lograr objetivos seguros…

En fin, muchas situaciones que contravienen a aquellos ideales por los que muchos dieron su vida, así hayan existido otros que entraron a la “bola” para sacar provecho.

La 3T no debe ser sólo celebración de un mero recuerdo, de un México que ya se fue. Debe ser cimiento para las nuevas condiciones del país, faro que ilumine el camino al retomar las ideas que dieron base al conflicto colocándolas al día. ¿Lo ven?



Señalada hoy como la 3T o Tercera transformación, la Revolución mexicana que cumple 109 años de su inicio, ciertamente modificó, a costa de mucha sangre derramada, unas estructuras sociales que se sentían caducas.

Sin embargo, por el reacomodo de las distintas fuerzas que participaron en el conflicto y el asentamiento de las armas, los ideales revolucionarios, de suyo con un alto sentido social, se fueron decolorando, a pesar de innegables logros, sobre todo en los primeros años de la posrevolución.

A medida que pasó el tiempo y nuestro país fue entrando a la época de la “modernidad”, los postulados de la Revolución se fueron desviando y, si bien es cierto que el desarrollo de México fue en aumento, las condiciones sociales no alcanzaron plena vigencia.

Luego la nación ha vivido momentos álgidos donde los principios democráticos se han puesto en entredicho, donde se ha tenido que luchar por las libertades de todas clases, donde los regímenes presidencialistas han sido señalados por actitudes que tienden al autoritarismo, donde los derechos humanos o garantías individuales señaladas en la Constitución de 1917, fruto de la Revolución, se siguen dejando de lado, donde la corrupción ha hecho presa de aquellos –y de otros- que han asumido el poder supuestamente para servir al pueblo; donde las leyes a veces se hacen a capricho o sin el suficiente sustento; donde la inseguridad ha ido en aumento; donde el campo, como uno de los elementos manifestados en el proceso revolucionario como prioritario, se pierde en la atención a otros rubros; donde la migración aumenta por falta de empleo y condiciones adecuadas; donde la pobreza continúa lacerando a gran parte del territorio nacional; donde los sindicatos muchas veces no han cumplido con su misión primordial y se han vuelto organismos para ganar prebendas de todo tipo; donde la educación ha ido dando bandazos sin lograr objetivos seguros…

En fin, muchas situaciones que contravienen a aquellos ideales por los que muchos dieron su vida, así hayan existido otros que entraron a la “bola” para sacar provecho.

La 3T no debe ser sólo celebración de un mero recuerdo, de un México que ya se fue. Debe ser cimiento para las nuevas condiciones del país, faro que ilumine el camino al retomar las ideas que dieron base al conflicto colocándolas al día. ¿Lo ven?